Hoy deberá quedar expuesto porqué, cómo y quiénes perpetraron la trama criminal que estremeció Rosario entre el 5 y el 10 de marzo, cuando sobrevino una sucesión de 4 asesinatos al azar: el de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, el del colectivero Marcos Daloia, y de Bruno Bussanich, playero de una estación de servicios.
Seis personas, en esta etapa de la investigación, serán imputadas en el Centro de Justicia Penal por un equipo de fiscales que sostiene la existencia de un plan urdido desde el ámbito carcelario y ejecutado por sicarios en la calle, y menores de edad a la hora de apretar el gatillo.
La motivación de un alarde inusitado de violencia y poder de fuego sería la réplica de detenidos con renombre en el mundo del hampa a ciertas restricciones que el gobierno de Maximiliano Pullaro le impuso a la vida intramuros. Cada golpe homicida estuvo firmado por mensajes escritos con alusión directa a la política carcelaria, al gobernador y a su ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni.
El equipo de fiscales dirigido por Adrián Spelta y Patricio Saldutti, con la participación de Luis Schiappa Pietra, Marisol Fabbro y Fernando Dalmau, sentará hoy en audiencia imputativa a Alejandro Núñez, más conocido como Chuky Monedita, como el principal organizador de este dispositivo criminal que enlutó la ciudad en esa semana atroz.
Además de Núñez, se sentarán en el banquillo de acusados Dylan T., D.G., Axel Uriel R., Gustavo M. y Macarena M. Todos estos son mayores de edad. Quedan a cargo de la Justicia de Menores tres adolescentes de entre 14 y 15 años que fueron detenidos en los últimos días como probables ejecutores materiales de los crímenes. Uno de ellos, de 15 años, cayó detenido en el barrio Fontanarrosa (ex Zona Cero) a partir de una persona allegada que lo delató por la recompensa de 10 millones de pesos que ofreció el gobierno. Sería el homicida de Bussanich. Los otros dos cayeron en sendos allanamientos en barrio Las Delicias y en La Tablada.
Chuky Monedita está preso desde 2015, y purga una condena a 9 años de prisión como jefe de una asociación ilícita en el que se mezclan homicidios, extorsiones, amenazas y el trasfondo de la venta de drogas en una serie de bunkeres, casi siempre en zona sur.
Su nombre cobró popularidad al ser involucrado como instigador del asesinato del mecánico Carlos Argüelles, en 2021, testigo protegido en la causa contra el jefe narco Esteban Alvarado. Núñez, preso la Unidad Penitenciaria N°11 de Piñero, habría encargado el crimen de ese testigo, a instancias de un lugarteniente de Alvarado, Mauricio Laferrara, compañero de reclusión en el pabellón 4.
Desde el seno de la investigación, y desde el propio Ministerio de Seguridad, y del Ejecutivo municipal incluso se hizo trascender la semana pasada que en la trastienda de este plan criminal están el propio Esteban Alvarado y otro hampón de renombre en Rosario como Claudio "Morocho" Mansilla, condenado a prisión perpetua. Ambos están presos en el penal federal de Ezeiza, donde el año pasado el primero de ellos estuvo a punto de fugarse en un helicóptero, operativo que fue desbaratado a último momento.
Sin embargo, la acusación de los fiscales no llegó todavía hasta estos jefes del crimen. Por ahora, quedan fuera de las imputaciones que se conocerán hoy.