Nacida el 12 de abril de 1982, Paula Trama festejó el viernes pasado su cumpleaños en el escenario del teatro Vorterix, donde presentó, junto a Los Besos, Nadie Duerma, el último disco de la banda. Un disco sobre la energía del fin de las cosas, sobre los límites respecto de las cosas que se pueden hacer y que no, sobre la sensación de estar en un acantilado.
Un disco más lúcido que ingenuo. Con una voz particular, por momentos engolada por momentos incomprensible “me halaga que me digan que no entienden lo que canto” y con una capacidad compositiva dúctil y refinada, en esta entrevista hablamos sobre sus paisajes sonoros, sus influencias musicales, de qué están hechas sus canciones, su lugar de origen, su ser sentimental más que pasional, su defensa del aburrimiento, su cierta condición monástica y sobre cómo armar espacios que desactiven los discursos que vampirizan la vitalidad.
Querría empezar con la idea de la geografía como un espacio formativo y de influencia. Una idea que veo en al menos tres músicos que admiramos. Morrissey, que en su autobiografía se explaya largo sobre Manchester: “Mi calle es una calle y otra calle y otra calle. Calles que te definen y calles que te confinan”. Tracey Thorn que en su libro Otro planeta. Memorias de una adolescente en el extrarradio, dice: “No hay nada especialmente bonito en mi lugar de origen y, sin embargo, el papel que ha desempeñado en mi vida es tremendo, y siempre me ha gustado esa idea de dirigir la mirada a lo ordinario o a aquello que no suele recibir atención”. Y Lol Tolhurst de The Cure: “Crawley está a unos treinta kilómetros del sur de Londres, pero parece un planeta distinto. Crawley es un lugar donde siempre llueve, cubierto por un cielo gris como una losa. Aquí nació The Cure”.
¿A vos, que naciste en Temperley, ese espacio algo alejado de Capital cómo te influenció?
Paula Trama: Hay algo de mi vida en el tren, porque yo nací en Temperley y viví hasta los veinte años en Banfield, hice mi secundario en Capital entonces mi vida fue ir y venir en tren todos los días a Capital de Capital. Mi vida adolescente y mi vida hasta los veintiún años estuvo muy marcada por ese trayecto de la distancia respecto del centro, que es como un trayecto de distancia también respecto de las expectativas, respecto del deber ser, una distancia respecto a las cosas que se asumen como obvias. En el Conurbano se cruzan muchos entornos, más allá de que vivas en una casa de clase media; es una selva sin igual, y en los 90 tenía una potencia muy musical y de la confluencia de las vidas diversas. Muchas vidas cruzándose todo el tiempo. Creo que el tren es como una experiencia que atraviesa mi vida en general, sobre todo mi primera juventud.
Después en 2016 la conocí a Ine que vivía en Lomas. Volví a mis pagos porque iba todo el tiempo a su casa y fueron como cuatro años de volver, pero volver encima como ocho años después, entonces era un poco una vuelta a una primera memoria, volver a ver los locales que seguían estando y los que no, ver el tamaño de las cosas, revisitarla tanto tiempo después cuando mi vida, ya a los treinta y cinco, treinta y seis se había no sé si asido definitivamente pero yo ya tenía una sensación de adonde iba y ciertos intereses que iban a ser para siempre, como la música, y que cuando era adolescente no tenía la menor idea. La experiencia conurbana es como de una distancia y una espera, cierta sensación de que sos siempre y siempre serás under ¿no? Siempre un poquito fuera de lo que está pasando, entonces siento que eso me generó una vida un poco más monástica con respecto a mi tiempo. Esa fue siempre una actitud en mi vida, la de tener una actitud monástica con respecto a mi tiempo. Si no lograba ir a donde quería, me encerraba a escuchar discos, a escribir o a leer, por esa condición de lejanía que era una dificultad.
Hablemos de influencias musicales. El mapa del gusto de Paula Trama.
