En la mundialización actual del capitalismo financiero el llamado "sujeto histórico" ha dejado de existir. La idea de una clase social objetiva y oprimida y a su vez predeterminada para una transformación histórica ya no es más operativa. La fragmentación de lo social, las distintas figuras del individualismo contemporáneo, la intervención de las tecnologías en la producción de subjetividades hace imposible que comparezca lo que anteriormente se denominaba el sujeto histórico.
En cambio si entendemos por "sujeto político" a un conjunto de fuerzas articuladas alrededor de un proyecto político que se oponga a la dominación neoliberal y cuyo estatuto es siempre contingente, podemos aceptar el término.
Las tres cuestiones que se plantean en la Argentina actual son, primero, si el tronco central en el que el sujeto político se debe sostener es el peronismo; segundo, si en ese peronismo el kirchnerismo es su clave determinante; tercero, si el peronismo aún está abierto a otra vuelta de tuerca que lo proyecte más allá de sus identidades históricas, como se advierte en una nueva pero experimentada generación de dirigentes.
Estos dirigentes, al estar realizando la experiencia inédita de vivir bajo un proyecto de ultraderecha neoliberal, van probando en cada una de sus intervenciones un nuevo horizonte para sus apuestas políticas.
Si nada de esto ocurre, dado que no es obligatorio que suceda, la Argentina que hemos conocido se irá desvaneciendo.