EH Bildu y Partido Nacionalista Vasco empatan en la cima de la política vasca. 27 escaños para cada uno. La izquierda abertzale, eso sí, consolida su hegemonía en el espacio de la izquierda con seis escaños más que en las elecciones de 2020. El PNV, en cambio, pierde cuatro. El Partido Socialista de Euskadi (PSE) ha obtenido 11 y el Partido Popular (PP), siete. Vox mantiene su escaño y Sumar entra en el Parlamento Vasco con uno. Podemos, por su parte, pierde sus seis asientos.
Los números, en cualquier caso, habilitan un nuevo Gobierno de coalición entre el PNV y los socialistas, con lo que tanto el jeltzale Imanol Pradales, como el socialista Eneko Andueza han logrado sus objetivos. El primero se podrá coronar lehendakari. El segundo ha conseguido mantener en su posesión la llave de Gobierno y podrá reeditar la coalición del PSE con el PNV.
"Daré todo por Euskadi todos los días", ha dicho Pradales, después de constatar que su formación, que ha logrado más de 366.000 votos, conservará el Gobierno de Euskadi. Andoni Ortuzar, presidente del PNV, ha subrayado que su formación ha "ganado las elecciones" —ha cosechado más votos que EH Bildu— y que "asumirá la responsabilidad" de conformar un Gobierno que ha calificado de "plural".
La vida (no) sigue igual en Euskadi
Costó arrancar con la campaña electoral. La carrera hacia Ajuria Enea se mantuvo a medio gas hasta que la Gabarra se echó al río en motivo de la victoria del Athletic Club de Bilbao en la Copa del Rey. Después, en la última semana de campaña, las distintas formaciones carburaron y ofrecieron todo su arsenal. EH Bildu trató de centrar la discusión en las políticas sociales, el ecologismo o el feminismo, pero no pudo evitar que ETA, la banda terrorista que cesó su actividad armada en 2011 y se disolvió por completo en 2018, entrara también en campaña.
El candidato abertzale, Pello Otxandiano, no calificó como "terrorista" a la banda en una entrevista en la Cadena Ser y eso centró buena parte de la conversación durante varios días. Más tarde, pidió disculpas a las víctimas por si había podido herir su sensibilidad. Sin embargo, a la luz de los resultados finales, no parece haberle pasado factura.
El PNV centró su discurso en la "gestión" y, especialmente, en "no poner en riesgo todo lo conseguido", tal y como clamó su candidato Imanol Pradales en el acto de cierre de campaña en Bilbao. Redujo la cita electoral a escoger entre dos modelos: el suyo y el de EH Bildu. El Partido Socialista de Euskadi (PSE) insistió constantemente en su papel de llave de Gobierno y abundó en cuestiones económicas y de perfil internacional. Lo hizo el propio Pedro Sánchez, que acompañó al candidato Eneko Andueza en el último mitin.
El PP de Javier de Andrés, por su parte, se centró, en el último tramo de la campaña electoral, en arañar todos los votos posibles al PNV y en concentrar el voto contra EH Bildu. La batalla entre Podemos y Sumar, que se ha saldado con un único escaño para la formación magenta, escaló en los últimos días con el dramatismo de las encuestas. La izquierda estatal, por tanto, se mantiene por los pelos en la política autonómica vasca, aunque la formación morada desaparece.
Todo sigue igual, pero algo cambia en la política vasca. El PNV mantiene a uno de los suyos como lehendakari y lo hace gracias al PSE, pero EH Bildu ha logrado el mejor resultado de su historia y ya habla de tú a tú a los jeltzales, que, a pesar de todo, son la fuerza más votada.