“Caída” e “incertidumbre” son algunas de las expresiones que se repiten en el ámbito del turismo bonaerense. De hecho, hay quienes hablan de “un nivel de ocupación similar al del 2001” con los datos de la temporada de verano 2024 sobre la mesa. Los datos oficiales que maneja la Provincia da cuenta de una baja de la ocupación respecto a 2023 con el agravante de que el consumo se desplomó un 40 por ciento. A su vez, todos llegaron a la misma conclusión, y es que la merma en el gasto se evidenció en la clase trabajadora.

“El futuro para los gesellinos será triste”, dice Jorge Cocco, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Afines (AHRCA) de Villa Gesell, a Buenos Aires/12 sobre el saldo que deja esta temporada que terminó en la previa al fin de semana XL que pareció darle un respiro a la actividad. Al frente del Hotel Albatros, Cocco subraya que “dejando de lado todo pensamiento político, este Presidente no da seguridad de nada, sólo de que el futuro es malo para el trabajador”.

Cocco hace hincapié en la inestabilidad económica que se profundizó desde el 10 de diciembre y que llevó a muchos hoteles y restaurantes a cerrar sus puertas en marzo e incluso parte de febrero por falta de reservas y aumento de costos. En estos casos, recién volvieron a convocar a sus trabajadores para el fin de semana largo de Semana Santa y son quienes más dudas tienen de cara a las inversiones que deben realizarse para los próximos feriados turísticos o el verano.

El agravante que vaticina Cocco es que los empresarios no encuentran incentivos para invertir en mantenimiento y refacciones porque los precios ascendieron exponencialmente. “No saben qué hacer con la plata que se pudieron guardar, porque pierde valor pero a su vez no alcanza para mucho y entonces la preocupación también está en los trabajadores de Gesell que se suelen ocupar de estas tareas año a año”, cuenta.

Pero Villa Gesell no fue una realidad aislada. “La única certeza que tienen los empresarios es que les va a aumentar la luz un 270 por ciento”, dice Diego Ginestra, secretario de Turismo y Ambiente de Mar Chiquita. “Fue una temporada pésima, donde hubo hoteleros que se encontraron con menos ocupación que en el post 2001 por la incertidumbre”, agrega Cristian Escudero, a cargo de la cartera turística de La Costa.

Esta inseguridad, producto del fuerte aumento de los costos para brindar servicios, nace en momentos previos a las elecciones de 2023, pero, indican, se acentuó abruptamente desde la asunción de Javier Milei. La consecuencia inmediata fue que provocó un cambio en los hábitos vacacionales de los visitantes en los destinos costeros y serranos de la provincia.

Estadías más cortas, pocas o nulas salidas a comer, una elevada preferencia por un hospedaje económico en una casa y no en un hotel, caída de las reservas en hospedajes de una o dos estrellas y una menor asistencia a espectáculos y actividades de entretenimiento, fueron las decisiones más repetidas durante la temporada.

En lo que respecta a la ocupación, la frialdad de los números se reflejó, principalmente, en la segunda quincena de febrero. En Mar del Tuyú, dentro del partido de La Costa, la ocupación hotelera cayó al 8 por ciento en la cuarta semana de febrero, cuando había sido del 55 en el mismo período de 2023. En Mar de Ajó, dentro del mismo municipio, la tercera semana de febrero marcó una ocupación del 30 por ciento contra el 100 que tuvo en 2023.

Otro ejemplo es Mar Chiquita que padeció una merma del 40 por ciento de ocupación en promedio. Si se desglosan las semanas que van desde diciembre hasta los últimos días de febrero, se observa que durante enero la caída interanual estuvo entre el 10 y el 20 por ciento según la localidad, pero entrado el segundo mes, ciudades como La Caleta marcaron una ocupación de sólo el 50 por ciento la última semana de febrero cuando en 2023 había sido del 100 por ciento.

“La temporada terminó con el Carnaval”

La provincia de Buenos Aires recibe, según sus registros, entre el 40 y el 45 por ciento del turismo interno del país. En este marco, Cocco explica que los fines de semana largos de las fiestas al cierre de diciembre fueron “muy buenos”. Pero que la primera quincena de enero “fue lamentable”. La segunda mitad del mes “fue un destape sorpresivo” de gente que se movió sin reservas previas y decidió vacacionar a último momento.

