Javier Milei tiene previsto estar en Buenos Aires en la mañana de este domingo, después de interrumpir el viaje que estaba haciendo, según le confirmó a Página/12 el vocero presidencial Manuel Adorni. “El Presidente regresa a la Argentina para conformar un comité de crisis en virtud de los últimos acontecimientos ocurridos en Israel, para ponerse al frente de la situación y coordinar acciones con los presidentes del mundo occidental”, dice el comunicado que emitió Adorni minutos después. El periplo de los hermanos Milei no tenía ningún sentido incluso antes que se desatara la crisis Irán-Israel: fue a recibir un reconocimiento sin prestigio a Miami; luego mantuvo un encuentro intrascendente con el empresario Elon Musk e iba a terminar en Copenhague haciendo una especie de show subiendo a los aviones F-16 por los que Argentina firmó una carta de intención, pero que es improbable que termine comprando.
Milei cortó un viaje innecesario que lo llevaría a Europa, donde hay una fuerte presencia de grupos fundamentalistas islámicos. El presidente ha proclamado mil veces que está del lado de Israel, amaga con convertirse al judaísmo, de manera que se convirtió en un blanco posible para alguna organización terrorista. En ese marco, parece que resolvió que estará más seguro en Buenos Aires y que, además, deben tomarse medidas, porque la tensión con Irán, a raíz de los atentados, viene desde hace 30 años. Para colmo, esta semana la Cámara de Casación produjo un fallo, sin pruebas y sin que tuviera competencia, condenando a Irán por los atentados de 1992 y 1994.
La resolución de la Casación fue citada en un comunicado que dio a conocer la Oficina del Presidente en el que, lejos de hacer un llamamiento a la paz, el gobierno de Milei exteriorizó su "compromiso inclaudicable con el Estado de Israel", al que definió como el "baluarte de los valores occidentales" en el Medio Oriente. En sintonía, la Cancillería emitió una declaración reafirmando su apoyo al legítimo derecho de Israel a la defensa de su soberanía e instando a Irán a "cesar sus ataques injustificados y evitar una crisis de alcance global".
En este contexto, la visita a Dinamarca tenía dos problemas:
*El primero, de seguridad. Estaría expuesto en un continente que registra ataques y atentados de fundamentalistas. La custodia llevada a la excursión no está preparada para una situación tan adversa.
*En segundo lugar, que las autoridades de Dinamarca han votado a favor de subirle el status a Palestina en las Naciones Unidas y hace un par de semanas el gobierno danés también respaldó --en contra de la postura israelí-- imponer un cese del fuego en Gaza. O sea, el gobierno de Dinamarca está muy distante de las posiciones de Milei. Para no entrar en conflicto, el Presidente iba a tener que evitar el tema.
Más allá de la inutilidad del viaje, parece evidente que, en semejante panorama internacional incierto, un presidente debe estar en su oficina, tomando las medidas de seguridad que corresponden. Ajustar las fronteras, los ingresos al país en los aeropuertos, verificar todo lo que podrían ser objetivos de un ataque. La Argentina no está afuera del foco del conflicto de Medio Oriente y, en especial, con Irán, a raíz de los atentados contra la Embajada de Israel y el de la AMIA.
La tensión con Teherán existe desde 1994, cuando se produjo el ataque a la mutual judía, pero el régimen shiita no es la única hipótesis de conflicto. Es probable que grupos islámicos fundamentalistas consideren a Milei un enemigo, a raíz de sus declaraciones provocadoras. A eso se agrega el fallo del jueves de la Cámara de Casación, que de la manera más arbitraria, sin que la causa exigiera un pronunciamiento, le dio argumentos a los sectores belicistas de la derecha norteamericana e israelí. Se le adjudicó a Irán la autoría de los atentados de Buenos Aires y se instó a demandar al régimen de Teherán ante estrados internacionales.
Milei dedica buena parte del día a las redes sociales y se interesa en dos aspectos: el déficit cero y su instalación en la derecha internacional. Su entorno le insiste en que se ha convertido en un referente mundial posicionándose con parámetros de la Guerra Fría: Rusia-China son el comunismo, los rojos; los gobiernos europeos, socialistas; los países de Medio Oriente, enemigos; y los Estados Unidos e Israel, el polo de la libertad. Desde esa óptica, no para de crearse enemigos en el mundo entero, con el adicional de que coquetea con la idea de apoyar de alguna manera a Ucrania en la guerra con Rusia. Con semejante currículum y en la situación de peligro de escalada bélica, no parece recomendable andar por el mundo, con una custodia light.
Según el comunicado de Adorni, este domingo se convocará a un comité de crisis, algo razonable teniendo en cuenta los peligros que se afrontan en el mundo entero. Lo de coordinar con los presidentes occidentales parece una sobreactuación: Milei no tiene diálogo con casi ninguno y los líderes de los principales países latinoamericanos --Brasil, México, Colombia, Chile-- están muy lejos de sus posturas, además de que se dedicó a insultarlos.