“Soy Delia Giovanola de Califano, vivo en Ballester, calle Sarmiento. Me recibí de maestra a los dieciséis años y empecé a ejercer enseguida. Treinta y tres años es que trabajé de maestra, hasta que en el año 77 me jubilé para dedicarme a la búsqueda”, dice la actriz Juliana Muras, una tarde de sábado en el Parque de la Memoria. Está sentada de espaldas al río y, frente a ella, veinte personas escuchan la historia que tiene para contar, que no es suya, pero que encuentra en ella una portavoz.
Así comienza uno de los cuatro recorridos performáticos que despliega simultáneamente “La memoria futura. Las voces de las Abuelas” en el Parque de la Memoria, todos los viernes y sábados, desde que regresó el mes pasado. Dirigida por Luciana Mastromauro, esta pieza da voz y cuerpo a las historias de ocho mujeres cuyos nietos fueron apropiados por la última dictadura cívico-militar y que narraron su vida al “Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo”, creado en 1998.
Interpretadas por las actrices Florencia Bergallo, Karina Frau, Gaby Ferrero, Juliana Muras, Andrea Nussembaum, Susana Pampín, María Inés Sancerni y Frida Jazmín Vigliecca, estas historias proponen un recorrido por el parque, así como también un modo de significar este espacio de la memoria que se transforma frente a cada uno de estos relatos que sucedieron a lo largo y ancho del país. Tres de ellos, en la provincia de Buenos Aires.
Tres en la diversidad
Luego de su presentación, la actriz Muras le habla al público y rápidamente la costa de la Ciudad de Buenos Aires se convierte en el paisaje de los afectos, deseos y recuerdos de Delia Giovanola, una de las doce fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. “Recuerdo una anécdota: Jorgito era chiquitito, un día vienen del Ministerio para hacer un concurso de dibujo y nos piden que llevemos a los chicos al Parque Saavedra”, dice la actriz, y la enorme extensión del Río de la Plata se reduce a las dimensiones del lago del parque platense frente al cual Delia dio clases durante años, antes de que su hijo, Jorge Ogando, fuera secuestrado en La Plata junto con Stella Maris Montesano, embarazada de ocho meses.
“La decisión que tomé fue estar presente, permitir que Delia aparezca. No trabajamos en componer personajes, sino en habitar los relatos, en soltar toda la fuerza de decisión de composición para que aparezcan. La voz de Delia, como la de todas, habla por sí sola. Sus voces reflexionan, invitan a pensar, tienen humor, lucidez, vigencia. El desafío fue, y sigue siendo, permitir, casi ser médium de esa voz”, afirma Muras, que recibió de la directora la misma propuesta que todas las actrices: explorar el texto, no imitar.
“La memoria futura” nació de la iniciativa de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y es la primera apertura pública de su Archivo Biográfico Familiar. Luciana Mastromauro, que escribió la pieza junto con Eugenia Pérez Tomas, y que investigó durante un año las 144 entrevistas que componen este acervo, buscó dar lugar, dentro de las limitaciones, a su diversidad.
Así, no todas las historias son conocidas como la de Delia, ni tienen su origen en el Gran Buenos Aires. “Tratamos de buscar en las historias una diversidad de paisajes porque nos da la sensación de que ésta impacta en la diversidad de las historias, en los modos de búsqueda, en lo que fue la represión estatal, lo que fue la desaparición y, también, en la comprensión de lo que es un hijo o una hija desaparecida”, dice Mastromauro sobre la realización de esta pieza que descubrió, en el proceso, al Parque de la Memoria como escenario. “Si bien son textos muy distintos, su origen no lo es. Lo que los unifica son las voces de las abuelas, de estas mujeres que buscan a sus nietos y que en su relato tratan de transmitir su historia, la propia y al mismo tiempo la de sus hijos o sus hijas”, agrega la directora.