“Venían a los mostradores de los hoteles buscando precio, consultando, y ese movimiento se vio reflejado en la gastronomía, donde muchos restaurantes que estaban acostumbrados a tener una segunda o tercera vuelta de cubiertos en una noche celebraban una vuelta y media”, cuenta el dirigente hotelero sobre lo que vivió Villa Gesell.

Este panorama motivó, dice, a que comerciantes gastronómicos y hoteleros cerraran sus puertas una vez que terminó el fin de semana largo de carnaval, al finalizar la primera quincena de febrero. Muchos optaron por no abrir al público la mitad de febrero y casi todo marzo para volver a prestar servicios recién el fin de semana largo de Semana Santa.

La lectura de Cocco encuentra eco en el gobierno de Axel Kicillof. “La temporada se terminó con el Carnaval”, asegura Soledad Martínez a este medio. La subsecretaria de Turismo de la Provincia no sólo valida las palabras del representante de los más de 300 socios de AHRCA, sino que agrega que los sectores cuyos ingresos están por encima de la clase media “y son los que siempre se van de vacaciones”, no manifestaron una reducción en sus gastos. El golpe, subraya, se manifestó en las clases populares.

Martínez detalla que, por ejemplo, en ciudades como Mar de las Pampas, Villa Gesell o Cariló en el municipio de Pinamar, la ocupación se mantuvo elevada. Lo mismo sucedió con los hoteles de tres o cuatro estrellas de Mar del Plata. “La caída se ve en los hoteles de una o dos estrellas, en las cadenas de pizzerías o minutas y no en los restaurantes”, señala la funcionaria de la cartera de Producción, Ciencia e Innovación a cargo de Augusto Costa.

La clase trabajadora decidió viajar a último momento, con una incertidumbre total por su fuente de trabajo, algo que se terminó de hacer palpable con la cantidad de despidos por el freno de la obra pública nacional o el retiro del incentivo para los docentes”, indica Martínez.

A este escenario le computa una variable que percibió en la última reunión del Consejo Federal de Turismo que se realizó en Córdoba a mediados de marzo. "No hay política a futuro desde el Gobierno nacional, no hay una línea de acción, sólo hablan del programa Cuota Simple que son cuotas con interés mientras que el Banco Provincia tiene cuotas fijas sin interés para hoteles", resalta.


El consumo se desplomó

“En charlas con supermercados e inmobiliarias, se vio que hubo mucho alquiler de casas, y esos son los casos de quienes se cocinan en sus hogares, se quedaban alrededor de cuatro o cinco días y, a lo sumo, salían una noche a comer afuera”, cuenta Cocco.

Su relato se condice con el documento elaborado por el Consejo Provincial de Turismo (Corpotur) que se reunió a fines de marzo. El texto expone como principal en el sector la preocupación por la caída de un 41 por ciento en el consumo a lo largo de toda la temporada bonaerense.

A su vez, el ente integrado por el Poder Ejecutivo provincial, los siete polos de desarrollo turístico, universidades, el sector privado y el Colegio de Profesionales en Turismo de la Provincia, remarcó que la cantidad de turistas en la provincia de Buenos Aires había aumentado año a año luego de la pandemia.

“Esta temporada fue la excepción: la cantidad de turistas cayó junto a los niveles de ocupación hotelera mientras que el gasto turístico se desplomó”, señala el documento, en relación al retroceso cercano al 2 por ciento respecto a 2023 según datos del Ejecutivo provincial.

En la misma sintonía, desde la subsecretaría de Turismo que comanda Martínez presentaron un informe que relevó los consumos con tarjetas de débito y crédito del Banco Provincia durante la temporada. Según los datos obtenidos, el consumo en pesos con tarjetas de débito y crédito Visa, y crédito Mastercard muestra una caída del 40 por ciento en enero 2024 y del 35 en febrero 2024 respecto al 2023 a valores constantes de febrero 2024.

“Esto representa una caída interanual del 38 por ciento en el promedio de enero y febrero 2024”, detalla. Así, en el primer bimestre del 2023 se gastaron 29.708 millones de pesos, mientras que en el mismo período de 2024 fueron 18.357 millones de pesos, siempre a valores constantes de febrero de este año.

De todas maneras, para Martínez “la gran caída la vamos a ver la temporada que viene”. “El poder adquisitivo no deja de caer, la mayoría de los salarios no crecen por encima de la inflación, ahora va a impactar la desregulación de las tarifas, por lo que el descanso y el ocio van a quedar relegadísimos”, sostiene.

