Luciana Prioretti tiene 46 años. Desde los 27 trabajaba en la Agencia Nacional De Discapacidad (ANDIS). Pero con la llegada del nuevo Gobierno su futuro cambió drásticamente. Así como el de sus compañeros y el de miles y miles de trabajadores en todo el país.
En medio del ajuste fiscal brutal que está llevando adelante Javier Milei, con un achicamiento a diestra y siniestra y, según los propios trabajadores, sin ningún tipo de criterio, Prioretti fue despedida de la agencia donde se desempeñaba como trabajadora social.
Así se quedó, como se dice, en la calle, sin trabajo, tras 19 años de carrera y en medio de tratamientos para las enfermedades autoinmues que tiene. “Hoy me preocupa, por mi edad, no tener obra social. Han despedido gente en situaciones mucho más graves que mi situación de salud”, reveló en diálogo con AM750.
Esto hace que el panorama sea, para Luciana y para miles como ella, absolutamente desalentador: “Yo entré hace 19 años, cuando era la Comisión Nacional de Pensiones. Un organismo autárquico que formaba parte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Hace muchísimos años. Tengo 46 años. Hice toda mi carrera en Nación”.
La antigüedad no es un dato menor ni mucho menos. Cabe recordar que el Gobierno había prometido despedir únicamente a quienes consideraba, en su jerga new wave neoliberal, “ñoquis”, y que para nada avanzaría contra trabajadores con trayectoria que realizaran sus tareas con responsabilidad.
“Yo tengo un dolor en el alma, enorme, del discurso que se está teniendo sobre lo público y los empleados que hemos vivido toda una vida ahí. Nos hemos recorrido el país. Yo tuve la posibilidad de iniciar pensiones no solo en el centro local de La Plata, donde vivo. Porque había centros en todo el país que ahora están cerrando”, dijo.
Luego, muy dolorida, aseguró: “No solo afecta a los empleados, sino a las personas para las que trabajamos. A las personas con discapacidad”. El ajuste, de esta manera y como era de esperar, empezará a verse reflejado en miles de políticas que no se podrán llevar a cabo porque no hay quien las ejecute.