Una ventana a su lucha
Entre los árboles del Parque de la Memoria, la actriz Andrea Nussembaum le da voz a María Josefina “Kita” Fracchia, que en los campos de Azul, en la provincia de Buenos Aires, creció, soñó, educó a sus ocho hijos y buscó a sus nietos, luego de que secuestraran a su hijo Gaspar Onofre en 1977 y a su hija María Segunda “Mariela” en 1978. “Kita es muy luminosa en su modo de hablar, tiene un contacto muy profundo con la naturaleza y con su niñez, y elige dedicar muchas palabras a describir la felicidad de su infancia y del contacto con la contemplación del campo”, dice Nussembaum, que interpreta a Kita desde septiembre del año pasado y hasta se presentó en Berlín con el elenco, pero que este sábado a la tarde se conmueve nuevamente al relatar su vida.
Los gestos, deseos y afectos de estas mujeres previos al horror de la dictadura ocupan un lugar protagónico en todas las historias y le permiten a “La memoria futura” construir un cuadro complejo que no busca explicar su vida, sino abrir una ventana a su lucha posterior. “Kita era una mujer fuerte, observadora del machismo vigente en esos tiempos, con ansias de estudiar ciencia, pero que dedicó su vida a la crianza de sus ocho hijos, enseñándoles a pensar por su cuenta. Perdió dos hijos y, aún con ese dolor que te parte la vida en dos, no abandonó su capacidad de ver la belleza que existe en el mundo. Ellos están ahí, dice de sus hijos desaparecidos, en cada partícula dispersa de la galaxia”, agrega la actriz, que durante su recorrido se sirve del amplio cielo de la costanera para observar esa galaxia donde Kita reconoció a sus hijos.
Contar una vez más
Si bien en el modo de narrar toda historia existe una dimensión política, “La memoria futura” hace de esa dimensión su finalidad. “Desde el vamos, la propuesta no era hacer una imitación de las abuelas, sino ser portavoces de sus discursos, prestar nuestro cuerpo y voz para que esas palabras sigan circulando, para que estos relatos sean escuchados por la mayor cantidad de gente posible”, dice la actriz Susana Pampín, que interpreta a Elsa Sánchez, esposa del reconocido escritor Héctor Germán Oesterheld, madre de Estela, Diana, Beatriz y Marina, que perdió a toda su familia en manos de la dictadura y que, a partir de este hecho, se convirtió en una militante por los derechos humanos hasta su muerte en 2015.
En su recorrido, Pampín le da voz a los sueños de Elsa, a su visión del mundo, a los recuerdos de su infancia y a los días que vivió con su familia en su chalet de Béccar. Lo hace para el público de la obra, pero también para aquellos que se incorporaron de casualidad, mientras paseaban por el parque. “Creo que lo que hacemos está en el orden de la micro militancia. El parque es un espacio de la memoria, pero también es un lugar de esparcimiento a donde muchos van andar en bicicleta o pasear al perro. Es muy interesante esa multiplicidad de respuestas, donde tenés gente que se suma al recorrido y que no sabe lo que va a escuchar. Hay gente que la ves dura, desconfiada, y en el mejor de los casos se termina ablandando, entrando en la historia”, dice Pampín.
Cuando comenzó la obra, en septiembre del 2023, Argentina era otro país. Hoy, el equipo de “La memoria futura. Las voces de las Abuelas” reconoce que su tarea se volvió aún más necesaria. Por esto, continuarán dando voz y cuerpo a estas historias de lucha durante todo abril en el Parque de la Memoria. Ofrecerán funciones todos los viernes a las 17 horas y sábados a las 15 y 17 horas, con entrada gratuita y reserva por Alternativa Teatral.
Una vez terminado el ciclo, su directora espera poder replicar la experiencia “en todos los lugares posibles” y dar voz a abuelas de todo el país. “Hay más abuelas de la provincia de Buenos Aires, de Córdoba, de Mendoza, de Cuyo, de otras regiones de Argentina”, concluyó Mastromauro.