P.T.: Es una ensalada hecha de voces sobre todo, la voz es lo central, es como una especie de monstruo superior que te agarra. Medio inicial de mi manera de vincularme con la música fue un pilón de vinilos que mi tío me pidió que se los pasara a cassette. Yo tenía un minicomponente que te pasaba el vinilo a cassette y este tío era académico y muy amante de la música de los setenta. Entonces había música clásica pero también un disco de Janis Joplin, uno de Frank Zappa pero también de Queen, uno de Bowie, ese fue mi primer recuerdo archivero de lo que me conmovió mucho. En mi educación más musical sentimental hay mucho Brasil, mucho del primer Caetano más psicodélico, esto de la cantidad de vocales del portugués que tiene veintipico de sonoridades vocálicas y eso es ridículo, es un montón para cantar. Los primeros discos de Caetano Joia, Bixo, Araçá Azul que son muy peposos; también Os mutantes, Ney Matogrosso, esa cosa del glamour medio andrógino del Brasil de esa época precanción, como una fase más de experimentación y creo que ahí ese fue mi momento de escucha mayor.
Voy a pasar a una que nos une que es Liz Fraser de Cocteau Twins.
P.T.: Todo lo que te dije hasta recién siento que es un poco el vocabulario de Cocteau Twins. Las palabras son una anécdota en el sentido de que nunca va a llegar el significado, son fractales las letras. Son como palabras filosas y que implican un brillo, las palabras son como pegajosas, pero gramaticalmente tiene sentido algo. Y todo eso ocurriendo en esa voz producida de esa manera. Algo de la manera de sonar de esa voz que es un universo ya.
Aparte de que en sus canciones hay muy poco sentido
P.T.: No hay sentido… creo que el mecanismo de composición de ella era un diccionario, creo que del búlgaro o de una lengua del este europeo y entonces agarraba el diccionario y seleccionaba algunas palabras por cómo sonaban, y ella formaba frases y escribía y luego veía qué significaba en inglés y esa era la frase que empezaba a llegar a la música. En general eso no tenía ningún sentido porque ella no conocía el idioma. Y cantaba eso. Una operación muy de escritura surrealista y no es una banda que en sí sea surrealista. Hay mil oscuridades en la música, por ejemplo The Cramps o The Cure; The Cramps es re oscuro pero es re urbano, ves un lugar, un espacio. The Cure es re oscuro y hay mucha oscuridad que tiene que ver con la depresión, con la conciencia de la muerte, de la autoconciencia fatal de los sentimientos. En cambio la de Cocteau Twins es una oscuridad del inconsciente, es como la oscuridad de los sueños. No hay rastro de un contenido por ejemplo oscuro porque refiera a determinados temas, está hecho de brillo y confusión, una oscuridad soñada.
¿Sos una persona ansiosa culturalmente? Tanto como usuaria como hacedora.
P.T.: Yo quiero saber todo lo que escriban las cinco personas que me interesan y las diez bandas que me interesan; en eso siempre estoy atenta pero no soy de abarcar en general. Soy muy selectiva.
¿No te da cosa perderte cosas?
P.T.: No, yo siempre me quedo afuera. Yo soy la persona que nunca quiere ir a ningún lado. Lo que pasa es que soy una persona aburrida, entonces me gusta aburrirme porque siento que es mi momento máximo de concentración. Aburrimiento quiere decir que no estoy divertida; porque conozco la diversión y hay cosas de mi diversión que me encantan. Pero hay algo del aburrimiento cuando no quiero hacer nada en particular y quiero tirarme a mirar el techo y ver que me da ganas. Cuando tengo dos días para no tener un plan me gusta no tener un plan.
Hay una frase del diario que está en el libro Nadie Duerma que dice: ¿El aburrimiento es indispensable para conocer las cosas y a las personas? Para mí sí.
P.T.: Ponele que estás con cinco amigas y es tu cumpleaños. Tus cinco amigas más amigas. Las primeras tres horas tomas unas copas y comes algo rico, tal vez cinco horas, todo es novedad todo es festejo y diversión. Pero si se quedan a dormir y al día siguiente nadie tiene ningún plan, ese es el día que yo prefiero. Todas tiradas sin nada que hacer, aburriéndonos, ese es el momento en el que tengo un contacto de verdad con mis amigas. Algo pasa ahí. En el aburrimiento ya no tenés la sonrisa, es cuando ya no tenés que hacer ninguna cara.
