El filósofo francés Henri Bergson, en sus ensayos sobre la comicidad, concluyó que la risa es una “reacción defensiva” de la sociedad obligada a manifestarse contra un agravio. Años después, el humorista uruguayo Wimpi afinó aquella idea y la sintetizó: “la risa es una venganza”. Es decir, el humor a lo largo tiempo nunca perdió su naturaleza pese a sus múltiples rostros: vengar un agravio. Esa ecuación, por simple que parezca tiene muchas derivaciones y exige no sólo hacer un racconto histórico y una lista de nombres propios, sino que impone una lectura interpretativa y de reflexión en torno al humor como defensa frente a los agravios, sobre todo del poder, que padece una sociedad.
Y una de esas lecturas es la que propone la socióloga y doctora en Ciencias Sociales por la UBA Mara Burkart, investigadora, docente y autora del recordado e impecable libro De Satiricón a Hum®. Risa, cultura y política en los años setenta. Burkart es una de las impulsoras del estudio del humor en los ámbitos universitarios a través de la publicación de ensayos y de la formulación de diversas jornadas y congresos. En la actualidad codirige, junto a los investigadores Damián Fraticelli, Tomás Várnagy y Cristian Palacios, la serie de ensayos titulada (con humor) Arruinando chistes. Panorama de los estudios del humor y lo cómico, dos volúmenes que pueden descargarse de manera gratuita aquí, y que reúnen textos de diversos autores con el propósito de crear un campo de estudios dedicado al humor y lo cómico transdisciplinario, es decir, donde investigadores provenientes de diversas disciplinas sociales y humanísticas como Sociología, Historia e Historia del arte, Filosofía, Comunicación social, Letras y lingüística, puedan reflexionar e indagar en torno a esos temas. “Nos parece fundamental mostrar la diversidad de abordajes teóricos y metodológicos y de objetos de estudio: desde los textos de filosofía clásica a las caricaturas, y desde el humor y la comicidad en textos para adultos y niños hasta los memes. También el uso de lo cómico en campañas de salud, para destacar las potencialidades y evidenciar la centralidad y casi omnipresencia del humor y lo cómico en nuestras vidas y en nuestra vida social”, sostiene Burkart para luego responder:
--¿Cómo es indagar sobre el humor desde la perspectiva académica?
--El humor y lo cómico son universales y a la vez son históricos. Qué quiero decir con eso, que no hay cultura que no tenga sus propias manifestaciones humorísticas y éstas cambian con el tiempo: lo que hacía reír hace 100 años capaz ya no nos hace reír hoy en día. Ahora, la centralidad del humor y lo cómico se da con que no hay vida social posible sin ellos, como sostiene el sociólogo Peter Berger: la vida social “seria” no se podría sostener sin espacios para el humor y lo cómico. Pensemos cuántas veces al día nos topamos con un chiste o cuántas veces un chiste nos permite salir de alguna situación complicada; o alguna humorada que genera algún tipo de distensión o cuántas veces asistimos o dijimos chistes para hacer llamadas al orden. El humor y lo cómico muchas veces es subestimado por ser un entretenimiento simple y banal, y es verdad que a veces entretiene, distiende, pero también es un modo de ver, de percibir el mundo y ofrecer un punto de vista que no siempre es el consagrado, y ahí puede generar algún tipo de conocimiento. También puede ayudar a sobrellevar tragedias o situaciones trágicas como el humor negro o tragicómico, y también lo cómico refuerza estigmas y prejuicios, y por lo tanto refuerza el orden y las jerarquías establecidas. Toda esta complejidad lo hace atractivo para su análisis.
--¿Y de qué manera el humor atraviesa la academia y sus ámbitos?
--En la Argentina, el estudio del humor y lo cómico aún no tiene su propio campo de estudios. En estos últimos años, junto a otros muchos colegas, estamos intentando darle forma. Hay investigaciones que abordan el humor y lo cómico en textos literarios o filosóficos, en obras de teatro o en imágenes cómicas, en revistas, películas o programas de televisión, pero como parte de disciplinas consolidadas como Letras o Lingüística, Historia e Historia del Arte, Filosofía, etc., pero son pocos los estudiosos que hay reflexionado sobre lo estrictamente humorístico. Tenemos referentes pioneros como Oscar Steimberg con sus trabajos sobre humor gráfico u Oscar Traversa sobre humor televisivo. Más recientemente se realizaron muchas jornadas, encuentros y eventos que sería largo de enumerar aquí. Pero de esa manera fuimos creando un espacio de diálogo, intercambio y debate entre colegas del país y de otros países que esperamos puede continuar en esta nueva coyuntura. También formalizamos este trabajo al armar la Red de Estudios del Humor y lo Cómico (REHC) y el Área de investigación en Humor gráfico, historieta e ilustración del Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio (CIAP). En definitiva, nos estamos haciendo lugar en la academia. Para que esto funcione y siga consolidándose es fundamental también contar con la posibilidad de dictar seminarios en la temática, con proyectos acreditados y con becas para formar equipos de investigación y en esto son fundamentales las instituciones estatales públicas de Ciencia y Técnica como el Conicet y Agencia, además de las universidades públicas, hoy atacadas por el gobierno.
