Como recuerdo de los años de plomo el color que me asalta en la nostálgica evocación es el gris con algunas pinceladas rojas. De aquellos años transcurridos entre 1977-1983 persisten en mí algunos gestos imborrables de nobles amigos.
Recuerdo a un docente de la Escuela Técnica a quien conocí en 1977 en un recreo y nuestro primer diálogo fue sobre la música de Astor Piazzolla y "aparecieron como por encanto" en ese ámbito donde todo era gris menos los pizarrones y nuestros mamelucos de taller, la música más allá del rock nacional a la que llamábamos música progresiva, la filosofía.
Al salir de la escuela compartíamos mi amigo Pepe y yo largas charlas sobre política y literatura en el bar La buena medida de Rioja y Buenos Aires, y otras veces en el sótano de La Marina, 1° de Mayo y Rioja. Pepe me hablaba de las revistas de los años 70 como Crisis y la rosarina El lagrimal trifulca, de las luchas obreros estudiantiles, del Rosariazo y el Cordobazo.
De a poco y gracias a este intercambio tomé contacto con la poesía de Juan Gelman y la narrativa, cuentos y novelas de Juan Carlos Onetti. Letras indelebles en mi memoria vital. Acceder al poemario de Gelman "Violín y otras cuestiones", la novela de Onetti "El astillero y cuentos como Avenida de Mayo, Diagonal, Avenida de Mayo, Bienvenido Bob era ingresar a un universo en el que contrastaban las carreras de Fórmula Uno que veíamos los domingos mi padre y yo con las ficciones de Ray Bradbury. Onetti nos metía en el universo de Santa María con Larsen (el Juntacadáveres), el doctor Díaz Grey, el mítico Brausen y Angélica Inés, la hija de Jeremías Pretrus.
Pepe me obsequió dos pequeños murales con pinturas de Vincent Van Gogh, y el dorso de El tejedor escribió una dedicatoria muy singular: "De los años en los que pensábamos con el corazón". Nuestra amistad persiste habiendo superado los avatares de varias décadas.
Otro recuerdo que se mantiene vivo en mí es una fotografía captada por Aldo que era preceptor de la Técnica. La foto enmarcada era de lo que llamamos "un panadero" desprendido de un cardo, la dedicatoria del amigo fotógrafo, ex cantante del grupo vocal Los Huayra Puka, decía: "Que la felicidad se despierte con vos en el asombro de cada mañana".
Años después, nos volcamos a la lectura de El extranjero de Albert Camus, La náusea de Sartre, a la poesía de Alejandra Pizarnik, del libro de Mijail Bakunin Dios y El Estado y del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, La pedagogía del oprimido de Paulo Freire, El esquema del psicoanálisis de Sigmund Freud, los textos de antipsiquiatría de Franco Basaglia. Gracias al compañero Juvenal Fernández conocimos El miedo a la libertad de Erich Fromm y un dossier sobre Herbert Marcuse.
"La universidad de la calle", las primeras reuniones clandestinas con los compañeros de la Unión Socialista Libertaria de Rosario en el Centro de Estudios Sociales Rafael Barrett. Años oscuros de temores, incertidumbre y cultivo liminar de las esperanzas revolucionarias, libertarias. Resistencias, nostalgias y la sensación de vivir intensa y apasionadamente.
Es decir, no un mero existir sino la honra de la vida contra viento y marea.