Me gustó lo anterior, eso de que aburrirse es no estar haciendo ninguna cara, qué lindo eso… me acuerdo que una vez estaba viendo Viaggio in Italia de Rossellini en la que actúa Ingrid Bergman y vos en un comentario me señalaste cómo fumaba ella en una escena.
P.T.: Por la nariz, sacaba el humo por la nariz.
Como una chimenea y me dijiste: “che ¿se fumaría así antes? Mi abuela fumaba así”. Siento que sos atenta a los detalles.
P.T.: Me gusta el detalle; no, no es que me gusta sino que me mueve. El detalle es lo que me mueve. Si veo una película por ahí me pierdo un poco en la narración, no tengo mucha lucidez narrativa, pero si voy a algunos lugares y los agarro fuerte y después los uno de manera que me hacen disfrutar mucho.
¿Sentís que tus canciones son sobre el detalle?
P.T.: A veces siento que tienen que ver con un gesto, con una lectura de algo a contrapelo, a veces con un detalle, a veces con una emoción, o un descubrimiento de una emoción nueva y busco que eso tenga lugar. A veces un juego de ser otra persona o ser la otra persona de una situación de algo que me está pasando. Hay medio algo de divertirme. Y después soy más sentimental que apasionada.
¿Cuál sería la diferencia sentimental y pasional?
P.T.: Sentimental es el melodrama, en el sentido de que están pasando cosas que implican el sentimiento pero también son una performance del sentimiento, en el sentido de que está representando de una manera clara, de que se está viendo cómo funciona. Siento que ser sentimental en una canción es estar un poco observando mientras se siente. Y creo que la pasión es ser una con el sentimiento y que por ahí no te estás dando cuenta de que tenés un sentimiento sino que estas avanzando con el sentimiento.
El sentimiento tiene distancia y la pasión no…
P.T.: Hay una parte que es como más aérea de lo sentimental que es como verse desde afuera. Yo estoy muy celosa por lo que está pasando, eso es sentimental, me quiero morir porque me está pasando eso. Eso es un discurso sentimental. Un discurso apasionado es “chau me voy a tomar cinco whiskies”. Ves la acción y descubrís a través de lo que está haciendo el otro cómo se siente el otro. Lo ves actuar y vos vas a adivinar cómo se siente, pero nunca va a decir cómo se siente. Yo soy sentimental y me interesan mucho los sentimientos, me gusta tenerlos ahí e ir viendo qué pasa, y creo que las canciones son mi laboratorio en ese sentido. Por eso digo que es muy poco autorreferencial.
La música punk es muy autorreferencial, es pura pasión. Te dice “salí de acá, llegué acá, me la di en la pera y caí en la guardia”, y viene un amigo y te dice que te pasó con quién te peleaste por qué sos así.
Te quiero preguntar por la diferencia entre proceso de escritura de poemas y proceso de escritura de canciones. ¿Es una disposición emocional, es una decisión estratégica, es posible tomar una decisión al respecto?
P.T.: ¿Te puedo leer un poema para responder esto? Escribí un poema para responder esto y nunca lo pude leer:
Les cuento cuál es la diferencia entre mi poesía de poeta y mi poesía de música
porque siempre me preguntan lo mismo y
es aburrido improvisar
escucharme siempre inventando
alguna cosa
a último momento
para escribir poesía
me pongo en conserva
en almíbar
al escabeche
no quiere decir que me meta en un frasco
quiere decir que me embebo de mí hasta
convertirme en irradiante
y todas las palabras que saldrán de mi,
emitirán mi irradiación
quiere decir que estoy gedienta como un
pickle translúcido
cuando compongo una canción
en cambio
la vida me lanza una flecha
que me entra al pecho
y grito y gimo como loca
en su lengua desconocida
Esto es lo que escribí y lo que agrego es que esa diferencia entre la sensación de estar recibiendo algo del exterior y ser atravesada por esa flecha en el momento de la composición musical es imposible de prever. Y con la poesía sí siento que tengo una posibilidad de controlar cómo siento que yo elijo meterme en ese escabeche.
¿Cómo fue la experiencia de la banda al atravesar la pandemia? Yo los empecé a escuchar con intensidad en la pandemia, que fue al mismo tiempo un momento personal de también volver a escuchar discos enteros. ¿Te suena en otros testimonios?