--¿Cómo es estudiar el humor en un contexto de crisis como la actual?
--El humor puede ser o más bien es un refugio, libera, distiende y ayuda a sobrellevar momentos de crisis personales o sociales. El humor y lo cómico también nos hace sentir menos solos, cuando compartimos un chiste y nos reímos con otros reforzamos un “nosotros”. Por más efímero que sea ese vínculo se sustenta en que nos reímos y somos cómplices en burlarnos y reírnos de lo mismo. Ahora, estudiar sus manifestaciones en esta crisis no impide, la verdad, sentir angustia ni tristeza al ver la destrucción que están haciendo del sistema científico y universitario. Al estar atentos a qué usos se hacen del humor y lo cómico, se advierte, por ejemplo, que tenemos un presidente dispuesto a burlarse de niños y de personas con capacidades diferentes, e invita a sus seguidores a hacer lo mismo. Hay un retorno de la burla cruel como forma de violencia social que a primera vista parece una novedad, pero no lo es, y nos pone ante el desafío de las dificultades cuando no con impedimentos para regularla y contener su circulación. Pero el humor también está en las estrategias de oposición más allá de los memes y las caricaturas y chistes de humoristas profesionales. Hoy circula un videíto hecho por investigadores y becarios que se burlan del “tapping”, una supuesta técnica de liberación emocional para denunciar el desfinanciamiento del sistema de ciencia y técnica. Creo que tenemos que ser creativos y desarrollar más estrategias de oposición de este tipo para exponer y ridiculizar las premisas de estas derechas reaccionarias.
--En relación al humor y al poder, en uno de los textos usted analiza el caso del humor en Chile durante la dictadura. ¿Qué relación se puede establecer con el caso argentino?
--El trabajo sobre las caricaturas de Pinochet hechas y publicadas durante la dictadura militar en Chile surgió a raíz de mi investigación sobre la revista Humor durante la dictadura militar Argentina. Yo advertía que en nuestro caso el humor y la caricatura habían ocupado un espacio central y relevante en la oposición cultural y política a la dictadura y estaba interesada en saber si era algo exclusivamente nuestro o si en los otros países con dictaduras similares había ocurrido algo parecido. Así, primero investigué lo que había sucedido en Brasil con Pasquim, revista que se publicó durante buena parte de la larga dictadura brasileña y luego sumé en caso de Chile, donde a diferencia de Argentina y Brasil, no hubo una revista de humor que haya perdurado en el tiempo, sino que el humor gráfico y la caricatura circularon en la prensa gráfica de oposición. En los tres casos, advierto un humor político contra los proyectos de orden que los militares buscaron imponer, contra el autoritarismo y la censura, contra sus políticas represivas denunciando la represión y la tortura. Es más, me animaría a hablar de un humor gráfico antiautoritario transnacional o regional.
--¿Cuáles son hoy las revistas o los espacios deudores de Hum®?
–Después de Hum®, el humor político y la sátira tienen cierta continuidad en formatos nuevos y diferentes como Barcelona, Alegría y últimamente Cancelado, que está haciéndose un espacio. Pero hay cambios importantes con respecto al modelo de revista satírica que Hum® impuso. Si bien Barcelona recupera una irreverencia que puede remitir a la revista de Cascioli (aunque tal vez más bien lo haga a Satiricón), se trata de una revista hecha por periodistas y no por humoristas gráficos, donde el texto escrito es central y no la imagen como en el caso de las publicaciones antes mencionadas. De la caricatura de tapa de Hum® se pasa a las parodias de los títulos de los diarios sensacionalistas, con grandes letras de molde o a los fotomontajes en las tapas de Barcelona. Y adentro también, el humor gráfico o la historieta humorística ocupa un sector acotado de la publicación. Alegría también tiene otro formato, es virtual y sus anuarios son más bien compilaciones de viñetas. La revista Hum® había comenzado siendo una revista de humor gráfico a secas, típica: caricatura en la portada, tiras cómicas, viñetas e historietas humorísticas de diversos autores y textos también cómicos escritos por periodistas. Ahora, con el tiempo la revista se fue politizando y volviendo “seria” es decir, sumó a periodistas que hablaban de la actualidad económica, política y cultural con un tono muy coloquial, lleno de ironías y humor --ya que era una revista de humor-- que hacía más ameno o asequible el debate político. Esta combinación no se encuentra en la actual Barcelona ni en Alegría y obviamente, el humor político de memes que es diferente a los casos anteriores ya que en general están hechos por personas anónimas o amateurs, y tiene su propio circuito en redes y fuera de ellas, vía WhatsApp, por ejemplo.
