“Cada vez más en casa”, insiste Joaquín Sabina que se siente al llegar a la Argentina, al tiempo que la prensa insiste en indagar sobre esa relación que siempre se ha mostrado estrecha. Esta vez, el motivo es la presentación de un disco reciente: Lo niego todo, nombre de un tema en el que el personaje de Sabina puede burlarse del personaje de Sabina. “Rejuvenecido”, dice que se siente el madrileño por este volver al ruedo que le ha dado aires frescos: el de la coautoría con el poeta Benjamín Prado y la producción con el ascendiente músico del rock español Leiva, que esta vez releva a Pancho Varona y Antonio García de Diego, productores habituales de sus trabajos. “Tras tras más de treinta años trabajando juntos éramos como un matrimonio sin sexo... ¡porque ellos no quieren!”, graficó el cantautor de Ubeda en la conferencia de prensa que brindó ayer.

La gira de presentación de Lo niego todo ya llevó a Sabina por Perú y Chile, y seguirá ahora por San Juan (mañana), Córdoba (el sábado), Rosario, Mar del Plata y Neuquén. Y por el porteño Luna Park, en una serie de conciertos que comenzarán el próximo 11 de noviembre y que seguirán en diciembre con once fechas anunciadas hasta el momento. A los 68 años, el español puede hacer repaso y hablar en tiempo presente de lo que significa cantar, ser y parecer, envejecer, seguir siendo Sabina. Como en la “canción réquiem” que da nombre a su nuevo disco (el decimoctavo que lleva grabado en estudio, a los que se suman otros cinco en vivo y tres recopilatorios). 

La idea de “Lo niego todo”, cuenta, apareció con un titular que leyó en un diario chileno: “Llega a Chile el profeta del vicio”. “Cuando vi eso, pensé: ¡cómo me sobrevaloran!”, se ríe. “Quise burlarme de tantas tonterías y cursiladas: ‘El poeta del asfalto’ y esas cosas. De esa caricatura a la que tal vez yo, por ser muy bocazas, y por la vida noctámbula y callejera que llevé durante tantos años, di pie”. De esas canciones y de las de antes, de España y de la Argentina, habló Sabina en la conferencia que dio en Buenos Aires.

- Rejuvenecer. “Quería un clima nuevo. Porque hay músicos con los que llevo treinta y cinco años, y ya es un matrimonio sin sexo... ¡porque ellos no quieren! Necesitaba rejuvenecer un poco el estilo y el ritmo, mezclarme con otras ideas, y la unión con Benjamín, en el ping pong de las metáforas, y con Leiva, que tiene treinta años menos que yo, es un rockerito muy emergente, a quien traje hace años a tocar en Boca conmigo, ha sido para mí muy revitalizador. Hemos hecho las canciones como hace veinte años, sin dormir y con mucha pasión. Siempre digo que no me sucedía esto desde 19 días y 500 noches. Desde entonces no había tenido esta urgencia, esta necesidad de contar. Es verdad que en ese entonces a veces me ayudaba con unos polvitos blancos, y desde entonces ya no, y cuesta más.  Siento un gran rejuvenecimiento”.

- Benjamín Pardo y Leiva. “Con Benjamín en este disco nos hemos peleado a gritos y a muerte, y luego nos abrazamos y decimos: “qué suerte, qué orgullo, pelearnos por un acento, por una metáfora, y no por una chica o por una bandera”. Con Leiva también discutí cada nota y cada maqueta en el armado. El me había escrito una carta después de un concierto mío, donde decía que no quería morirse sin producirme un disco. Recordé aquello y lo llamé. El acababa de grabar su disco, estaba en plena promoción, vino conmigo y dejó su disco tirado. Encontré en él no un fan sino un médium, un tipo que sabía perfectamente lo que yo quería y con lo que yo soñaba. El escribía y eran mis palabras. No sé cómo, pero lo hizo. También en el plano humano quedó sellada una amistad, vendrá ahora a tocar un par de días conmigo”. 

- El último disco. “Cuando saqué el último disco, anuncié que sería el último. ¡Es lo que llevo diciendo hace veinte años! Porque siempre pienso que ya no voy a tener la energía y las ganas de ponerme a escribir. La verdad es que ya estaba un poco aburrido de mi trabajo en estudio, no en directo. Disfruto mucho de las giras, de los viajes, del escenario. Pero grabar hoy se ha convertido en algo tan tecnológico que se tardan tres horas en darle a un botoncito y cambiar no sé qué porquería. Y si desafinas, el botoncito te afina, cosa que a mí me revienta, ¡porque a mí me gusta desafinar! Estaba un poco harto del estudio. Pero esta vez ha sido un proceso mucho más rápido, muy creador y con otra gente ahí, me he vuelto a aficionar. Eso no quiere decir que haya más discos, o que haya más giras multitudinarias”.

