Los lanzamientos desde el punto del penal le dieron al Athletic de Bilbao su Copa del Rey más deseada, la que no había podido conquistar durante 40 años de espera y seis intentos fallidos. Tras el 1-1 ante Mallorca en los 120 minutos disputados en el estadio La Cartuja de Sevilla, el conjunto vasco tuvo más puntería que su rival en la definición por penales y se quedó con el segundo trofeo en importancia en el fútbol español.
Desde 1984, cuando de la mano de Javier Clemente venció al Barcelona de Diego Armando Maradona y Bernd Schuster, el Athletic no levantaba un trofeo fetiche en su historia, ya que lo conquistó en 24 oportunidades, el segundo que más lo logró detrás del Real Madrid. Y el héroe del conjunto dirigido por Enrique Valverde resultó el arquero Julen Agirrezabala, habitual suplente por detrás del internacional Unaí Simón, que detuvo un penal clave en la definición para llevarse el triunfo. Su nombre quedará asociado al de los hermanos Iñaki y Nicolás Williams y el histórico Iker Muñain, símbolos de un club con un impresionante arraigo popular y representante indeleble del País Vasco.
Dani Rodríguez adelantó al Mallorca en el primer tiempo, mientras que Ohian Sancet señaló el empate que llevó el duelo primero al alargue y luego a los penales. Allí apareció Agirrezabala para detener el remate de Manuel Morlanes y darle la primera ventaja a su equipo. Luego, el serbio Nemanja Radonjic desvió también su disparo, lo que allanó el camino del triunfo vasco. Alex Berenguer finalmente anotó el penal que desató la locura en Bilbao. Así quedaron atrás las finales perdidas en 1985, 2009, 2012, 2015, 2020 y 2021.
Además de la alegría por un título tan postergado, la victoria le garantiza al equipo dirigido por Ernesto Valverde un cupo para la próxima edición de la Europa League. Además, tanto Mallorca como Athletic de Bilbao ya cuentan con su boleto a la Supercopa de España, a disputarse en enero de 2025, cuando se medirán ante el campeón y subcampeón de la actual temporada de La Liga.
Más allá de la ausencia de trofeos en las últimas cuatro décadas, el Athletic Bilbao es una institución gigante en la historia del fútbol español: es el cuarto club más antiguo y uno de los tres que nunca descendió de categoría, junto con el Real Madrid y el Barcelona, al tiempo que se mantiene fiel a su particular filosofía de alinear únicamente a jugadores de origen vasco. Con este título, recuperó parte de su estirpe copera, esa que estuvo dormida durante 40 años, pero que se reflotó en una noche inolvidable en el estadio La Cartuja de Sevilla, antes unos 40 mil vascos que deliraron como nunca.