Ni el entorno amigable ni los elogios del entrevistador bastaron para que Javier Milei pudiera disimular el fastidio que le produce el más mínimo esbozo sobre la posibilidad de que sus políticas fracasen. El presidente reaccionó con violencia y calificó de “grosero” a un periodista paraguayo ante una simple pregunta sobre el futuro del país en el caso de que sus medidas económicas no tengan los resultados que imagina. “Justamente lo que estoy demostrando es que sí se puede hacer. He mandado el programa de reformas estructurales más grande de la historia de la humanidad”, lanzó visiblemente molesto, incapaz de diferenciar la terquedad para acelerar a fondo con el riesgo cierto de estrellarse.
Milei repitió ayer su cantinela habitual sobre la casta, el socialismo, el ajuste inevitable y la educación pública como “picadora de carne” al participar de manera virtual de la presentación en Paraguay de un libro de uno de sus exégetas de cabecera, el conductor y animador Eduardo Feinmann, en el que también hablaron el presidente paraguayo Santiago Peña, el ex mandatario español Mariano Rajoy y el opositor venezolano Juan Guaidó.
Luego de agradecer los elogios de Peña, el argentino se explayó sobre el daño que generarían los populismos, celebró la posibilidad de “dar esta lucha juntos” y destacó el supuesto apoyo de la región a la que su política exterior da la espalda, que personificó en el uruguayo Luis Lacalle Pou. “Nosotros en nuestro planteo creemos que la forma de solucionar esto excede a las instituciones, excede a la definición de polilogismo, excede a un montón de formatos convencionales que se usan en términos de lo que es la pelea, en el fondo, contra el socialismo. Porque el populismo no es ni más ni menos que una vertiente del socialismo. En el fondo, ahí necesita recurrir al Estado, la intervención. Entonces, para nosotros el eje central de la discusión pasa por la batalla cultural. Lo que usted tiene que hacer es llevar esta batalla cultural al límite, de modo tal que lo que se discute en el fondo terminan siendo los valores morales”, dijo.
El estallido violento
Fue tras esa perorata que el periodista Jorge Torres Romero, que conducía el evento, elogió el discurso de Milei y le preguntó qué pasaría si sus políticas no prosperaran. “Me parece que tu apreciación es absolutamente desafortunada. Estás rayando la grosería”, reaccionó con la virulencia harto conocida. “Vos me estás diciendo ‘ustedes describen muy bien, pero después pasan estos desastres’. Te aviso que yo recién ingresé en política hace dos años. Y que llevo recién como Presidente de la Nación poco más de casi 120 días. Por lo tanto, esa apreciación es absolutamente fuera de lugar y no tiene ningún sentido”, dijo, y se ilusionó en que “justamente lo que estoy demostrando es que sí se puede hacer” porque “he mandado el programa de reformas estructurales más grande de la historia de la humanidad”, sin reparar en el fracaso de su “ley ómnibus” ni en el rechazo de su mega DNU en el Senado.
“Presidente, creo que usted no entendió”, retomó el periodista, que intentó explicar su pregunta, pero Milei volvió a interrumpirlo. “Le pido por favor que además no me insulte, lo entendí perfectamente. Que usted no esté al tanto y haga referencias inválidas no es que yo no lo entendí. Usted se comportó como un grosero”, retrucó.
“Yo le decía al presidente, con todo respeto, yo no me sulfuro, que cuento una realidad. Yo comparto cien por ciento las medidas económicas impulsadas por usted. Acá el colega Feinmann me decía que usted no tiene ambiciones de seguir o de potenciar o de construir capital político a futuro. Mi consulta era si en cuatro años estas políticas o estas medidas necesarias y urgentes que plantea no dan resultados: ¿corremos el riesgo de repetir los problemas que pasó la Argentina 20 años y que le llevó a esta situación catastrófica? Es simplemente eso”, intentó bajar los decibeles Torres Romero.
“No, ese es un planteo absolutamente distinto”, dijo Milei ante el mismo planteo, y volvió a tensar la cuerda: “Y además, si usted hace referencia a que me sulfuré, esa es otra falta de respeto, por lo cual acumula tres faltas de respeto. Tres. Parece que usted no está a la altura de poder dialogar con un presidente. Me faltó el respeto tres veces”, insistió.
Milei ya habla de reelección
Al fin cambio de tema y volvió al chamuyo tradicional: “El modelo de la casta, básicamente, nace a partir de una premisa socialista que dice que donde hay una necesidad nace un derecho. El problema es que cuando hay un derecho alguien lo tiene que pagar. Y mientras que las necesidades son infinitas, los recursos son finitos. Y eso genera un conflicto. Ese conflicto la economía lo resuelve muy exitosamente, el liberalismo lo resuelve muy exitosamente con la propiedad privada, con la economía de libre empresa, con el capitalismo de libre empresa”.
La excepción a la regla de repetirse hasta el hartazgo fue un esbozo sobre la posibilidad de buscar la reelección. “Yo estoy acá por cuatro años, podría llegar a estar por ocho años, si la gente lo quisiera. La única forma de que no quede atado esto a una sola persona es con un proceso económico y político, pero también cultural. Recurrentemente saco temas, planteo discusiones, que no se logran entender en primer momento y después se entiende que estoy hablando de batalla cultural. Si hay alguien comprometido con eso, soy yo”, sostuvo.
Milei volvió a autoelogiarse por sus políticas económicas al afirmar que lleva adelante “el ajuste más grande de la historia de la humanidad, documentado por el staff del FMI”, y “no sólo eso, sino que además he enviado un conjunto de reformas que la política está bloqueando”. Cuestionó a quienes considera “intelectuales dispuestos a defender ideas retrógradas, algunos por ingenuidad y en parte por el lavado de cerebro que ha hecho la educación pública”, y en la misma semana del paro nacional de docentes y profesores universitarios volvió a ensañarse con la educación pública al afirmar que los estudiantes son sometidos “a la picadora de carne, entran en un sistema donde les lavan el cerebro y les meten las ideas socialistas en la cabeza”.
En declaraciones a la agencia Bloomberg, en tanto, Milei se ufanó de impulsar “el programa más ambicioso en la historia de la humanidad” y se ilusionó con aumentar su poder de fuego legislativo tras las elecciones de medio término. “Con las 1000 primeras reformas estructurales que enviamos, en términos de libertad económica, Argentina hubiera pasado a convertirse en un país como Alemania, y hubiéramos entrado en ese sendero que nos hubiera hecho llegar a ser en 20 años una economía como Alemania”, lanzó. “Pero ese no es mi objetivo final, mi objetivo final es tener niveles de libertad económica como los de Irlanda y terminar siendo un país que hoy tiene un PBI per cápita 50 por ciento mayor que el de Estados Unidos. Ya le digo: todas las reformas que ahora no me dejen pasar, las voy a pasar a partir del 11 de diciembre de 2025 y las 3000 que tenemos pendientes también”, prometió.