En el universo del streaming audiovisual existe un mundo más allá de la ficción. Si bien las series y las películas son el contenido por excelencia de las plataformas, hay una enorme oferta de producciones audiovisuales de “no ficción” que cada vez es más requerida por los usuarios. Desde películas documentales a seriadas, pasando por reality shows y programación en vivo, los servicios de streaming están intensificando el desarrollo o la adquisición de contenidos basados en hechos de la realidad o con la participación de “gente común”. Una estrategia que obedece al interés genuino de los usuarios por esta clase de productos audiovisuales, así como también por cuestiones económicas: se trata de contenidos que tienen un costo muy por debajo a los que demandan las ficciones. Un combo tentador que se multiplica en los catálogos de las plataformas audiovisuales.
La única verdad es la realidad
Al hacer un repaso rápido por las plataformas audiovisuales, salta a la vista que no solo de ficción vive la era del streaming. Los documentales periodísticos, los true crime, los reality shows de concursos o supervivencia ocupan un fuerte lugar en la oferta de los servicios de streaming. En mayor o menor medida, todos ofrecen contenidos “non scripted”, en un catálogo global que incluye grandes historias de interés universal con otras menos conocidas pero de fuerte atractivo local. Así lo demuestra no solo la oferta sino también la recepción del público.
En la actualidad, el contenido más visto en Max durante las últimas semanas fue, por ejemplo, la docuserie Menem Junior, la muerte del hijo del presidente, superando a megaproducciones como El régimen, con Kate Winslet como figura. Incluso, y en un registro de puro entretenimiento, realities como Supervivencia al desnudo Latinoamérica (en el sexto lugar) o Hermanos a la obra (séptimo) forman parte del top ten semanal de la plataforma. En Netflix, en las últimas semanas la docuserie Ara San Juan: el submarino que desapareció, o la serie de “true crime” Homicidio: Nueva York también se situaron entre el contenido más visto. En Prime Video, el documental La sociedad de la nieve (2008), sobre la tragedia del avión en la Cordillera de los Andes, también pica en punta gracias al reciente estreno de la película de ficción homónimaen otra plataforma, que reavivió el increíble caso del equipo de rugby uruguayo. Lo mismo sucede en Flow con series como Érase una vez en Qatar o Bilardo: el doctor del fútbol. Claro que cada plataforma lo hace implementando su propia estrategia.
“En Max, en cada territorio lo que buscamos primero es que la historia a desarrollar en documental o true crime esté impregnada en el inconsciente colectivo de la sociedad”, explica Sergio Nakasone, Head of Non Scripted Development & Production, Warner Bros. Discovery, Latin America & US Hispanic. “O sea: la condición es que sea un caso que el público en general recuerde, que sean conocidos. A la vez, como son casos reconocidos masivamente, nos obligamos a tener un nuevo punto de vista, un acceso que en su momento no lo tuvo y puede tenerlo. O, como es el caso de Menem Junior, poder contar toda la historia junta, reuniendo todo lo sucedido y todas las hipótesis, ya que no había un documental que hubiera reunido toda la información”, detalla el ejecutivo.
Por el interés social y político que significó la muerte del hijo del presidente Carlos Menem, la serie documental sirvió como excusa para no dejar nada sin abordar, a la vez que permite acercarse a una época muy particular de la Argentina: los años '90. “En este caso, tratamos de imprimirle multiplicidad de voces, y sobre todo, revivir cosas que quienes vivimos aquellos años los tenemos en el recuerdo, pero que no deja ser impactante volver a verlas -analiza Nakasone-. A nosotros nos pasó cuando revisitamos ciertos archivos en la instancia de desarrollo y postproducción, y creo que al público le está pasando lo mismo. Ver el archivo de Tiempo Nuevo, de noticieros, de ciertos periodistas que ya no están... ¿Y cómo eran las coberturas? Hay una imagen en que se ve al periodista (Julio) Bazán de El Trece alrededor del lugar donde cayó el helicóptero y toma un pedazo de fuselaje con sus manos y lo tira… Hoy, una situación así es impensada”.
Las docuseries o el contenido true crime se viene consolidando paulatinamente en los servicios de streaming. Es un fenómeno global -por eso se pueden ver tantos ciclos de todo el mundo pululando en los catálogos- pero mucho más en la Argentina, un país al que las encuestas señalan como uno de los que más consumen información. De hecho, no existe en ningún lugar del mundo una oferta de ocho señales de noticias nacionales. Esa particularidad argenta estimula la producción de no ficción.
