"Rocco Siffredi es un emblema, es un icono, es el gallo de la cultura occidental", dice Francesca Manieri, la cineasta detrás del drama de Netflix Supersex, sobre una de las estrellas porno más prolíficas de la historia. "Mi objetivo era poner a los hombres frente a sí mismos. Esto es lo que llamamos el sistema falocéntrico, el sistema en el que la pija es el centro del pensamiento antes que nada. Entonces, ¿qué se puede hacer ahora, en 2024, para entender la relación entre hombres y mujeres? ¿Y cómo pueden los hombres ponerse frente a la imagen de su pija simbólica e intentar deconstruir todo esto?".
Estos son los elevados objetivos de Supersex, una serie de siete episodios de Netflix inspirada en la vida de Siffredi. Protagonista de más de 1.300 películas para adultos, Siffredi se retiró del sexo ante las cámaras en 2004, para volver a la acción cinco años más tarde y afirmar que se había retirado de nuevo en 2022. En Supersex, Rocco Tano (interpretado por Alessandro Borghi) es un chico que crece en la ciudad costera italiana de Ortona y que asciende en la industria del cine para adultos como un cohete. Rebautizado Rocco Siffredi por el personaje de Alain Delon en la película de gángsters de 1970 Borsalino, protagonizó en 1987 un provocativo éxito titulado Sodopunition pour dépravées sexuelles, que lo convirtió en una estrella.
Me reúno con Siffredi en el salón de baile de un hotel berlinés y me encuentro con un hombre de 59 años que reflexiona con cierta incertidumbre sobre los acontecimientos de su vida. "Tenés familia, tenés mujer, tenés hijos y nunca dejás de pensar: "¿Hice lo correcto o no?". Las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos.
Entre los entendidos del género, Siffredi es, junto a John Holmes y Ron Jeremy, uno de los mejores hombres del porno. Pero sugiere que todo eso tuvo un costo. "Tenía miedo porque empecé en un negocio en el que todo el mundo decía: '¿Qué carajo estás haciendo?' A mi familia le decían: '¿Por qué lo dejaste dejado hacer esto?' Yo dije: 'Quiero ser este tipo. Quiero hacer esto toda mi vida. Nunca voy a cambiar'". A la única persona a la que no quería hacer daño era a su madre. "Porque ella ya había sufrido demasiado. Pero cuando me dijo: 'No te preocupes, hacelo' -en contra de todos, incluso de los miembros de la familia-, dije: 'Estoy listo para cogerme al mundo'".
No cabe duda de que Siffredi lo pasó muy bien, con miles de parejas (durante un tiempo sufrió adicción al sexo). La cuestión es que, después del #MeToo, ¿se puede hacer un drama convincente y no irónico sobre una estrella del porno de la vida real? Supersex, al menos, es el producto de una mujer: Manieri se identifica como feminista y anteriormente fue co-creadora de la célebre serie limitada We Are Who We Are ("Somos lo que somos") con Luca Guadagnino(Llámame por tu nombre). Manieri afirma que su plan era "profundizar en el núcleo de la masculinidad", a medida que desentrañaban la vida de una leyenda de la película.
Si Supersex lo consigue es algo que está sujeto a discusión. El espectáculo se presenta como una sórdida réplica europea al clásico de la industria del porno Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson. La deslumbrante banda sonora presenta éxitos de los ochenta como "Fade to Grey" de Visage y "Voyage, Voyage" de Desireless, entre escenas de Rocco manteniendo relaciones sexuales en un club parisino. Allí llama por primera vez la atención de su ídolo, Gabriel Pontello (Johann Dionnet), una estrella francesa y director de películas pornográficas, que lo introduce en el amplio mundo del entretenimiento para adultos.
El joven Rocco descubre el erotismo a través de una revista de fotos softcore llamada Supersex, en la que aparecía Pontello. Asimismo, la serie ahonda en la relación de Rocco con su hermano mayor Tommaso (Adriano Giannini) y con la pareja de Tommaso, Lucia (Jasmine Trinca), que se convierte en trabajadora sexual en las calles de Pigalle, en París. Maneri ha citado como influencia Érase una vez en América, de Sergio Leone, que incluye una célebre secuencia de violación, aunque seguramente situar su serie al lado de esa épica saga policíaca sea un deseo.
A pesar de los elementos melodramáticos de Supersex, a Siffredi la cuestión le caló hondo. "Cuando vi la serie, siete horas, de golpe... fue bastante difícil", dice. "Mi mente iba tan rápido. Tantos recuerdos. Tanta felicidad, pero también tanto dolor". Dice que tuvo "roces" con Manieri cuando estaban construyendo la serie, que en sus créditos iniciales se describe como "vagamente" basada en su vida: estima que el 70% es verdad. "Ella es muy profunda. Quiere saber lo que hay dentro de mí... Al principio estaba un poco asustado".
No fue el único. Borghi, de 37 años, que saltó a la fama en la serie sobre crimen organizado Suburra, califica la serie de "absolutamente lo más complicado que he hecho en mi vida". Entre otras cosas, porque nació en Roma e Italia sigue siendo un país estrictamente católico. "No estaba muy seguro de representar un tema tan complejo, sobre todo en mi país", dice. "En Italia podés hablar de todo lo que quieras, pero no de sexo". Supersex al menos permite reflexionar sobre la omnipresente influencia de la pornografía en la era de Internet. "Realmente crecí con el porno", dice Borghi. "Fue mi educación sexual. Nadie vino a decirme '¿cómo funciona?' en Internet. Por suerte, recibí educación sexual de mis padres, de mi familia. Pero a lo mejor alguien no tiene ese tipo de educación".
Siffredi, que también ha dirigido y producido pornografía, ha reflexionado mucho sobre este tema. "Hemos tenido al menos dos generaciones diferentes que han crecido con el porno, para bien y para mal", dice. "En cierto modo es bueno, porque la gente es menos problemática que cuando yo era joven. Luego en la otra dirección, el porno se vuelve cada vez más, digamos, colorido... cualquier tipo de porno que puedas desear está ahí. Y muchos niños lo ven. Y probablemente no entienden lo que ven. Nadie se lo explica... pero no lo considero mi responsabilidad, eso está claro. Somos entretenimiento para adultos".
Como señala Manieri, el porno es un fenómeno imparable en la era digital. "Lo que podemos hacer como cultura e industria es hacernos preguntas al respecto y reflexionar sobre el hecho de que el porno en los setenta era vanguardista, muy futurista", dice. "Al principio estaba estrictamente relacionado con el poder de la sexualidad". Hoy es diferente, argumenta. "En esta serie... queríamos reflexionar no exactamente sobre el porno, sino sobre lo que el porno esconde".
Siffredi parece creer que el porno ha cambiado para mejor, argumentando que la mayoría de las películas para adultos están ahora dirigidas por mujeres. "Cuando yo empecé no era así", afirma. "Si antes llamábamos 'objetos' a las mujeres, hoy llamaría objetos a los hombres, porque hoy el porno está hecho por mujeres". Ahora cree que las mujeres ejercen más control, ya que "eligen hacer porno", o incluso gestionan sus propias carreras a través de sitios como OnlyFans.
Sin embargo, hace una advertencia a las futuras estrellas del cine para adultos. "Tenés que pensártelo tres veces, quizá cuatro o cinco, antes de decidirte a hacer algo así", dice. "Yo nací para esto, pero mucha gente piensa: 'Perfecto, voy, gano dinero y me hago famoso'. Y no es así".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.