El Gobierno de Benjamin Netanyahu ha cedido ante la presión de sus aliados estadounidenses y ha limitado su esperada represalia contra Irán por la oleada de drones y misiles lanzada el domingo pasado. Ahora, el precio por la moderada respuesta israelí, con su bombardeo de instalaciones militares en Isfahán, lo pagarán los palestinos en el sur de Gaza.
Rafah, la única urbe palestina gazatí que no ha sido destruida por Israel en su cruzada contra las milicias de Hamás, aguarda el asalto de las fuerzas israelíes que han sido desplegadas en la zona y que ya tienen fecha para el ataque, acordada con Estados Unidos a cambio de no desatar una guerra con Teherán. Mientras todo el mundo mira hacia Irán, Israel mueve sus fichas en Rafah para terminar aquí la carnicería puesta en marcha con la guerra de Gaza.
Mientras todo el mundo mira hacia Irán, Israel mueve sus fichas en Rafah
Gobierno que ahora mirará hacia otro lado mientras Netanyahu y su gabinete de extremistas terminan el trabajo sucio en Gaza sin las miradas indeseadas de un Occidente asustado ante la posibilidad de una guerra total en Oriente Medio. De nuevo, el conflicto israelí-palestino aparece como causa última de una crisis en la región.
Es un aviso al programa nuclear iraní, pero después de Gaza
No es baladí la elección de la base aérea atacada, pues cerca de allí se encuentran algunas de las infraestructuras más importantes del programa nuclear iraní, en el punto de mira de Estados Unidos y el propio Israel por la sospecha de que pueden tener un uso militar que Irán estaría ocultando a las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Según el canal de televisión estadounidense ABC, que citó fuentes de la Casa Blanca, Israel golpeó también el sistema de defensa del recinto nuclear de Natanz en Irán durante este ataque del viernes. En concreto el objetivo pudo ser un radar antiaéreo que se integra en la protección de las instalaciones de Natanz.
El mensaje israelí es muy claro: la próxima vez destruirá el complejo nuclear de Irán
Que Israel pueda golpear con facilidad las inmediaciones de Natanz y su planta de enriquecimiento de uranio es una amenaza muy real para Irán y sus avances en el uso de la energía nuclear con fines militares. Solo en Isfahán, el OIEA vigila siete instalaciones nucleares iraníes. El mensaje israelí es muy claro: la próxima vez destruirá el complejo nuclear de Irán. Es decir, no es una amenaza a corto plazo, sino para el futuro. El enemigo presente para Israel no es Irán sino Gaza.
Irán ha minimizado el ataque, para evitar perder la cara y verse obligado a lanzar una enésima represalia. El Gobierno de los ayatolás solo ha indicado que el ejército iraní ha derribado una serie de drones en Isfahán, pero no ha querido confirmar ningún ataque con misiles. Israel, entre tanto, ni confirma ni refuta oficialmente los resultados del bombardeo, fuera con drones o con misiles, o híbrido.
Otra puesta en escena para asustar con una guerra regional
Ninguno de los implicados en esta crisis, que ha puesto Oriente Medio al borde de una deflagración regional, quiere añadir de momento más gasolina al fuego. Este ataque responde más a una puesta en escena que a una exitosa operación militar, como ocurrió con la lluvia de 300 misiles y drones lanzados por Irán contra Israel el domingo pasado.
El pasado 1 de abril, Israel bombardeó el consulado iraní en Damasco y mató a 13 personas, entre ellas siete altos mandos militares de Irán. Esta acción fue respondida por Teherán en la noche del 13 al 14 de abril con el lanzamiento de esos 300 drones y misiles contra Israel. La inmensa mayoría fueron interceptados antes de tocar el suelo israelí por la acción conjunta de los sistemas defensivos y aviones de Israel, Estados Unidos y Reino Unido.
El ataque iraní fue una muestra de fuerza sin capacidad para hacer daño real
Ese ataque masivo iraní fue anunciado con antelación a Jordania e Irak, que a su vez lo comunicaron a Estados Unidos. Fue una muestra de fuerza sin capacidad para hacer daño real, pero Tel Aviv se lo tomó muy a mal. Era la primera vez que Irán, su archienemigo de Oriente Medio, atacaba suelo israelí.
Solo era cuestión de tiempo que Israel respondiera. La presión de EEUU, que había avisado a Israel que esta vez no le apoyaría en una respuesta armada sobre Irán, frenó la intención de parte del Gabinete de Netanyahu de lanzar una represalia a gran escala. El precio para lograr calmar los deseos de venganza israelíes contra Irán fue desviar esta agresividad y aceptar la inevitable toma a sangre y fuego de Rafah, donde casi 1,5 millones de palestinos aguardan un desenlace poco halagüeño.
El objetivo real es Rafah, no Teherán
La Administración del presidente Joe Biden lleva semanas reclamando a Israel contención en Gaza, invadida por el ejército judío tras la mortífera incursión de milicianos de la organización islamista palestina Hamás el pasado 7 de octubre, que dejó 1.200 muertos en territorio israelí.
