El presidente Javier Milei estará en Copenhague, el próximo 16 de abril, para concretar la compra de 24 aviones F-16, que se equiparán en los Estados Unidos. La novedad es que el mandatario será copiloto de uno de esos aviones.
No se tratará de la primera vez que el jefe de Estado se presta a algo así. La semana pasada viajó a Tierra Fuego para reunirse con la jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson. En ese encuentro, Milei apareció vestido con ropa de fajina, como si estuviera listo para salir al combate.
A los pocos días de haber asumido la presidencia, en diciembre pasado, protagonizó una imagen similar con su viaje a la Antártida. Subió al avión que lo llevó al continente blanco enfundado en una campera térmica, preparado para llegar al Polo Sur.
La imagen aventurera del Milei militar entronca con la de su admirado Carlos Menem, cuya imagen se colocó el pasado 8 de marzo en el flamante Salón de los Próceres en la Casa de Gobierno. De hecho, Menem se subió a un avión de combate, como hará el economista ultraliberal.
Ocurrió en 1989, apenas asumido, cuando el entonces presidente se subió a un Pucará. De hecho, en esos días, ofreció varias unidades a Colombia para luchar contra el narcotráfico. Eran los primeros días del alineamiento con Estados Unidos, que quiere replicar el gobierno de La Libertad Avanza.
Menem era afecto a esas imágenes. Al igual que Milei, visitó la Antártida. Lo hizo en dos ocasiones. En la segunda, en 1996, pasó la Navidad en la Base Marambio.
La imagen del Pucará se dio semanas antes de los indultos de 1989, que beneficiaron a los militares que no se podían amparar en las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, como Luciano Menéndez, además de la Junta Militar condenada por su conducción de la guerra de las Malvinas, y los oficiales delos alzamientos carapintada. Milei coquetea con la reivindicación del terrorismo de Estado.
Habrá que ver si el actual presidente se anima a descollar en fútbol, básquet, rally y golf, como su antecesor. El vuelo en el avión de combate puede ser el primer eslabón de la cadena.