Una familia rosarina tipo necesitó $988.776 en marzo para poder costear los bienes y servicios de la canasta básica. Los datos, publicados por el Centro de Educación, Servicios y Asesoramiento al Consumidor (Cesyac), representan una suba mensual del 12%, lo que implica un aumento de $106.000 para comprar los mismos productos y pagar los mismos servicios de un mes al otro. En lo que va del año la canasta acumula un aumento del 48%, mientras que la variación interanual alcanza el 262%. Ignacio Pandullo, integrante del organismo, explicó que los números de marzo marcan una desaceleración en los precios respecto a meses anteriores, en medio de un contexto de baja del consumo. “En esta situación la gente deja de consumir y los precios bajan”, explicó en diálogo con Rosario/12. “Si la recesión se prolonga, va a implicar el cierre de muchos comercios, especialmente aquellos de cercanía”, advirtió el dirigente de Cesyac.
Para la realización del informe, el equipo relevó 50 productos y 19 servicios de la ciudad de Rosario. La canasta, que ronda el millón de pesos, se divide en 464.263 pesos destinados a la compra de productos de consumo masivo y $524.513 destinados a abonar los servicios básicos para el hogar. La medición arrojó una suba del 12% durante el mes de marzo, es decir que una familia tipo debió abonar $106.000 más para acceder a esa canasta. En febrero, los aumentos habían estado en el orden del 17%.
“Este 12% de aumento en marzo consolida una tendencia trimestral a lo largo del 2024 de un aumento del 48% en la canasta de bienes y servicios”, explicó Pandullo. “En la comparación interanual, si vemos el precio de la canasta en marzo de 2023, y la contrastamos con los valores de marzo de 2024, tenemos que decir que la suba fue del 262%. Eso, expresado en dinero, significa que de un año a otro se necesitaron 710 mil pesos más para comprar exactamente lo mismo”, indicó el referente del organismo.
En los gastos de consumo masivo relevados por el organismo, la mayor participación la tienen los comestibles envasados (34,9%), seguidos por carnes (31%), bebidas (12,6%), frutas y verduras (11,4%) y productos de limpieza (10%). Mientras que en lo que respecta a servicios básicos para el hogar, la mayor parte de la torta se la llevan los servicios para personas (39,6%), seguido por los alquileres e impuestos (25,1%), transporte (24,6%) y servicios para la vivienda (10,6%).
A su vez, entre los productos que tuvieron un mayor porcentaje de impacto en la variación se destacan las frutas y verduras (16,95%) y las carnes (15,94%) en materia de alimentos; mientras que en el área salud se dieron aumentos importantes en rubros como medicamentos (68,14%) y prepagas (23,90%). “En mayor o en menor medida, en todos los rubros vemos subas”, explicó Pandullo.
En tanto, en lo que refiere a impuestos y servicios, se registraron múltiples subas que abarcan aumentos importantes en el servicio de agua (68,14%), la TGI (50%), las cuotas de los colegios (43%), servicio de energía (39,63%), cable e internet (25%) y telefonía fija y móvil (25%). “En estos rubros también es importante destacar un aumento del 6% en el costo promedio de los combustibles y del 106% en la tarifa del transporte urbano de pasajero”, añadió.
Entre los datos más impactantes del informe se destaca el importante aumento en la variación anual de los precios que componen la canasta. En marzo de 2023, los gastos de consumo del hogar medidos por el Cesyac arrojaban un total de $273.160; doce meses después, el costo de la canasta asciende a $988.766. Una variación interanual del 262% con picos de subas en los meses de diciembre (24,03%), noviembre (22%) y febrero de este año (17,18%).
“Cuando uno observa los resultados del estudio, el porcentaje de aumento intermensual fue del 12%, lo cual implica una desaceleración respecto de los meses anteriores. Pero hay que decir dos cosas en relación a eso: primero que venimos de valores muy altos, con lo cual la desaceleración implica un alivio parcial, porque todavía estamos en aumentos muy importantes, de dos dígitos y consolidados”, explicó Pandullo.
Pero el panorama también se complejiza si se tiene en cuenta que la baja se da en un contexto de baja de consumo, una realidad que excede a Rosario: “En esta situación la gente deja de consumir y los precios bajan. Pero obviamente preocupa lo sustentable en el tiempo, porque si la recesión se prolonga, va a implicar el cierre de muchos comercios, especialmente aquellos de cercanía. Y eso no es buena noticia porque implica también la perdida de fuentes laborales”.