“El género docuserie está creciendo en todo lados, porque no es solamente un tema de la Argentina en particular, sino que se da nivel global. Es una categoría que antes tal vez no era tan habitual y hoy está creciendo”, cuenta Silvana Cataldo, Business Owner de Entretenimiento de Telecom. “Hay diferentes motivos detrás de eso. En el caso argentino, es una sociedad que tiene mucho interés por conocer la vida de alguien o de entender por qué nos pasan determinadas cosas. Hay muchas historias, hechos sin final, que se están desarrollando. Creo que en ese aspecto tenemos una buena oportunidad para la industria nacional: tenemos mucho contenido para generar documentales con historias de nuestro país y de cosas que nos han pasado a los argentinos, que hacen que realmente sean de gran interés. A veces de cosas positivas, otras no tanto”.
En este escenario de transición, cada plataforma se encuentra en pleno proceso de construcción de su propio perfil diferencial, a la vez de analizar sus audiencias. El caso de Prime Video es interesante: surgido en 2017, el servicio audiovisual de Amazon había irrumpido con una búsqueda más autoral, como una forma de diferenciarse de Netflix, de corte popular. Hoy, la competencia que se da en un mercado que da señales de haber llegado a un punto de saturación, llevó a que las grandes plataformas pugnen por acaparar la atención de audiencias masivas ara sostener sus millonarios presupuestos de producción.
“En nuestro caso, hemos sido inicialmente un poco tímidos y precavidos, pero sabemos que es un género que atrae a audiencias masivamente, por lo que hemos incursionado en el documental”, confiesa Camila Misas, Head of Local Originals Argentina, Chile y Colombia de Prime Video. “Hicimos una serie documental como Colonia dignidad en Chile, otras en México, pero vamos paso a paso. No tenemos una librería de documentales o true crime tan extensa como otras plataformas porque escogemos muy cuidadosamente qué es lo que creemos le va a gustar a nuestro público”, agrega. Actualmente, en Prime Video se puede ver desde La historia de Uber hasta Frida o Simeone, pasando por adquisiciones locales como El secreto de Aramburu, Olmedo, el rey de la risa, Fontanarrosa o la serie sobre la Selección Argentina Camino a Qatar.
Una cosa positiva de estos tiempos: entre tanto “ruido” sobre la era dorada de las series, se pierde de vista que las plataformas están cumpliendo un rol relevante para el desarrollo documental, ampliando su exhibición a públicos que de otra manera -tal vez- nunca se hubieran topado con trabajos del género. Si para las grandes masas el documental era un género periférico, al que había que ir a buscar a su circuito, los servicios de streaming lo pusieron al alcance de la mano de los usuarios. Y no solo eso: por su flexible forma de exhibición y consumo, le dan la posibilidad al género de profundizar en las historias con abordajes seriados de varios capítulos.
“Las plataformas le están dando lugar a un un resurgir del documental”, afirma Cecilia Abraham, directora de contenidos no guionados de Max para Latinoamérica y mercado hispano de Estados Unidos. “Claro que nos obligó a contar los documentales de otra manera, porque si bien hay lugar para documentales de nicho, en general la búsqueda es a un público más transversal. Eso requiere un ritmo más actual, también, porque tenemos un montón de audiencias que también consumen otro tipo de medios, que obligan a explorar un ritmo nuevo de documental para quedarte atrapado. También hay una nueva forma de contar: las plataformas no tienen un tiempo tan estricto, dan el espacio a contar en los tiempos que se necesiten para que sea atractivos, para que tengan ritmo, para que no sobre tiempo y que la gente se quede enganchada”, enumera la ejecutiva.
Nakasone no duda sobre la revalorización que la plataformas hacen de los documentales. “Creo que el gran aporte en la narrativa del streaming, más allá de que nos cambió el hábito, fue recuperar a los documentales, que era un género demodé, que se lo identificaba como aburrido, como que iba en plena decadencia… El streaming lo relanzó porque lo obligó a tener que estar en los estándares casi de la ficción, a nivel giros y narración: todos los capítulos tienen que tener un gancho para que el público quiera ver el capítulo que sigue”.
La realidad es un show
No solo del true crime o de los documentales se vale la biblioteca “no ficción” del streaming. También el entretenimiento forma parte de la oferta, con una gama de reality shows que van desde desafíos de supervivencia a los de cocina, pasando por el seguimiento a la intimidad de celebridades o la remodelación express de casas. Programas como Naked and Afraid o Supervivencia al desnudo (Max), LOL o Temptation Island (Prime), A cantar o ¿Es pastel? (Netflix), El precio de la historia (History en Flow), son solo algunos de los numerosos exponentes del género que invaden el streaming. En cierta manera, este tipo de contenidos funcionan como una suerte de contrapeso y relax entre tanta realidad volcada al drama.