Derrumbe en la ocupación trabajadora

Del informe elaborado por la cartera turística bonaerense, se desprende que en 25 de los 30 municipios relevados hubo una caída en la ocupación. El panorama más negro se vivió en la segunda quincena de febrero, donde hubo más de 1.171.000 turistas menos que en 2023. De marzo aún no se tienen datos oficiales, pero aseguran que no hubo ninguna señal de recuperación.

Recorriendo los distintos destinos, a 17 kilómetros al norte de Mar del Plata se encuentra Mar Chiquita. En el municipio que cobija la única albúfera del país, un espejo de agua de 27 kilómetros de agua lindero al mar, se percibió cómo en las zonas balnearias de Barlovento o El Mirador, que apuntan a un público de altos ingresos, mantuvieron una afluencia elevada de turistas. No así en las playas usualmente concurridas por la clase trabajadora.

“En Santa Clara del Mar, las carpas que están en un valor de cien mil pesos el día estaban ocupadas, pero los que tienen precios de entre 30 y 60 mil pesos, que buscan un público popular, tenían una ocupación de un 50 por ciento”, explica Ginestra, el secretario de Turismo del municipio.

Asegura que los fines de semana hubo picos de ocupación por encima del 80 por ciento, lo que manifestó un claro movimiento de visitantes por pocos días y “con poco gasto en servicios turísticos”.

Con un municipio que tuvo un incremento en su población por encima del 50 por ciento según el Censo 2022, Ginestra lamenta la retirada del Estado nacional en lo que respecta a la obra pública, por la necesidad de seguir adecuando los servicios públicos como el agua y el gas. “Esto desmotiva la inversión en el sector”, afirma.

Además, la inestabilidad en los precios y el excesivo aumento de los costos para los hoteles desalienta una serie de iniciativas que su cartera tiene proyectadas para los meses de temporada baja. “Queremos apostar al turismo deportivo y de experiencia, por la albúfera y la geografía a lo largo de Mar Chiquita, pero nos pasa que dos de los tres hoteles que están en la laguna ya nos dicen que no creen poder abrir por los aumentos en la electricidad, por ejemplo”, relata Ginestra.

Por el lado del Municipio de La Costa, Escudero sostiene que “se notó cómo en los hoteles de tres o cuatro estrellas la ocupación estuvo encima del 70 por ciento, mientras que en los de una y dos estrellas fue muchísimo menor”. Según su mirada, el movimiento en Semana Santa fue producto de quienes no pudieron organizar sus vacaciones extendidas en el verano producto de la incertidumbre económica y apostaron a un viaje de fin de semana largo cuando los precios tienden a bajar.

“En general, la cantidad de gente en la temporada bajó entre un 30 y un 35 por ciento en los hoteles respecto al año pasado, y hubo una caída en cubiertos del 25 al 40 por ciento”, señala Escudero.

Este escenario deja “miedo” para los próximos meses porque el aumento en las tarifas de la energía, por ejemplo, enturbian los planes de abrir hoteles o restaurantes durante el invierno y la primavera.

“Esta semana tendremos una reunión con las cámaras del sector, porque en muchos casos hablamos de emprendimiento de familiares de tercera generación, que no quieren dejar en la calle a los empleados de toda la vida, porque son sus vecinos o sus parientes, y van a preferir sostenerlos con lo que recaudaron en el verano”, remarca.

En el caso de Necochea, los datos recabados por la subsecretaría de Turismo bonaerense muestran un decrecimiento en la ocupación durante diciembre, enero y la primera mitad de febrero que oscila, semana a semana, entre el 10 y el 20 por ciento en relación a 2023. Pero la fuerte caída se ve en la última semana de febrero, cuando se registró una ocupación del 50 por ciento cuando el año anterior, en el mismo período, fue del 73 por ciento.

Por el lado de General Pueyrredón, cuya ciudad cabecera es Mar del Plata, no aportó los datos suficientes en las encuestas enviadas por la provincia como para evaluar su situación. 

En las sierras, particularmente en Tornquist, se evidenció un ocupación similar al 2023 en enero y los primeros días de febrero, pero durante la tercera semana del segundo mes del año la asistencia de turista cayó al 51 por ciento, contra el 100 reportado el año anterior. 

En Tigre, la región del delta, se padeció la mayoría de enero y se vivió un leve repunte los primeros días de febrero. Aunque el mazazo post carnaval también le llegó con una ocupación del 57 por ciento en la tercera semana de febrero contra el 95 por ciento que había comunicado en 2023.