P.T.: Pasó algo ahí con los oyentes de Los Besos. la gente tuvo tiempo porque la música que hacemos necesita tiempo, un tiempo que tuvo la gente en pandemia para tal vez leer las letras, escuchar algo de la palabra que en la vorágine del mundo tal cual es no llega. Y hay algo de la poesía, de la escritura que es la columna, la bandera detrás de la que se encolumna el proyecto y tiene que ver con el tiempo y con la introspección. Yo como te digo soy como medio monástica y por eso me gusta tanto grabar discos y estar dentro de una cosa pensando solo en esa cosa. Me gusta mucho concentrarme y me cuesta también. La gente tuvo tiempo de escuchar las letras.
A “Nadie duerma”, lo escuché de a poco, y escuché al mismo tiempo a otras personas decir “es el mejor disco de Los Besos”. Y luego lo escuché de nuevo y realmente desestimando esas jerarquías de mejor/etc, es un discazo. Lo presentaron el viernes en Vorterix entonces me gustaría que me cuentes cómo estás con todo lo que pasó en ese recital. Fue un recital necesario.
P.T.: Siempre valoré mucho la palabra necesario. Y pensé en su momento qué quiero de este recital. Cómo estar para quienes nos necesitan haciendo esto. Por eso me parece re emocionante que hayas sentido eso. Porque lo siento más como si fuese la dupla arquitectura/decoración. Necesitás algo para vivir, no para que este linda la casa que también es importante, pero en este momento es más importante un techo. Yo nunca recuerdo en mi vida haber disfrutado de un proceso como el de este show. Empecé a carburar el guión en noviembre del año pasado para tener un diálogo con la puestista y con la banda y empezar a pensar con tiempo todo el espectáculo. Ya no es un recital, tiene algo de teatro en vivo y quisimos que fuera una especie de nave para pasar por toda nuestra discografía y todos esos momentos muy diversos, como una geografía que te hace sentir muchas cosas muy distintas. Como poder también un poco zarandear con eso: tragedia, sentí este momento que es terrible y después abrazarte y hacerte un re mimo, tocar e ir llevando de una manera orgánica, que no sea brusca, por todo ese recorrido de emociones.
Nadie Duerma es también un libro que tiene un diario de grabación escrito por vos. En una entrada del diario decís: hay un límite con respecto a la conciencia de la vida en general y una conciencia de ese límite. Y agrego, es como la sensación de estar en el piso después de una golpiza. ¿Pensás que Nadie duerma recoge esto? ¿Es un disco oscuro?
P.T.: Es sombrío. Tiene muchos juegos con la luz y la sombra. La sombra es la representación máxima de que ese cuerpo existe y tiene un volumen. Este disco es más una energía del fin de las cosas, de los límites respecto de las cosas que se pueden hacer y que no, como algo de la sensación de estar en un acantilado. Algo de sensaciones trágicas, del dolor, del fin de las cosas. Es un disco creado en un 80 por ciento en pandemia. Están hechas en el fin del mundo. Y es muy increíble como sintonizan con este momento y tiene todo el sentido del mundo estar en este momento que nunca pensamos que íbamos a llegar jamás y que en realidad un poco sea consecuencia de lo que nos pasó en la pandemia. Si no la ultraderecha no sería un fenómeno mundial porque la pandemia fue un fenómeno mundial. La pandemia aceleró la crueldad como nunca.
Algo que fue muy feliz para todas nosotras. El 7M de 2022 en el CCK fue inolvidable para muchas personas. Desde mis más de cuarenta años siento que nunca se me había dado un espacio, en tanto lesbiana, tan lindo para hacer algo y para compartir algo. Siempre ha sido el tugurio lo que me formó y que amo por supuesto. Medio que se te asignó gestar todo para ese momento y todo eso especial que pasó. Estuviste a la cabeza de lo que pasó en la Ballena ¿Qué significó para vos?
