El Gobierno presenta la reforma fiscal como un proyecto progresivo que va a reducir la presión tributaria. Si bien hay ítems que van en esa dirección, la mayoría de los cambios favorece a las empresas, mientras que a los consumidores de menores ingresos el impacto directo inmediato será negativo: aumento en impuestos internos en bebidas, cigarrillos y a los servicios digitales. Los funcionarios que presentaron ayer el proyecto (ver aparte) argumentan que la mejora vendrá por el lado de una mayor actividad y empleo a partir de las ventajosas condiciones que recibirá el arco empresario.
“¿Podría definir cuáles son las medidas concretas que favorecerán a los consumidores?”, se les consultó a los funcionarios del equipo económico. La respuesta fue que se reducen impuestos internos a los productos electrónicos y a los vehículos de gama media. “Los productos electrónicos dejaron de ser artículos de lujo y se utilizan en casi todas las actividades productivas”, defendieron el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el secretario de Política Económica, Sebastián Galiano, y el subsecretario de Ingresos Públicos, Andrés Edelstein.
En el caso de los celulares, televisores y monitores, se elimina la alícuota del 17 por ciento y para los autos de entre 380 mil y 800 mil se quita el impuesto del 10 por ciento. Lo mismo sucede con las motos de entre 70 mil y 140 mil pesos. Por el contrario, se duplican hasta el 20 por ciento la alícuota de impuestos internos en aeronaves embarcaciones y motos de gama alta.
En contraposición, se incrementan los impuestos para productos de consumo que definieron como perjudiciales para la salud. En ese paquete incluyeron a gaseosas en general y otras sin alcohol, que actualmente pagan entre 4 y 8 por ciento y pasarán a 17 por ciento para las azucaradas y quedará en 0 para los que no tengan azúcar añadido. En vinos y sidras se propone una alícuota de 10 por ciento y para los espumosos y champañas, un 17 por ciento. Estos dos rubros de bebidas actualmente no tributan impuestos internos. En el caso de las cervezas, la alícuota más que se duplica al pasar de 8 al 17 por ciento. Las bebidas de mayor graduación alcohólica, como coñac, whisky y otras “blancas” se elevará del actual 20 por ciento a una alícuota del 29.