--La caricatura en la historia argentina ha jugado un rol decisivo en la caracterización del poder, incluso, en ocasiones, fue un factor determinante para desestabilizarlo. ¿Por dónde pasa hoy esa caricaturización del poder?
--Si bien el humor en la prensa escrita no desapareció, dejó de tener la centralidad de antes. Es en las redes donde está la caricaturización del poder aunque también hasta hace poco pervivía en la televisión: Fátima Flores se hizo conocida por imitar a Cristina Fernández de Kirchner en el programa de Lanata. Pero en cuanto al humor gráfico político y la caricatura, es en las redes donde circula y donde compiten y coexisten dibujantes y humoristas profesionales con otros que no lo son, que son los anónimos creadores de memes. Entre los profesionales, es muy buen caricaturista Diego Parés, que publicó en Barcelona algunos retratos caricaturescos que exponen su versatilidad, ya que son un estilo bien diferente lo que hace en Humor petiso para La Nación. Quien en estos últimos meses levantó el guante dejado por Cascioli, Nine, Izquierdo Brown, Sábat es El Tomi, con unas caricaturas satíricas superpunzantes, desnudando literalmente al poder, pero lo hace desde las redes, no desde un medio de prensa. Por el otro lado, habría que revisar con un ojo más analítico el trabajo de Huadi o Alfredo Sábat en La Nación y ver qué están proponiendo desde esos medios, dirigidos a un público más de derecha y sectores acomodados de la sociedad. Ahora, en el mundo de los memes me parece que hay comunidades separadas entre sí que cada una produce memes con un humor y comicidad que sobre todo refuerza su identidad colectiva. Y que lo que hace reír a un grupo no genera risa en los integrantes del otro. La grieta atraviesa y se refuerza con el consumo de memes y la producción humorística. Quien trabaja estos temas de manera profunda y con resultados bien interesantes es Damián Fraticelli, a partir de lo que él denomina el humor hipermediático.
--Respecto del humor y las mujeres, tema que usted analiza hoy, ¿cuáles serían su características y diferencias del humor creado por hombres?
--En las historias del humor gráfico predominan los nombres de humoristas varones. En las historias más contemporáneas aparece mencionada por ejemplo Maitena, pero muchas veces aparece como una excepción positiva que también impide preguntarse dónde están las humoristas. Al investigar, queda claro que Maitena no fue la primera ni la única, sí, efectivamente, es la que más trascendencia tiene y la que ha logrado conquistar el mercado internacional tal como lo hizo Quino. Pero hubo humoristas gráficas antes de ella, muchas con trayectorias cortas, interrumpidas. Pienso en Niní Marshall por ejemplo, ella publicó viñetas a comienzos de la década de 1930 bajo el seudónimo de Mitzi, y Laura Quinterno como Ada Lind. En los años cuarenta, estuvieron Susana Licar, y Sara Conti --hermana de Oski, célebre humorista gráfico--, que firmó caricaturas políticas como Van Pog para la revista Cascabel; a fines de los años 50, Cecilia Palacio, también familiar de humoristas gráficos destacados, publicó en Tía Vicenta y luego en Avivato. En los 70s y comienzos de los 80s, el número de humoristas gráficas es mayor: Nelly Hoijman, Marta Vicente, Sylvia Bruno, Patricia Breccia, Mabel Matto, Maitena, Petisuí, María Alcobre, Diana Raznovich, Marlene Pohle, Alicia Durán. En fin, la lista no es exhaustiva y continúa. Todas ellas, según mi hipótesis de trabajo, fueron bienvenidas en el registro costumbrista del humor gráfico y también en el humor o ilustración infantil. Sus aportes son enormes porque abrieron el humor gráfico al punto de vista de las mujeres, sujetos que históricamente fueron representados en el humor gráfico por hombres desde el punto de vista de los hombres.
--¿Qué pasa con el dibujo en función del humor político? ¿Fue de algún modo reemplazado por el collage que proponen los memes?
--En gran medida pareciera una coexistencia novedosa donde el dibujo queda para el humor gráfico hecho por profesionales y en los memes prima el collage de imágenes. Pero esta división creo que tiene que ver con la rapidez con que funciona el meme. Hoy en día, mientras habla un presidente o algún político casi en simultáneo aparecen los memes con comentarios cómicos sobre lo dicho. De hecho, también hay una serie de imágenes que sirven de plantilla donde queda completar el texto que se quiere dar a conocer como la de “perro grande, perro chico” o la del rapero Drake con su campera naranja. Esta producción casi en tiempo real relega el lugar del dibujo y el énfasis está en el texto del chiste o la humorada. Incluso les pasa a ilustradoras como Ro Ferrer que, si bien apelan al dibujo de la persona que habla, el peso del mensaje está en el texto escrito más que en la ilustración. Pero creo que el dibujo aún mantiene su lugar y podemos disfrutar y reírnos de una caricatura buena y potente o de un chiste que ofrece una buena síntesis cómica de una situación.