Son tres y el vendedor estrella ya no está, así que el destino de la concesionaria familiar queda ahora en manos de ellos. Van a recurrir a brujería y cosas raras. Todo un experimento. Los actores del asunto son Juan Rodríguez (también autor del texto), Juan Nemirovsky y Martín Fumiato; quienes bajo la dirección de Francisco Fissolo, llevan adelante Fe Ciega, los viernes de abril y mayo, a las 21, en La Orilla Infinita (Colón 2148).
“En el estreno no tengo la posibilidad del intercambio fluido, como sí me pasa en los ensayos, territorio en el cual me siento más cómodo y me parece hermoso; porque se pueden probar situaciones, ritmo, velocidades. En el estreno toca estar en la cabina y, obviamente, sufrir como le pasa a un director técnico durante el partido de fútbol”, comenta Francisco Fissolo a Rosario/12.
“Por otro lado, con las funciones la obra comienza a tomar una autonomía propia; y estoy muy contento, porque los actores lo han dejado todo, y la obra está muy ensayada. En la primera función siempre hay mucha algarabía y alegría, además de que veníamos teniendo algunos ensayos abiertos, porque soy partidario de abrir los ensayos para que amigos y amigas nos den sus puntos de vista como espectadores”, continúa.
-Que ocurra en un micromundo, el de una concesionaria, con cuestiones de hechicería como salvaguarda, no deja de remitirme a “fuerzas del cielo” o cosa parecida.
-Con la excusa de que el vendedor estrella ya no está, ellos tratan de repuntar y remontar la concesionaria, que se está viniendo a pique. A partir de eso se someten a ciertas situaciones que tienen que ver con embrujos, pero relacionado con unas computadoras que los tipos traen del norte argentino. La obra está ambientada en los años ’70, y lo que se traen sería una especie de sistema operativo, muy relacionado con lo que es la inteligencia artificial hoy día; y jugamos un poco con esa ambigüedad de lo que es el mundo globalizado. El texto nos abrió un montón de puertas. Yo no trabajo de una manera necesariamente relacionada con un principio, nudo y desenlace; sino que me interesa mucho más probar situaciones, hipótesis de relatos, derivar y buscar cuestiones disruptivas.
-Así como sucede en las situaciones cotidianas, en donde el sentido es algo que se agrega a las contingencias.
-La experiencia cotidiana no tiene necesariamente principio ni desenlace, es como que se lo damos para darle un sentido, pero somos una sumatoria de experiencias y cosas que nos van ocurriendo. En mi caso, hago teatro porque no soporto las leyes de la realidad, o sea, no soporto que un tipo venga a decir que no hay plata y que por eso desfinancia la cultura y que por eso la educación y salud públicas corren riesgo. Nosotros hacemos teatro porque afirmamos la existencia de una realidad que critica o compite con esa otra realidad, trémula, que es la que nos está abordando.
-Entre ustedes, entiendo que hay un conocimiento previo, así como una amistad, algo que debe accionar de manera importante al momento de pensar la escena.
-En los ensayos nos facilitó mucho la tarea la amistad y el conocimiento previo que teníamos entre nosotros, porque permitió confianza y respeto. De parte mía hacia ellos como actores, y desde ellos hacia mí como director. Eso es fundamental. Tiene que haber una entrega para que el intercambio entre la dirección y la actuación sea fluido, y podamos experimentar y posibilitar situaciones dentro del campo de batalla que es la escena, jugando al juego según sus reglas. Esa confianza nos permitía llegar a límites, pero hay cuestiones riesgosas. Esa es otra de las características de mi trabajo, yo no me quedo en la comodidad y en la seguridad de algo que puede ser efectivo o me puede dar tranquilidad por ser políticamente correcto. No, prefiero el borde, el riesgo de lo políticamente incorrecto, porque considero que es la única manera de poder discutir la realidad, de poder hacer una crítica. Sin la generosidad, humildad y entrega de los actores, eso hubiese sido imposible.
Como deja entrever la última frase, la tarea que Francisco Fissolo más disfruta -acompañado desde la asistencia general por Luz Battagliotti- es la dirección actoral, lugar donde pone el acento para su puesta en escena: “Los actores siempre me conmueven, soy un agradecido y un bendecido cuando llamo gente para hacer una obra. La entrega de ellos es total”.