“Para nosotros el contenido de no ficción es súper importante, al punto que una de nuestras grandes franquicias, como LOL, se extendió por todo el mundo y con muy buenos resultados”, afirma Camila Misas, de Prime Video. “También el contenido de revelar, de correr la cortina al camarín, mostrar lo que no se ve, también es fundamental porque le estamos dando algo único a nuestra audiencia. En eso es cuando nos enfocamos al hacer contenidos de no ficción. ¿Qué podemos contar que la gente no sabe? Y podemos tener el éxito que tuvimos con De viaje con los Derbez en México, que ya tiene cuatro temporadas, y que queremos replicar en la Argentina con los Tinelli”, adelanta la ejecutiva del servicio de streaming de Amazon.
Sin la instantaneidad original que el género asume en la TV lineal, y mucho menos la interacción en redes que provoca el “vivo”, las plataformas buscan en los reality shows la posibilidad de enganchar a los usuarios con otros recursos, diseñando temporadas y capítulos que puedan mantener la atracción en el tiempo. Incluso, la manera de programarlos varía en función de qué es lo que mejor funciona para cada reality en sí: a algunos se los estrenan de a un capítulo por semana, mientras que a otros se los suben a temporada completa para favorecer el maratón.
“Si bien los realities apuntan a un público transversal, al no tener la repercusión del día a día en noticieros o panelistas, buscamos contenido que no sea tan momentáneo, con otra manera de ser contado”, reconoce Cecilia Abraham, de Max. “Hay realities como Bake Off, que grabamos hace dos años, pero que al no ser tan cotidiano se sigue viendo hoy. Al no correr con los tiempos, no hay necesidad de comprimir, entonces hay libertad para buscar profundidad y calidad. En este punto, el documental y el reality en streaming comparten muchos elementos narrativos, como la necesidad de usar ganchos y un ritmo sostenido”.
Mas allá de las cuestiones artísticas, el desarrollo de los realities le aportan a los servicios de streaming un aspecto no menor en términos de captación de abonados: la cuestión local. La posibilidad de contar con contenidos realizados localmente, con participantes regionales, es una demanda que las plataformas estimulan y que ciertos usuarios celebran.
“El entretenimiento -especialmente los programas que tienen casting y talentos, porque hay muchos con celebridades- es muy importante para los mercados locales. Por eso siempre nos aseguramos que los castings acompañen a cada uno de los países, más allá de las temáticas: los argentinos valoran ver a compatriotas participando, los mismos que para los mexicanos”, puntualiza Abraham, de Max. En el mismo sentido, Misas subraya que el contenido de no ficción “ancla” a las plataformas a los territorios locales. “Es un contenido diferencial -detalla la ejecutiva de Prime Video- para la gente en su territorio, que por ahí conocen mucho a determinado famoso, a su familia, que creen conocerla muy bien, y que este contenido le brinda algo nunca antes visto.”
Diferente es el caso de Flow, la plataforma de Personal, cuyo diferencial es que -además de VOD- le da a los usuarios la posibilidad de ver TV lineal en vivo desde la aplicación. Allí sí el consumo de realities de la TV abierta, como Gran hermano, se puede realizar en simultáneo a la emisión de Telefe. “La performance del consumo de GH en vivo es altísimo: así lo demuestran las métricas en los horarios en los que se emite”, afirma Cataldo. “Pero lo loco es que mucha gente que no pudo ver la emisión en vivo y hasta que sabe qué pasó, lo mira también en otro momento en diferido. El reality en vivo, tipo GH o Masterchef, marcan un hito de consumo que no alcanzan los enlatados”, ejemplifica.
Justamente el streaming en vivo es uno de los contenidos más buscados por las plataformas en el último tiempo. Los grandes eventos, sobre todo los deportivos pero también los musicales, acaparan grandes audiencias. En el caso de Flow, el mayor consumo de contenido en su app es de TV en vivo. “El traccionador es la tele en vivo-confiesa Cataldo-. Las horas de consumo de TV en vivo es superior a cualquier otro contenido. Nuestro cliente ingresa a Flow para consumir TV en vivo, y a partir de allí conoce el resto de la propuesta de películas y series VOD”.
Mientras Netflix ya prueba el streaming en vivo con grandes shows (el 20 de julio transmitirá la pelea entre el excampeón mundial Mike Tyson y la celebridad Jake Paul), Disney/Espn/Star lo hace con la emisión en exclusiva de eventos deportivos, Max con la ceremonia de los Oscar, en Prime Video están camino a sumarse a la tendencia. “En España tuvimos una gran oportunidad el año pasado con la vuelta de Operación Triunfo y fue muy exitoso. En Latinoamérica todavía no lo hemos hecho, pero esperamos poder hacerlo pronto”, adelanta Misas.
Entre el voluminoso catálogo de series y películas, el contenido de “no ficción” no para de crecer en las plataformas, posicionándose como una oferta que paulatinamente incrementa su atractivo en temáticas y calidad. Sea a través de documentales, realities o eventos en vivo, los servicios de streaming se valen cada vez más de la realidad para capturar la atención de audiencias que ya son tan masivas y heterogéneas sino más bien volátiles.