El Gobierno de Netanyahu afirma que Rafah se ha convertido en el último bastión de resistencia de Hamás
Después de bombardear todas las ciudades gazatíes e invadir la Franja, con ya más de 34.000 palestinos muertos, de ellos 14.500 niños, casi 77.000 heridos y más de 8.000 desaparecidos, la ciudad de Rafah es el actual objetivo del ejército de Israel. El Gobierno de Netanyahu afirma que Rafah se ha convertido en el último bastión de resistencia de Hamás, organización que ha jurado borrar de la faz de la tierra.
Pero Rafah es también el lugar donde han confluido la mayor parte de los centenares de miles de palestinos que han huido del avance y destrucción israelíes en el resto de Gaza. Situada en la frontera con Egipto, Rafah se ha convertido en un callejón sin salida.
Naciones Unidas ha advertido de que un ataque por tierra contra Rafah se puede convertir en una matanza mayor incluso que las cometidas por el ejército israelí en Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, o en Jan Yunis, en el centro, las mayores localidades gazatíes hoy día reducidas a escombros y ruinas repletas de cadáveres aún sin recuperar.
El reconocimiento de Palestina en el marco de crisis con Irán
Tras conocerse el ataque israelí en Isfahán, la diplomacia internacional se puso en marcha para dejar ahí la escalada de tensión con Irán, con insistentes llamadas a la contención por parte de Naciones Unidas, el G7 reunido estos días en Capri para analizar las crisis ucraniana y palestina, Rusia, China, gran número de países en la Unión Europea, Latinoamérica, el mundo árabe e incluso la OTAN.
La represalia israelí se produjo además apenas unas horas después de que Washington diera a Tel Aviv una muestra más de su incondicional cierre de filas. Este jueves se votó en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una resolución presentada por Argelia para aceptar a Palestina como estado de pleno derecho de la ONU y no como mero observador.
Fue el veto, Estados Unidos impidió ese reconocimiento y dio un paso irreconciliable con la defensa del derecho internacional cuya bandera quiere enarbolar Washington como modelo de democracia occidental. La Administración de Biden se ha alineado totalmente con un Gobierno, el israelí, que ha convertido el derecho a la defensa de un Estado, tras el ataque terrorista de Hamás en octubre, en el genocidio de todo un pueblo, el palestino.
Israel añade ahora la coacción: o desata una guerra en Oriente Medio o dispone de carta blanca en Rafah
A la comisión de numerosos crímenes de guerra, con el ataque a columnas de refugiados, a hospitales, a poblaciones civiles, el asesinato de periodistas y trabajadores humanitarios, o a la utilización del hambre como arma de guerra, Israel añade ahora la coacción, incluso a su mejor aliado EEUU: o desata una guerra en Oriente Medio o dispone de carta blanca en Rafah.
Israel sale reforzado de esta crisis
Por ahora, es Israel el que sale reforzado de esta crisis con Irán, pues ha conseguido alinear con más fuerza si cabe a Estados Unidos a su lado, como demostró el veto a la propuesta de resolución sobre el reconocimiento del estado palestino.
Es evidente ya que Israel nunca permitirá un país palestino vecino
Es evidente ya que Israel nunca permitirá un país palestino vecino y que lo evitará con ayuda de sus amigos en la ONU o directamente por la fuerza, como está ocurriendo ahora, tanto en Gaza, con su directa destrucción, o en Cisjordania con el robo de tierra palestina por parte de los colonos ilegales judíos respaldados por los fusiles del ejército israelí.
La agresión iraní (o mejor dicho, no agresión, pues al contrario que las acciones israelíes, esa oleada de drones y misiles no causó ningún muerto en Israel) ha permitido a Israel darse un baño de multitudes y de apoyo internacional, con todos los dedos apuntando al bárbaro régimen de Teherán y olvidando las matanzas que se están cometiendo en Gaza y las que pueden aún cometerse en Rafah.
Sin ir más lejos, el próximo lunes los miembros de la Unión Europea esperan alcanzar un acuerdo para sancionar a Irán y su producción de misiles, así como a la transferencia de drones que pueda hacer Teherán a otros países.
La aparente clemencia de Israel con su ataque quirúrgico a Irán da oxígeno a Netanyahu
Ahora, la aparente clemencia de Israel con su ataque quirúrgico a Irán da oxígeno a Netanyahu y su política de matonismo en Oriente Medio, a la par que manipula a Occidente.
En una entrevista con la web Politico de análisis internacionales, Fadi Quran, miembro de la red de estudios palestinos Al-Shabaka, indicó que Netanyahu puede haber apostado por una guerra regional (con Irán) simplemente para que "los líderes occidentales se vean acorralados y permitan que Israel continúe usando el hambre como táctica en Gaza, ataque finalmente Rafah y lleve a la región al borde del abismo".