La aparición de una larga fila de jóvenes para afiliarse a La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires, el bastión del PRO, despertó distintas reacciones en los sectores en los que se divide hoy el partido que fundó Mauricio Macri. El larretismo los observó como una amenaza a todo lo que el PRO construyó en estos 16 años de gobierno porteño (que van para 20). De la misma forma, Jorge Macri recela de todo lo que le pueda hacer sombra, si bien intenta mantener una relación cordial con el Gobierno nacional (algo que se le va complicando cada vez más, entre fugas de presos y coparticipación que no le pagan). El bullrichismo, que ya se ve adentro de LLA y busca una fusión, se divirtió con como todos los demás se pusieron nerviosos. Y Mauricio Macri mantiene más enigmas que una esfinge. Tuvo una reunión reservada con Santiago Caputo de la que nadie quiere hablar y en la que se enfatiza que no se discutieron alianzas electorales. Macri enfrenta el desafío de surfear la ola de Milei sin que se lo trague.
La escena debe haber preocupado a más de un dirigente del PRO: un despliegue de interés por afiliarse a La Libertad Avanza y constituir el partido en la Ciudad. Esto significa que Karina Milei busca hacer pie por su propia cuenta en el territorio porteño. Puede ser para después negociar con el PRO o -la posibilidad que preocupa a los del partido amarillo- para prescindir totalmente de cualquier acuerdo con el PRO, con la idea de que ya se llevó los votantes y no los necesita.
Quienes comparten esta última presunción son los integrantes del PRO que acompañan a Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad cree que Milei ya se comió sus votos y que la única manera de sobrevivir al fenómeno que desató el presidente es uniéndose a él, fusionando el PRO a LLA o haciendo una alianza electoral que los mantenga a flote. Para otros, como Horacio Rodríguez Larreta, esto sería el fin del PRO. Sobre el desembarco en la Ciudad de LLA, los dirigentes porteños de Bullrich señalaban entre risas que el resto de los integrantes del PRO "estaban entre enojados y nerviosos". Pero también resignados: "No creo que puedan hacer mucho desde el PRO para evitar lo que se viene en 2025. Se la tienen que bancar", dicen.
Es la economía
No obstante, con la calculadora en la mano, indican que no es seguro que LLA vaya a eclipsar tan fácilmente al PRO. "La realidad es que todo va a depender de la economía", señalan. Si Milei consigue algún tipo de bonanza, será un escenario en 2025. Si no, será otro. El PRO, de hecho, se manejará observando de cerca las encuestas donde, por ahora, Milei conserva una imagen positiva bastante robusta considerando los meses de ajuste.
Sorpresas te da la vida: el larretismo también comparte la idea de que la economía va a definir cómo le va a ir a Milei en 2025. "Si hiciera una buena elección nacional, nos va a sacar más en CABA a la fuerza. Pero el tema es que este modelo cierre: que le devuelva algo a la gente y los voten el año que viene. Nosotros creemos que no va a cerrar y que no va a tener nada para mostrar", indican cerca del ex jefe de Gobierno.
Si bien consideran que hay que seguir de cerca el desarrollo de LLA en la Ciudad, en el larretismo descreen de la postal del fin de semana pasado: "Haber juntado dos cuadras de cola cuando no existías hasta ese momento no es nada. Tampoco es que hicieron un acto multitudinario. Sirve para vender en las redes sociales, qué es lo que les interesa a ellos", dicen.
Los Macri
Jorge Macri se maneja con una doble cara ante el Gobierno de Milei. Con un rostro, busca coincidir con sus políticas macroeconómicas y cuestionar los gobiernos pasados. También en su política de impedir manifestaciones. Pero con la otra empieza a ver que los focos de conflicto crecen.
La fuga de 15 presos de comisarías porteñas mostró uno de los problemas que tiene con el Gobierno nacional y, más específicamente, con Bullrich. Ella dijo que el problema era de la Ciudad, pero el jefe de Gobierno destacó que los presos son de causas federales o nacionales y que deberían estar alojados en prisiones federales y no en comisarías porteñas, que están hacinadas.
El otro gran problema es la coparticipación porteña. El PRO tiene un fallo a favor de la Corte Suprema por el cual Milei debería aumentársela a 2,95 por ciento. Después de dos reuniones de Jorge Macri con el ministro de Economía, Luis Caputo, la realidad es que no se está cumpliendo el fallo. Si bien buscan mantener el frente negociador abierto, en la sede de Parque Patricios no comen vidrio: la plata no está apareciendo y, buenas intenciones aparte, no hay ninguna garantía de que aparezca.
En ese contexto, el desembarco de LLA en la Ciudad no es del agrado del jefe de Gobierno, aunque si le preguntan dirá que están en su derecho. Pero de ahí a adherir a una alianza electoral en la Ciudad hay un paso importante que Jorge Macri no está seguro de querer dar: sumar a LLA a su frente le haría perder automáticamente a los radicales, cuyo bloque es necesario en la Legislatura porteña. Es un problema de frazada corta.
Para adentro, lo que buscaron cerca del jefe de Gobierno es negar que tenga ningún impacto en el PRO. Sobre la disputa de votantes, simplemente dicen: "Los votantes hay que ganarlo en la cancha. Nadie es dueño de los votantes".
Lo mismo hicieron desde el sector de su primo, Mauricio Macri, quien se dispone a asumir la conducción del PRO. "No tenemos ningún registro de que haya impactado en el PRO", dicen cerca del ex presidente. Macri sigue manteniendo canales abiertos con el Gobierno: no solo habla con Milei, sino que el otro día tuvo un encuentro extenso con Santiago Caputo. ¿La movida en Ciudad modifica el plan de alianzas? "Para los planes de 2025 falta", responden cerca de Macri.
El ex presidente no quiere adelantar nada, ni jugarse a una alianza como ya lo está Bullrich. Primero quiere observar a la distancia cómo le va al Gobierno de Milei... y cómo sigue en la consideración pública después de un año que se puede a parecer a estos cuatro meses. El desembarco en CABA que orquestaron desde LLA puede no servir de nada si la imagen en las encuestas del presidente se desploma. Macri por ahora prefiere esperar.