Un informe de reacción social que llegó a las oficinas más importantes de la Casa Rosada sacudió la estantería: son mayoría los que creen que el Gobierno no ejecuta correctamente la política en temas muy habituales, los de la calle. Casualmente, al tope de la crítica aparecen dos asuntos sanitarios, como el dengue y los aumentos de la medicina prepaga. Podría parecer anecdótico, pero el dato de prepagas golpeó muy fuerte por una razón central, que excede la preocupación de la gente y que obligó al ministro Luis Caputo a sobreactuar acciones anti cartelización contra el sector: el presidente Javier Milei está muy molesto con las empresas líderes porque el aumentazo de 170 por ciento puso un riesgo el relato del buen funcionamiento del libre mercado en un servicio vital para la población, pero sobre todas las cosas le dio a la oposición la excusa perfecta para voltear el DNU basándose en que, si se vota en Diputados, los 6 millones de usuarios de la medicina prepaga padecerán aumentos mensuales ilimitados.
En paralelo, volvió a tensarse la cuerda entre Caputo y el asesor Federico Sturzenegger. El asesor presidencial y autor del DNU, que calienta para ser ministro, salió a bancar los aumentos de prepagas en medio del tiroteo del Gobierno con un ceo que Milei eligió puntualmente como enemigo: la referencia es para Claudio Belocopitt, el dueño de Swiss Medical, que por orden del presidente empezó a recibir carpetazos políticos sobre ayudas estatales. Operaciones que irán in crescendo. El mandatario entiende que Belocopitt es la nave insignia de los aumentos desmedidos en un servicio que es noticia, además, por la nominalidad: todos los precios de la economía están liberados por Milei, pero las prepagas ya eran un servicio muy caro y, ahora, una familia que pagaba 80 mil pesos un plan de 4 personas en noviembre, está invirtiendo entre 350 y 400 mil pesos. Vía diferentes emisarios, el gobierno de Milei le hizo saber a Belocopitt que debe cesar con los aumentos o seguirán la guerra.
Hay allí un problema extra: Belocopitt tiene en el Gobierno un hombre de su entera confianza, que era su lugarteniente en el Círculo Rojo. La referencia es para Miguel Blanco, ex Swiss Medical que fue nombrado por Milei como Síndico General de la Nación y hoy está bajo fuego por la crisis de los aumentos que, para el Presidente, comandó Belocopitt.
La trampa de la cartelización
Un trabajo del Insituto económico IARAF, que dirige el economista Nadin Argañaraz, dio esta semana un dato durísimo: en noviembre del 2023, la tarifa de una prepaga representaba el 17 por ciento del ingreso familiar. Hoy equivale al 30 por ciento. Es decir, cuando el servicio estaba regulado las empresas habían quedado algo por debajo de la inflación, con los aumentos autorizados por ley, pero hoy ya están duplicando la inflación acumulada del año. En ese contexto, y como todas las empresas aumentaron cada mes el mismo porcentaje y no compitieron ante la liberación de precios, el legislador porteño de la Coalición Cívica, Hernán Reyes, fue el único que hace meses presentó ante el Gobierno una denuncia por cartelización. Lógica pura.
Para Caputo, investigar por cartelización es un trauma ideológico, pero según contaron a Página I12 fuentes de la Secretaría de Comercio, aunque hay secreto de sumario, Defensa de la Competencia recibió el caso, sin fecha precisa de resolución. Allí el Gobierno, admiten en la Rosada, afronta dos problemas: el primero, que si da curso a una cartelización en prepagas que, a esta altura, es obvia, justifica que la oposición quiera tumbar el DNU. De hecho, Martín Lousteau, el presidente de la UCR, ya tomó la posta y usó su cuenta de X para instalar que la embestida contra el decreto partirá del daño social que genera la liberación del precio de la medicina privada. Eso podría resolverse, para el Gobierno, sacando prepagas del DNU, pero en el oficialismo creen que sería una derrota política, por eso hay diferencias.
El segundo problema es que Sturzenegger ya le avisó a Milei que una investigación por cartelización sería un golpe al modelo. Por eso, salió a decir que el aumento de prepagas "es un reacomodamiento del desequilibrio". A la vez, el asesor Sturzenegger le dijo al Presidente que en la entrevista de Caputo en TN se arregló previamente la pregunta sobre prepagas: fue un juego raro, dado que el periodista le dice al ministro que a las empresas se les fue la mano y el ministro usa el mismo argumento, a renglón siguiente, en un paso con rasgos de coordinación. La pregunta, entonces, es por qué Caputo acepta llevar una denuncia de cartelización. Algunos apuestan a que, sin resultados económicos para mostrar a la vista, se está dando cuenta que el costo político de la recesión y los tarifazos se tiene que pagar, y el que tiene más chances de ser sujeto social de eso es él mismo. Por otra parte, los más desconfiados entienden que el tironeo de Caputo y Sturzenegger solo busca dilatar la investigación de Defensa de la Competencia hasta que la inflación camine hacia un dígito y ahí las empresas no tengan otra que no subir más los precios.
El tarifazo de luz aumenta las prepagas
La Superintendencia de Servicios de Salud (SSSalud) fue corrida por Economía en el manejo de la relación con las empresas, luego de que éstas pidieran una reunión con el Gobierno para evitar el conflicto por cartelización. Caputo aún no respondió, pero las empresas más grandes del sector, Swiss Medical, Osde y Galeno, le hicieron saber al gobierno que la desregulación del sector habilita aumentos que seguirán hasta tanto la inflación frene.
Y les aclararon que las empresas "ya estamos recibiendo facturas con aumentos de los costos fijos de energía y tarifazos a grandes usuarios que se irán a precios". Es la tormenta perfecta del libre mercado: un sector al que el Gobierno no le puede frenar las subas, aumenta aún más por la liberación de precios que el Gobierno le hizo a otro sector, el de la energía, que además tiene tarifas dolarizadas. Algún ceo pícaro de las prepagas, inclusive, comentó a un funcionario amigo que "ya que están investigando carterlización, fíjense qué pasa con las petroleras y los aumentos de naftas, que suben todos lo mismo". Puede parecer demasiado, pero el sector de la salud es, después de los gastronómicos, el más importante en cuanto a volúmen de provisión de alimentos. "Eso también se fue muy alto con el aumento de precios", agregaron.
La pulseada está ahora puesta en la decisión de las empresas de no volver atrás con los aumentos ya aplicados, que inclusive tendrán un nuevo capítulo en mayo. El Gobierno, según supo este diario, tampoco tiene la idea de pedirles que suban menos. Es algo que pidió el propio Milei, porque también iría contra el concepto de libre mercado y generaría, según la visión oficial, un "mal antecedente".