No es necesario ser triste para ser militante, por abominable que sea la causa contra la que se combate, afirma Michel Foucault en Introducción a la vida no fascista. Y se pregunta ¿cómo hacer para no volverse fascista o micro fascista habitando en un imaginario social construido por los poderes concentrados y deshumanizados? El filósofo, siguiendo los senderos abiertos por Friedrich Nietzsche, relaciona poder con deseo.
Los descendientes ramplones del liberalismo pervierten su herencia ilustrada y convierten su ideología en fascismo puro y duro. Arrojan a la miseria a su pueblo, reprimen, castigan el pensamiento diferente, niegan los derechos “del hombre y el ciudadano”, promueven la violencia de género. Son xenófobos, misóginos, filofóbicos, homofóbicos y jubilefóbicos. Una estrafalaria caricatura local de Adam Smith tan kitsch como fascista.
Y aunque el sexo es poder, se pervierte en el relato libertario. Obsesión anal y olor pedofílico en las metáforas. Bebés desnudos, atados y untados en vaselina; bromas de mal gusto sobre el pene de los burros; fanfarroneo por haberle dejado el ano ardiendo a los poderosos del G20. Según la alucinación presidencial sodomizó a los dueños del capital diciéndole “zurdos”. Y -mientras boicotea la ESI- inaugura el ciclo lectivo nacional con groserías sexuales ante menores de edad.
Existen tantas sexualidades como subjetividades. Personas que se erotizan con aroma de flores o animales, o con distintas texturas y músicas que despabilan hormonas. O con comidas, bebidas y sustancias afrodisíacas, o escuchando y diciendo obscenidades. A veces las palabras calientan tanto o más que las percepciones sensitivas. Juntas son dinamita.
El poder actual se cachondea con la crueldad. El eterno retorno de la política de derecha se enfervoriza ¡otra vez! con la timba financiera. Agoniza la industria nacional que, cual Ave Fénix, está siendo nuevamente incinerada. La rancia repetición de los noventa. La realidad sociopolítica argentina se asemeja a Alicia en el país de las maravillas, pero reescrito por Sade: Alicia en el país de la crueldad.
¿Qué se hace ante un mono con navaja? Defenderse movilizando, reclamando, judicializando, desarrollando pensamiento crítico y exigiendo juicio político. Acciones válidas surgidas desde la indignación, el hambre y el anhelo de terminar con la pesadilla represora, militarista y empobrecedora. Reclamar con firmeza y tratar de disfrutar en medio del espanto comunitario y personal, mientras se buscan refugios para disfrutar. Porque negarse a gozar es comenzar a fracasar. El lazo entre deseo y realidad posee fuerza revolucionaria. Es fundamental sacarle el cuerpo y la palabra a la tristeza.
Se desea en la guerra e incluso gobernades por enemigos de la patria. Se desea para poder vivir. No obstante, ¿se puede desear en medio del caos? Sin lugar a dudas. Si bien en momento de estupor, ante un presente perverso que -tras fracasos y fracasos- ya reclama reelección bacon y un tercer mandato encubierto por su brava hermana. Ni esos desaguisados aberrantes suelen inhibir la actividad deseante de la gente.
Pero si se hurguetea en el cuidado de sí (le souci de soi foucaultiano) se encuentran remansos de placer, una de las manifestaciones positivas del poder (poder sobre sí, en este caso). No un disfrute ciego a la realidad nefasta, sino sensible socialmente sin privarse de placeres privados, sin dejar de chupar esa gota de miel que se escurre por las rajaduras de los higos maduros.
Albergamos la posibilidad de arrancarnos sensaciones porque sí y también para potenciar el regreso a la lucha. Pero en situaciones caóticas -como las actuales- con ajustes económicos despiadados, despidos, traiciones políticas y malhumor general puede inhibirse el deseo sexual. Es una pérdida vital, tanto para las mujeres, las minorías sexuales y quienes sufren carencias, como para el resto de la población.
Los testimonios de mujeres heterosexuales -con pareja o célibes- que sufren el caos de los países en guerra - expresan que la sexualidad casi desapareció de sus vidas. Sugieren que los varones se sienten interpelados por lo bélico e inquietos por la economía olvidándose del sexo. También existen mujeres con bloqueo deseante, pero -y coherente con las fuerzas patriarcales que las someten- más que culpar a la guerra y los negocios, consideran que es “natural” el retiro de la libido en situación de caos. Sin embargo, la sexualidad no tiene fecha de vencimiento y tiene cantidad de lugares donde ejercerla. Es evidente que también existen identidades asexuadas. Pero asexuada no significa no deseante, sabido es que la libido no únicamente se manifiesta en el sexo explícito, se pueden disfrutar de orgasmos multicausales.
La poderosa locomotora humana que se moviliza en busca de la verdadera libertad (no la del mercado) se concentra en dispositivos emancipatorios como los feminismos, los grupos LGBT, las cooperativas y otras agrupaciones alegres y solidarias; que no gozan viendo sufrir -tipo manada libertaria- sino viendo disfrutar y disfrutando, tipo defensores/as de la justicia social y el goce sensual.
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Ni la vejez ni el caos exterminan el deseo. ¿Y si el anhelo se va extinguiendo? Se revitaliza, se busca excitación, se persiguen líneas de fuga expansoras de la lucha contra la metodología de la crueldad oficialista que disfruta con el sufrimiento ajeno. La astucia bondage se infiltró en nuestras vidas. Ganó “el cambio”, nos ataron de pies y manos un séquito de freaks, democráticos para coronarse, tiránicos para gobernar a decretazos. Sadomasoquismo político-sexual. El origen del deseo es sexual, aunque se sublime. La búsqueda del placer-poder no tiene edad. Hay ecografías que muestran al feto “masturbándose”, existen registros arqueológicos post volcánicos de cuerpos abrazados intercambiando sus flujos hasta morir. El poder del goce es libre. Pero cualquiera sea la libertad por la que luchemos debe basarse en la equidad de género, la inclusión etaria, y el derecho y la posibilidad de llenar la heladera. No obstante, ¿es ético pensar en alegrías ahora?, ¿con esta plaga que no es solo de mosquitos? ¡Sí!, ahora más que nunca hay que construir recreos para reforzar estrategias de rechazo, brillar en compañía, o disfrutar en sabia soledad. Viva el goce sensual carajo (VGSC).