Las pujas de poder entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich no se terminaron con la elección de la cúpula del PRO. Lo que le siguió es más parecido a una guerra fría que a un tratado de paz. Por estos días, la ministra de Seguridad le destina mensajes al expresidente a través de medios amigos y de las redes sociales. En realidad, es un solo mensaje: hay que dejar de especular y apoyar a Javier Milei sin ningún tipo de condiciones. Macri, en tanto, mantiene un estudiado silencio y espera a ver cómo le va a Milei en los próximos meses. Mientras tanto, en su reunión de la semana pasada con Santiago Caputo como en otras conversaciones transmite su desagrado con la efectividad de la gestión.
Macri y Bullrich, a través de sus negociadores, llegaron a un acuerdo antes de que se abriera una interna por la conducción del PRO y negociaron lugares en el partido. Pero eso no significa que las rencillas se hayan terminado. Nada cambió: Bullrich sigue pensando que el PRO debe fusionarse con La Libertad Avanza (y está operando en ese sentido) mientras que Macri no descarta una alianza, pero quiere mantener la autonomía. Y, sobre todo, una distancia prudencial por si el gobierno de Milei se prende fuego y se estrella.
Mensajes
En esa guerra fría, Bullrich viene dando señales de que no va a aceptar que el PRO le ponga condiciones a Milei. O mejor dicho, que Macri le ponga condiciones. El detonante de los nuevos mensajes de la ministra de Seguridad viene de las conversaciones que tiene Macri con Santiago Caputo y otros integrantes de la mesa chica de Milei. Según supo Bullrich, en esos encuentros, el expresidente dejó en claro que están acompañando la nueva ley ómnibus, pero que el apoyo no va a ser irrestricto ni va a ser para siempre. Sino que, en algún punto, se empezará a negociar ley por ley.
Esto viene de la génesis del Gobierno de Milei: Macri le ofreció entonces un acuerdo de cogobierno, que incluía el desembarco de su gente en ministerios estratégicos y la presidencia de la Cámara baja para Cristian Ritondo. Milei declinó ese pacto y desde entonces hay una amenaza latente de que el PRO puede retirar su apoyo.
Ante la advertencia de Macri a sus interlocutores, Bullrich salió a jugar dentro del PRO, con reuniones para avanzar en el frente electoral hacia 2025 pero también con declaraciones públicas. Concretamente, la ministra retuiteó a uno de sus dirigentes de mayor confianza, Damián Arabia (el mismo que Macri intentó vetar de la conducción del PRO).
¿Qué decía el tuit que retuiteó Bullrich? “Terminamos de analizar en profundidad el nuevo proyecto de la Ley de Bases. Cada artículo elimina trabas y kioscos que nos han llevado al camino de la decadencia. Este es sin dudas el cambio profundo y duradero que la Argentina necesita para salir adelante. Debemos votarla ya!”, decía el mensaje de Arabia.
"Con ese retuit, Patricia busca marca las diferencias con Mauricio. Ella está acompañando al gobierno porque coincide ideológicamente y no lo hace a medias. Macri especula y, si bien comparte mucho de la mirada del presidente, todo el tiempo plantea esta lógica: para que les vaya bien tiene que ser con mis consejos, con mi gente. Y no sabemos qué va a hacer Mauricio cuando termine de darse cuenta de que Milei no acepta sus condiciones", destacan en el bullrichismo.
Mientras sigue ese estado de tensión sin rupturas, Bullrich avanza en reuniones políticas. Su mesa bonaerense tuvo un encuentro en Pilar donde Pablo Walter (el responsable del armado en provincia de Buenos Aireas) delineó estrategias con Federico Angelini, Laura Rodríguez Machado y otros dirigentes. Bullrich también tuvo conversaciones con el encargado de Milei de armar LLA en la provincia de Buenos Aires, el subsecretario de Integración Socio Urbana, Sebastián Pareja. Son avances que no son consultados con Macri y que el expresidente no ve bien.
Cautela macrista
En este punto, Macri no responde a los intentos de Bullrich de pincharlo para que salga a hablar. Y no quiere adelantar los tiempos. Macri viene con la idea de que puede ser necesario un frente con La Libertad Avanza para 2025, pero prefiere esperar a ver cómo se desarrolla este año: esto es, de qué forma llega Milei al año próximo después de 12 meses de ajuste ininterrumpido, conflictos y otros problemas económicos. Macri no quiere atarse como Bullrich al destino de Milei. Si le conviene, habrá alianza. Si no... tanto peor para Milei.
El foco de la discusión son los votantes que el PRO podría perder a manos de Milei. Macri quiere conservar ese núcleo duro, pero no a costa de disolver su partido y convertirse en un anexo de Milei. La idea de Macri es negociar una alianza, si hace falta, pero en condiciones de pares, no de subordinados.
Además, el expresidente no deja de transmitir su desagrado a cómo vienen llevando la gestión. Con mayor o menor sutileza, se lo trasladó a Santiago Caputo y a otros emisarios: para Macri, hay áreas que nunca arrancaron y otras que están funcionando muy mal. En el entorno del expresidente, hay dirigentes que van más allá: "No hay gestión. Y eso a Mauricio no le gusta un carajo". Para Macri, los grandes responsables de esto son Karina Milei y Nicolás Posse, con el que el ex presidente comparte una mutua antipatía.