Desde Curitiba
“¿Você já exporta?”. La pregunta sale de boca de uno de los distribuidores de alimentos más importantes del sur de Brasil, y la recibe un empresario pyme argentino productor de vinos. Ambos comparten mesa en una de las rondas de negocios en el marco de la “Expo Apras”, la exposición de supermercadistas brasileños que está teniendo lugar en la ciudad de Curitiba, la capital del Estado de Paraná. Hasta allí viajó una nutrida comitiva de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), con el objetivo de profundizar lazos comerciales con el gigante vecino y, por supuesto, también para hacer negocios. Algo que a nivel doméstico, en un contexto de licuación brutal de los salarios, con su consecuente recesión, empieza a complicarse cada vez más.
“Como pymes siempre privilegiamos el mercado interno, pero sabíamos que este año iba a ser complicado. Hasta diciembre no teníamos crisis de rentabilidad, aunque sí de actividad. Ahora tenemos las dos. En ese marco nos dimos la tarea de profundizar lazos comerciales con Brasil y mejorar en el expertise de exportar, algo en lo que nuestro sector tiene mucho por delante para crecer. Y vamos a necesitar nuevos mercados. El sur de Brasil, por la cercanía geográfica y porque está muy abierto a nuestra economía, es ideal. Así que acá estamos”, explica a Página/12 Ricardo Diab, secretario general de CAME, sobre las razones del viaje.
La entidad empezó a pisar con fuerza en el sur brasileño a fines de 2022, cuando viajó una primera comitiva para participar de un encuentro post-pandemia de empresarios del Mercosur. El año pasado, finalmente, inauguraron su primer stand en la feria de supermercadistas que se celebra todos los años en Curitiba. Este año, la apuesta es a fondo. “Duplicamos la cantidad de provincias representadas y la cantidad de empresarios que vinimos en 2023”, expone el presidente de CAME, Alfredo González.
Curitiba, primera estación
La capital de Paraná representa el cuarto PBI de todo Brasil. Su polo industrial es el más pujante después del de San Pablo, y apenas a 100 kilómetros se ubica el Puerto de Paranaguá, uno de los más importantes en volumen agroexportador de toda América Latina. Tiene más de tres millones de habitantes, si se cuenta su periferia. A priori, no habría cómo hacer para ingresar productos argentinos. Pero “nuestro diferencial es la calidad, lo que nos hace atractivos”, describe Diab. La apuesta fuerte es al sector del mercado de mayores ingresos, que puede pagar por mercancías “premium”.
En ese marco, CAME proyecta a mediano plazo. Este jueves, González encabezó junto al gobernador de Chaco, Leandro Zdero, un encuentro con el vicegobernador del estado de Paraná y presidente de la Federación de Comercio de Paraná (FECOMERCIO-PR), Darci Piana. Este viernes, además, es la inauguración de un showroom que la CAME tendrá de forma permanente en Curitiba, que funcionará como un futuro centro de distribución, con presencia de empresas argentinas. “La constancia y la presencia son clave. Sin continuidad no hay exportación posible”, aporta González sobre el proyecto de crecimiento del sector en la ciudad.
Curitiba también es un primer escalón hacia todo el país vecino. “Es el test de Brasil: lo que acá funciona, sirve para el resto”, señala Diab y remarca “la necesidad de asociarse con distribuidoras que nos hagan llegar, por ejemplo, hasta San Pablo”.
Abrir el mercado
En total, fueron 90 los empresarios argentinos presentes en el stand de la CAME en “Expo Apras”. Viajaron productores de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Misiones, Río Negro, San Juan y Santa Fe; todos ellos productores de vino, pastas secas, lácteos y aceites, de productos de higiene personal (cosméticos y perfumería); del sector textil y el cuero y de bazar y decoración.
Una vez dentro de la feria de Curitiba, las posibilidades de hacer negocios son múltiples: por el stand pasaron supermercadistas y distribuidores de todos los rubros. “Lo primero que quieren saber es si ya estás exportando”, cuenta Martín, productor salteño de vinos. Su marca, “Finca Machuca”, se vende en restaurantes y vinerías de Salta, Jujuy y hasta de La Plata. Martín se trajo consigo un Pinot Noir que es la estrella de la casa.
Vender a Brasil, para él, sería un salto de calidad: tiene la capacidad instalada para hacerlo, pero aún le queda un trecho en el know how exportador (sólo el siete por ciento de las pymes argentinas exportan, según datos de la propia CAME). Para eso llegó hasta Brasil, entre otras cosas. Como a tantos, la situación argentina lo golpea. “Las ventas bajaron poco, pero igual se siente”, dice y reconoce que readecuó los precios en las últimas semanas.
A Mariano Buenaventura, productor de alfajores de San Martín, también le pasó algo similar: marzo es plena temporada alta de ventas, pero no se notó. Para él, ingresar al consumo masivo a través de dos supermercados en argentina fue un salto de calidad, pero reconoce que los distribuidores “no tienen dónde colocar la mercadería que ya le entregaste, porque las ventas se desplomaron”. Los brasileños prueban su alfajor y enloquecen: Mariano se llevó varios contactos, con los que espera poder concretar negocios una vez que esté de vuelta en Buenos Aires.
Una “V” que nadie ve
En CAME reconocen que hay una crisis que sacude al mercado interno. Hace diez días, durante su entrevista con Alejandro Fantino, el presidente Javier Milei dijo que “si ves el útlimo gráfico de ventas de la CAME, ves un repunte en V”. “Me parece que leyó mal. Si hay una V, al menos nosotros estamos en la patita descendente”, ironizó un secretario de producción de una provincia del interior que ve cómo “el consumo baja mes a mes” desde que asumió el nuevo gobierno.
Riab apunta a “los formadores de precios” que “se excedieron” con los aumentos a partir de la devaluación de diciembre. “Que los salarios recuperen poder compra, pese a que algunos precios queden fijos, va a llevar un tiempo, así que también va a llevar un tiempo, si todo sale bien, que el mercado interno repunte”, sentencia.