P.T.: Conocer a Rosa (Nolly). Trabajar con muchas lesbianas por primera vez, trabajar con un equipo íntegramente compuesto por pibas que había que salir a buscar también porque la idea era armar un equipo lo más federal que fuéramos. Fue una aventura de producir y pensar también un guión y un poco de teatro también, algo de poder contar de muchas maneras distintas una experiencia que nos unía y nos daba por primera vez en la vida de oportunidad de hacer música en el Auditorio Nacional, en el Centro Cultural más grande de Latinoamérica, la Ballena, el lugar más increíble para tocar y hacer mil cosas, con recursos escasos en comparación a los que les dieron a otros eventos pero con recursos. El flash de trabajar con Rosa que fue la directora de la orquestación y además curamos juntas la selección de las canciones que formaron parte de ese concierto. Increíble todo, y que también por los vínculos históricos de cercanías íntimas con personas que admiro mucho y tenía pequeños contactos, Vir, Albertina, vos, y respetar nuestro trabajo y leernos mutuamente y que me dijeran que sí.
Sin desestimar los tugurios decimos todo esto
P.T.: Es lo mejor que tenemos los tugurios…
El 7m de este año fue muy diferente…
P.T.: ¿Volvió la contracultura tal vez?
Este año se hizo en un lugar muy querido que es la Tribu Mostra. No obstante la observación no tiene que ver con qué pasó sino que tiene que ver con algo que hablé con una amiga cuando volvíamos caminando. Estuvo Susi Pireli (Inés y vos) y la sensación fue como medio que hay como una entrega tuya y de ella y un cariño y un amor independientemente de donde ocurran las cosas. Se notaba que eso que estaba pasando en el escenario de la Tribu podría haber pasado en la Ballena o pasó en la ballena y estaba pasando ahí con un montón de lesbianas, las que pudieron entrar bah.
P.T.: Es que el espacio somos nosotras, no es el espacio físico. La espacialidad de la motivación que no es la infraestructura, no es el espacio técnico sino el espacio de la comunidad. Tanto nuestro estilista de Los Besos como la maquilladora que estuvo tres horas laburaron de onda porque no había posibilidad de no dar todo en esa fecha y más que nada en la Tribu Mostra que es el refugio de nuestra pequeña comunidad junto con Casa Brandon al menos en Capital, y entonces había algo de bueno que sea la mejor noche del año y que esta droga nos dure diez días al menos.
Y por nuestra comunidad si claro, y también armar esos espacios de desactivación de la crueldad, desactivación de la violencia, de los discursos que nos vampirizan el placer de la vida. Tal como está el mundo y pensando en esas personas que se aferran a las cosas con tal de circular, ser algo, ser nombradas, a vos no te importaría caerte de ningún lado, me dijiste una vez en 2022. ¿Lo seguís pensando?
P.T.: El artista más interesante está en una relación con su capacidad para aparecer y desaparecer. Como estar cuando sos necesaria y cuando no, no. Como una especie de baile; también una necesita tiempo para no decir nada. Si bailáramos mejor el baile de desaparecer en el sentido de no estar marcando tarjeta, habría más espacio también. Si alguien se corre, que se adelante otro, saber bailar un poco mejor y no estar poniéndote al frente todo el tiempo. Me daría mucha felicidad aprenderme esos tiempos de la retirada.
Quiero cerrar con una cita del diario que escribiste en el libro Nadie Duerma: “La vigilia no es sólo un síntoma de los momentos de mayor intensidad emocional, es también un llamado. No abandonar en momentos de zozobra. No capitular ante un deseo común”.
P.T.: Es necesaria la vigilia porque se está todo el tiempo intentando desactivar el placer, desactivar la comunidad, entonces la vigilia es estar atentos a cuando nos necesitan, eso también es ver cuándo hay que ponerse y cuándo hay que salirse del centro, cuándo te necesitan. Me parece que también está bueno pensar la vigilia como un estado de atención a qué necesitan de nosotros. Siento que nuestra música es un refugio a esta intemperie, a esta sensación social de que estamos en una intemperie difícil de desactivar.
¿Cómo se hace para no capitular? Una tiene como una pared encima de la cara y no puede pasar de pensar que tiene que hacer mañana y no mucho más.
P.T.: Eso, como cuando hay niebla, hay que ir despacito pero no parar tampoco, porque si paras te chocan. Tenés que seguir porque parar no es buena idea.