El acuerdo que el gremio aceitero logró con la cámara que agrupa al sector con mayor volumen de facturación y exportación destacó nítido entre todas las paritarias que se van definiendo para este año: $1.240.000 de sueldo básico inicial para la categoría de peón. Para Daniel Yofra, secretario general de la federación nacional de sindicatos del sector, es simplemente "lo que hoy necesita un trabajador para vivir dignamente con su familia". Para el gobierno de Javier Milei y Luis Caputo, es un factor inflacionario y entonces se suma a la intención declamada del Ejecutivo de no homologar tal acuerdo. Para el dirigente aceitero, eso sería una torpeza política, pero si ocurre –avisó– "nos pelearemos con el gobierno y arrancaremos con el conflicto".
Yofra habló con Rosario/12 sobre esta coyuntura en la que cada gremio pugna con suerte diversa por rescatar algo del poder adquisitivo del trabajador. En su opinión, al campo popular "le falta conciencia" para entablar una puja distributiva como la plantea el gremio aceitero desde 2004, cuando el gobierno nacional reinstaló las paritarias. Y las centrales obreras –sostuvo– no están a la altura de las circunstancias.
El universo aceitero se integra por alrededor de 20.000 trabajadores, que se desempeñan en una veintena de compañías, en su mayoría establecidas en el complejo oleaginoso portuario entre Timbúes y Ramallo. Esos trabajadores comenzarán a cobrar, vigente desde abril, un básico de $1.240.202, fruto de un aumento del 25% acordado el martes pasado. Eso se suma al 41% de incremento que el gremio ya había obtenido en enero pasado; por lo que este sector logró un aumento salarial de 76.25% en lo que va del año.
Además de eso, la Federación y el Sindicato Aceitero de San Lorenzo abrocharon una suma única no remunerativa con el sueldo de marzo de entre 207 mil y 270 mil pesos, según la categoría. Y convinieron en que se reunirán otra vez con la patronal (CIARA) en julio próximo para revisar el acuerdo.
"Es el salario que conseguimos para todos, desde el que barre hasta el que opera las máquinas, el compañero de una agroexportadora o el de una empresa que envasa aceite comestible", detalló Yofra.
En estos días, el ministro de Economía, Luis Caputo, advirtió que no estaba dispuesto a dar la debida homologación al acuerdo logrado por el Sindicato de Camioneros. A tono con el estilo ya conocido de esta gestión, es probable que el logro de Aceiteros también haya entrado en mira del gobierno. "Si el gobierno quiere imponer una norma para negociar y poner un tope, nos pelearemos con el gobierno. Este martes sacamos un salario pero si no lo homologan arrancaremos con el conflicto", advirtió Yofra.
"La no homologación no puede ser una declaración en un medio de comunicación. El gobierno debe definirlo por decreto, controlar la legalidad del acuerdo y expedirse, llegado el caso, fundamentando por qué no homologa la paritaria. No puede encapricharse y decir que no porque no. Lo manda la ley 14.250. Creo que no están bien asesorados. Esa decisión a Celestino Rodrigo en el 075 lo llevó a renunciar en medio de paros y movilizaciones", recordó el titular de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso.
"No es apropiado no homologar los convenios salariales –dijo–. Si hay libertad para todo, también debe haber libertad de negociación", agregó y corrió así a la gestión libertaria con un razonamiento de su propio catecismo liberal.
La advertencia del gremio se apoya en dos antecedentes que paralizaron el cordón industrial con impacto nacional: los 25 días de huelga sostenida en 2015, cuando el gobierno de Cristina Fernández se negó a homologar el acuerdo de entonces, y el mismo parate por 22 días en 2020, en una situación similar con el gobierno de Alberto Fernández.
"Tenemos una historia de lucha. Nadie nos regaló nada. Cuando yo en 1992 entré a trabajar en (la multinacional agroexportadora Louis) Dreyfus me pagaron miserablemente durante doce años. Hoy se habla del logro de Aceiteros pero no se habla de la mala política que vienen teniendo los gobiernos para con el salario del pueblo trabajador", terció.
La base de negociación, en sus palabras, es ni más ni menos que "el derecho del trabajador a cobrar un salario mínimo, vital y móvil calculado según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución nacional y el artículo 116 de la ley de contrato de trabajo, no es una ocurrencia nuestra". "Esto significa –amplió– que ese salario debe asegurar al trabajador, en su jornada legal de trabajo, la satisfacción de las nueve necesidades allí contempladas: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y prevision".
La clave del poderío gremial del sector, para él, "se construyó a través de la concientización y la lucha, haber gritado a los cuatro vientos por qué necesitamos un salario así, no solo nosotros, todos los trabajadores".
"Este gobierno de Milei habla de no homologar nomás porque son bocones; los demás se cuidan, pero piensan lo mismo", igualó. "Este gobierno es muy cretino con la clase trabajadora, pero tampoco hubo otro gobierno que proponga algo desde el sentir de los trabajadores. Desde 2004 que arrancó la paritaria hasta hoy no hubo alguien que diga 'sí, se merecen eso'", cuestionó.
"Los políticos de turno no tienen la conciencia de clase que los trabajadores necesitamos. Ellos piensan que la plata es de los empresarios, el riesgo y todo lo demás, y que el trabajador debe trabajar por lo que pagan ellos", renegó. Por las experiencias vividas, tampoco distingue los períodos en los que el kirchnerismo recuperó el poder adquisitivo del salario, luego de haber instaurado las paritarias en 2004.
Yofra rechazó el argumento gubernamental de que una paritaria sin tope es inflacionaria y atenta contra el rumbo que pretende Economía. "Eso es mentira, desde que ellos asumieron en 3 meses dispararon la inflación y los salarios quedaron por el piso. Si ya veníamos mal, desde diciembre estamos peor. Hay un 57% de pobreza. Devaluaron, y eso acaso ¿es culpa de los trabajadores? Los precios los tienen que controlar ellos, no los trabajadores", enfatizó el gremialista.
Al reflexionar sobre el poder desigual de cada sector obrero en la puja distributiva, Yofra analizó: "Falta conciencia (en el campo popular). Los trabajadores tienen que cobrar lo suficiente para vivir dignamente. Si no hay un Consejo del Salario que marque lo que se perdió por inflación, así siempre se seguirá siendo pobre. Luego, la CGT tiene que cumplir el rol que le corresponde. Agrupa la bronca, las necesidades, todos los sindicatos para pelear contra quien sea. Si lo hiciera, seguramente las cosas van a cambiar. Pero hasta ahora cada sindicato pelea por su lado, y las únicas que los pueden juntar son las centrales, tanto la CGT como la CTA", señaló.
En el gremio saben que el clima de época Milei puede favorecer la posición empresarial patronal. No obstante, los preserva el hecho de que la mayoría de sus afiliados está bajo convenio y una no homologación no podría afectarlos. Además, si alguna empresa no paga el aumento en tiempo y forma, luego deberá hacerlo con intereses retroactivos, cuando la paritaria sea homologada, esto es, dentro de los próximos 30 días. Si el gobierno no se pronuncia, el acuerdo queda firme.