- A futuro. “Me veo dentro de unos años tocando en teatritos, acústico, donde la relación con el público es menos tribal y más emotiva. Supongo que haré algunos discos más, eso sí. ¡Tengo dos hijas y Hacienda me persigue!”.

- Las canciones nuevas. “Hoy va todo tan de prisa, los discos se bajan o se pasan y al día siguiente de salir ya lo han oído. Entonces, presentar canciones nuevas no es tan duro como antes, que era bien jodido. La gente quería oír siempre los clásicos. Hoy hasta es molesto, porque creo que los voy a sorprender ¡y se las saben a las nuevas! Para los músicos es muy estimulante tocar cosas que no has tocado quinientas veces. ¡Aunque no puedas ya sorprender a casi nadie!”.

- Bob Dylan. “El fue durante años mi principal inspiración. Yo decía: si un tipo con esa voz es capaz de hacer discos y que la gente los compre, pues yo también. Y luego me gustaba su modo caótico de describir el mundo en que vivía, y ese modo tan duro de sus canciones de amor. Y también me gusta mucho su biografía, excepto que yo, que soy un poco más educado que él, habría ido a recibir el Nobel”.

- Joaquín y Sabina. “Siento esta tierra realmente cercana. Tanto, que alguna vez traté de comprarme un departamento en un hotel de Buenos Aires. Pero después de dar la seña y todo, el dueño del hotel me traicionó y se lo vendió a unos japoneses, así que no he ido más a ese hotel. La Argentina es un país tan querendón que a veces me ha hecho reír mucho. Como aquella vez que salimos de un concierto y nos empezó a seguir un tipo, a toda velocidad. Nos asustamos, porque veíamos que se podía matar. Lo dejamos acercar y vemos que saca un niño por la ventanilla: “¡Se llama Joaquín!”. ¡Bien, pero guarda al niño! Seguimos, y el tipo seguía detrás. A los doscientos metros, volvimos a parar en un semáforo, y saca a una niña: ¡Se llama Sabina!”.

- La independencia catalana. “Los españoles y los catalanes llevamos dos meses completamente hartos de hablar de esto. En Europa, el nacionalismo ha sido la causa de todas las desgracias, de todas las guerras y de toda la sangre, durante todo el siglo XX. En el último lugar fue en Los Balcanes. En España, desde la Constitución del ‘78, hemos tenidos los cuarenta años más libres, democráticos y prósperos que había tenido España jamás. Cataluña es la zona más rica de España y tiene mayor libertad que cualquier país federal. Una banda de... políticos, profundamente irresponsables, que han estado a puto de llevar a los catalanes a un abismo imposible. No digo los catalanes contra los españoles, porque lo primero que han hecho ha sido poner a los catalanes de un lado y del otro. Estoy radicalmente contra el nacionalismo y contra la división, creo que en el siglo XXI tenemos que construir puentes, no levantar fronteras”.

- Serrat y la grieta. “Lo peor que ha dejado todo este asunto de Cataluña es la división entre las familias, el no poder cenar con tu cuñado porque él está de un lado y tú del otro. Los independentistas han hecho un mundo de mejores catalanes y peores catalanes, o no catalanes. Es una cosa diabólica. Lo de Serrat ha sido muy duro, porque él es un emblema de la catalanidad; cuando el Barça gana una copa, Serrat va al centro del campo a cantar su himno. Y ahora algunos le llaman fascista por la calle. ¿Te lo puedes creer? Eso está pasando, es terrible...”. 

- Macri. “De Macri puedo decir poco porque me gusta hablar con opinión sobre causa y esta es la primera vez que vengo desde que está él. Sí me tiene estos días dando qué pensar que en todas las tertulias se habla de ‘la grieta’. Ese ‘nosotros somos los buenos, vosotros sois los malos’, que parece que pasó durante la época de Cristina Kirchner. Y si es verdad que pasó, romper esa grieta me parece importante, que los enemigos políticos no sean enemigos sino solo adversarios. Eso es todo lo que puedo decir de este gobierno. En lo demás, seguro que son un gobierno de ricos”.