Mónica Cabrera escribió Mondo roto en los primeros meses de 2023. Se trata de una obra de humor político que ve ahora como "una predicción tipo Nostradamus de lo que está sucediendo, la catástrofe y destrucción del país". "Está todo roto", afirma en un momento de esta entrevista con Página/12. Cabrera es la dramaturga y también directora de esta "comedia gótica setentista" -así la describe la sinopsis-, con la actuación de cinco mujeres. Por otro lado, su faceta de actriz está al alcance de un clic: retomó el conocido personaje de La señora que lo votó, creado durante el macrismo, protagonista de videos que sube todos los viernes a su canal de YouTube.
No quiere decir mucho acerca del espectáculo -domingos a las 18 en Abasto Social Club, Yatay 666- para "no condicionar" al público. Lo que se puede contar es que la comedia se inicia como una guía en un museo de historia argentina, y por los avatares de la coyuntura del país y las manías de la clase media deviene en pieza teatral. "La escribí entre enero y abril de 2023. Me convocaron cinco actrices que entrenan conmigo desde hace un tiempo. Escribí sobre lo que tenía ganas", comenta Cabrera. "Es una obra hecha de fragmentos. No hay una historia naturalista ni una narración lineal, sino piezas ensambladas, al estilo del cabaret o del vaudeville. También hay canciones, música. Es un humor un poco oscuro, con cosas góticas. Está fuera de tiempo y nos sorprendió su carácter predictivo de lo que nos está sucediendo", completa. Marila Ducca, Viviana Galichini, Irene Intebi, Susana Martins y Mercedes Savall son las intérpretes. Sofía Herrera Kurtz, la asistente de dirección.
"Mi deseo fundamentalmente es que sea popular", subraya Cabrera, quien piensa que en estos tiempos de hiperconexión virtual mezclada con soledad "el teatro es orgánico, nos baja a la realidad de que somos una red". Como actriz ha vuelto a ponerse en la piel de La señora que lo votó, creada en 2016 y resucitada ahora, en la era de Javier Milei. Todos los viernes a las 21 emite en vivo en su canal de YouTube. Ya hay 14 emisiones de esta nueva etapa del personaje, rodeado por otras criaturas. "Me encariñé mucho con la gente. Me ven de todo el mundo. Antes hacía otra que era Cabrora, una fascista medio milica. Me ponía corpiños en la cabeza, me pintaba bigotes... era el discurso del fascista. La tengo que retomar. Me funcionó mucho la mirada oblicua de La señora, su lugar de víctima. Está confundida, no sabe para dónde ir, tiene una hermana peronista, contrapuntos", expresa.
Por otro lado, el sábado 20 de abril estará a cargo del cierre del cabaret Tropel, en La Carpintería (Jean Jaurès 858), una propuesta de los clowns Lila Monti y Hernán Carbón, que reunirá humor, teatro, danza, música y circo. Una oportunidad para verla en acción.
-Decís que la obra terminó siendo una predicción, ¿en qué sentido?
-En el sentido de lo fascista que está el ambiente. Han habido, en su momento, una cantidad de predicciones bíblicas: humo, invasiones de bichos, virus, sequía... Como si todo nos llevara a la extinción y la cultura tampoco evolucionara para salvarnos. Todo se va crispando más, se pone más vertiginoso e histérico, hasta un punto inverosímil. La crispación de todo -más extremo, fascista y mortal- era lo que yo sentía. De eso habla la obra. ¿Te acordás de ese chico que iba por la autopista, pasó a otro, y cuando llegaron al peaje le metió un tiro en el pecho y lo mató? La figura política es lo fascista. "Callate", "¿por qué?", "te pego un tiro". Hace muchos años que trabajo con el humor. Es muy difícil, porque siempre el humor crispa la realidad, trabaja en el contraste, hace la caricatura. Si tengo una cara que ya es una caricatura, ¿cómo hago la caricatura? Cuando la realidad está toda rota... eso es lo que anuncia el nombre de la obra. Mondo roto es una evocación de la película Mondo cane, "mundo perro", el desastre de la calle, la miseria, bla bla. Es una piedra que viene rodando de arriba de la montaña de hace muchos años y nunca paró. La bola de nieve cada vez más grande. Ahora está todo muy roto.
-¿Cómo se hace humor en una época que implica tanto sufrimiento para tantas personas?
-Yo hago humor negro, de gente lastimada, que perdió cosas, fue engañada... no hay que reclamarle a Milei, sino a Paolo Rocca, (Alejandro) Bulgheroni, la gente que está en el poder. Hay que contar en chiste cómo se hace un aborto clandestino y que la gente diga "qué horror, no sé de qué me río". Arreglar un reloj es re difícil pero te lo arreglan. El humor es re difícil pero hay que encontrarle la vuelta. Yo no tengo más remedio que hacer humor político. Como es tan urgente para mí, no tengo la calma de hacer humor sobre cómo duerme el perro o lo que hacen los bebés o cómo se me cae el jabón o cómo envejezco. Aunque me gustaría no puedo ser existencialista, porque me viene corriendo la infantería y un tipo arriba de una moto me va a volar la cabeza con un coso de gas lacrimógeno y me está apuntando con una bazuka. Lo único que triunfa sobre la muerte es el humor y es nuestro único refugio.
-Retomaste a La señora que lo votó. ¿Por qué el regreso de este personaje?
-Yo veía cómo antes odiaban a la gente que había votado a Macri y a mí me daba pena, porque veía la ignorancia de la gente que toma veneno... como con el cáncer, que la gente tomaba veneno de serpiente para curarse. Adentro de la casa estaba esa gente (que había votado a Macri). La hermana, el hijo, la madre; no era "el enemigo". La gente la quería a La señora, se reía, no me quería matar. La usé para resistir y hablar de la ignorancia. Pensaba también en no ser como ellos. En no odiar. No quiero que se muera nadie. El otro criterio fue: "me voy a tener que reír porque sino me voy a enfermar". Ahora La señora volvió a salir, porque es el mismo asunto. Lo vi a este infeliz balbuceando y me quería dar la cabeza contra la pared y que me saliera sangre. Y dije "no me voy a lastimar". Me puse la vincha y me puse a hacer La señora, a hablar con él, "hola, ¿está el presidente?". Sino me iba a reventar el cerebro. Con Alberto (Fernández) no podía hacerla porque yo era La señora que lo votó. Iba a ser un biodrama. Ahora el personaje despierta odio. Me da espanto porque lo despierta entre gente que no distingue el humor. Ponen "vieja pelotuda", "hay que ser cornuda"... otros ponen "¡no, es una actriz!". "¡Qué vieja de mierda! ¿Para qué difunden esto?", "No, pero es Mónica Cabrera" (risas). La realidad de la ficción.