Un cementerio de pibes "víctimas de la violencia institucional" fue lo que se montó ayer en el ingreso a la Unidad Fiscal de Homicidios. "Las causas están paradas o activadas, pero de una manera que no alcanza para los familiares", reclamaron los manifestantes de la Multisectorial contra la Violencia Institucional. Cruces de madera con la foto de cada una de las víctimas, un clavel y una vela fue la representación de las lápidas de jóvenes de sectores populares que ya no están.

La iniciativa tuvo que ver con visibilizar la cantidad de casos que ‑denunciaron‑ siguen sin respuesta judicial. Las tumbas simuladas en la fiscalía de Alvear y Montevideo pertenecían a Jonatan Herrera, Maximiliano Zamudio, Brandon Cardozo, Carlos Godoy, Alejandro Ponce, Franco Casco, Jonatan Ojeda y Gerardo "Pichón" Escobar. En todos los casos se menciona a agentes de la fuerza como autores materiales de los hechos.

Los relatos de los familiares, frente a la imagen de un cementerio en pleno macrocentro, fueron desgarradores: "Todos los domingos vamos al cementerio a visitar a mi hermano y a decirle que tristemente la causa no avanza e intentan cubrir y darle beneficios a la policía", dijo Julieta, hermana de Jonatan Herrera. Su mamá, María Elena, también lamentó que en la causa haya "solo cinco" efectivos acusados para ir a juicio, cuando el hecho involucró a más uniformados.

La familia de Zamudio también se quejó porque el prefecto acusado "está libre y con total impunidad", ya que para la fiscalía actuó en legítima defensa, ante un presunto hecho de robo. "Queremos que los fiscales den la cara, que nos atiendan, que basta de decir que no tienen tiempo. Necesitamos que (Adrián) Spelta, (Marisol) Fabbro, (Miguel) Moreno y (Florentino) Malaponte den la cara", reclamó Julieta.