En marzo la inflación de las y los trabajadores fue 10,4 por ciento mensual, desacelerándose en 5,4 puntos respecto a los valores de febrero, según informó la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet). De modo similar al mes dos, “esa tendencia se explicó principalmente por la estabilidad del dólar nominal”. La inflación en marzo se vio impulsada por la suba en los colegios privados y en segundo lugar por la actualización de las cuotas en los servicios de telecomunicaciones e internet. En el primer trimestre de 2024, la suba de precios acumuló un 56,8 por ciento y en los últimos doce meses un 303,2 por ciento: es decir que los precios se cuadruplicaron en el último año. La Umet advirtió también que la contracción del salario real en enero (18,9 por ciento) fue la cuarta más aguda en nueve décadas de historia argentina.
La estimación de la Umet permite anticipar el dato oficial que dará a conocer Indec este viernes. En línea con las palabras del ministro de Economía, sobre la base de dudosas fuentes de estadísticas, se prevé una desaceleración. Esa tendencia también fue marcada por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (los precios de la canasta porteña subieron 13,2 por ciento en marzo versus 14,1 en febrero) y de modo similar al mes dos, “estuvo asociada a la estabilidad del dólar nominal (que subió 2 por ciento mensual) tras el salto devaluatorio de diciembre; también incidieron la reducción de la brecha cambiaria, la caída de los precios internacionales de las materias primas y la fuerte contracción del consumo, que está acotando los aumentos en ciertos sectores”, señalaron desde la casa de estudios.
La inflación de las y los trabajadores en marzo fue 10,4 por ciento contra 15,8 por ciento en febrero. “La inflación de marzo estuvo impulsada por Educación (que subió 24,6 por ciento), que es un rubro que suele concentrar uno de sus aumentos en dicho mes producto del inicio del año lectivo. En segundo lugar está Comunicaciones (20,6 por ciento), producto de subas en telefonía celular e internet, seguido por Vivienda (12,8 por ciento), Otros bienes y servicios (12,4 por ciento) y Transporte (10,6 por ciento). En este último caso, y a diferencia de meses previos, se registraron aumentos más moderados en los combustibles”, observaron.
Además, “Salud trepó 9,5 por ciento, impulsado por prepagas. Recreación y cultura lo hizo en 8,3 por ciento, Alimentos y Bebidas 7,1 por ciento (destacándose infusiones con 16 por ciento, frutas con 11 por ciento y carnes con 10,6 por ciento), Equipamiento para el hogar en 6,6 por ciento e Indumentaria y calzado en 5,4 por ciento”, continuó el informe. Cabe notar entonces una mayor incidencia del grupo de los servicios vis a vis los bienes, un rasgo característicos de economías fuertemente indexadas como la argentina de alta inflación.
El informe de Umet incorpora también un análisis sobre el salario argentino en perspectiva histórica y comparada a nivel internacional. “El salario real cayó 19 por ciento interanual en enero, lo que pone al inicio de 2024 como la cuarta mayor caída interanual de las últimas nueve décadas en Argentina, solo por detrás de 1976 (37,1 por ciento abajo), 1969 (23 por ciento), 1989 (21 por ciento). La contracción que hasta ahora se viene registrando en el año viene siendo de magnitud muy similar a 2002 (18,9 por ciento)”, explicaron. La política de devaluación y liberación de precios, con congelamiento de salarios, de la dictadura provocó un desplome inédito en el poder adquisitivo. En segundo lugar aparece 1959, año del plan de estabilización de Arturo Frondizi. Y luego la hiperinflación de 1989. En cuarto lugar aparece la caída registrada en 2024, con una magnitud muy similar a la del año 2002.
Esta caída del salario real no solo es muy elevada comparada con la historia argentina, sino también con los datos disponibles para 38 países desarrollados y en vías de desarrollo. “De las 25 caídas anuales más pronunciadas del salario real, 11 corresponden a Argentina”, observaron desde la Umet, lo que denota tanto el pobre desempeño salarial en el largo plazo como el carácter enormemente volátil que tuvo el país en comparación con otros (entre los que se destacan otras situaciones críticas como México con la crisis del Tequila en 1995, Nueva Zelanda en 1986, Islandia en 1983, Letonia en 2009 e Islandia en 2009 también).