1.- Tragedias. Nuestra historia registra un largo camino en las luchas por defender la dignidad humana, tutelar los derechos de los trabajadores y resguardar los intereses de la nación frente al egoísmo, y crueldad, ejecutados por las sombrías fuerzas que medran en torno al poder económico concentrado. En esos recorridos, la Universidad Pública, sin renunciar a su aporte cotidiano a los logros del país, padece hoy, como en épocas no muy lejanas, persecución ideológica y recortes en su Presupuesto.
2. La batalla neoliberal. En la tarea de tratar de entender el presente no podemos dejar de analizar el contenido, y sentido, del Programa cultural del Capitalismo Transnacional. De ahí, resulta imprescindible a los efectos analíticos, tener en cuenta que el neoliberalismo, en su acontecer desde principios del siglo XX, no se ha ocupado sólo de cuestiones crematísticas y económicas. Así, en el rumbo trazado por von Hayek, Karl Popper y von Misses se recurrió a la metáfora del mercado como motor epistemológico de una producción intelectual destinada a instalarse, con especial atención en los jóvenes, mediante redes de fundaciones estratégicas y medios de comunicación. Ámbitos estos ‒orgánicos de la anti política‒ cuya misión académica se ha centrado en: influir sobre la opinión y sentir del público, silenciar voces y ámbitos disidentes a la vez de contribuir a dar forma a construcciones simbólicas encaminadas a resguardar los intereses globales de las corporaciones. El resultado exitoso ese proyecto habilitó a Deepak Lal ─ex presidente de la Sociedad Mont Pèlerin─ a fin de celebrar que: el proselitismo liberal estaba en camino de poder ganar la Batalla cultural (28º Seminario de Atlas-Estambul-1996). Ideología mítica esa, que transpolada en su eterno retorno al Decreto 70/73, impone recortes económicos que lesionan gravemente al conjunto de la sociedad, incluidos sectores de la cultura y la enseñanza públicas, al tiempo que da paso al cobro de la matrícula universitaria.
3.-Experiencias colectivas. En marcos de oscurantismo social y cultural, represión y neoliberalismo totalitario −nutrientes tanto de dictaduras económico-militares como de ciertos gobiernos elegidos democráticamente− la lucha por desarrollar y preservar espacios donde compartir el libre intercambio de ideas, y desplegar un pensar crítico, reconoce distintos momentos. En ese derrotero de resistencias cabe destacar algunos conflictos y conquistas significativas. Conquistas que van de la Reforma Universitaria de 1918 y pasan por el dictado del Decreto 29.337 ─del año 1949─ que suspende el cobro de aranceles universitarios; el Cordobazo de mayo de 1969 y las movilizaciones que frenaron los intentos de arancelamiento impulsados por Juan Sourrouille (1985) Carlos Menem (1989) y Ricardo López Murphy (2001). Asimismo es pertinente traer a la memoria colectiva el aporte del movimiento obrero a esos triunfos. Podemos destacar entonces, a modo de ejemplos: el apoyo de sindicatos obreros y de la FORA a la huelga estudiantil de junio de 1918, la convocatoria formulada por la CGT de los Argentinos a universitarios, intelectuales y artistas (Programa del 1º de Mayo de 1968); el repudio de la CGT, UDA y CTERA ante el ingreso de personal policial y detención de docentes en la Universidad Nacional de Jujuy (13 julio 2023) y la asistencia de la CGT y otras centrales sindicales a la marcha de los universitarios del 23 de abril (del mismo modo que el estudiantado participó en el paro y movilización del 26 de febrero de 2024).
4.- La hora de la Resistencia. En nuestros tiempos, por sobre angustias, apatías y la ingrata experiencia de que, en momentos cruciales, algunos grupos y funcionarios públicos abandonaron la contienda cultural, existe una juventud, que es, militando distintos espacios. Prácticas estas que no sólo son silenciadas por los medios de difusión masiva sino que, además, son soslayadas por los adeptos a escritorios y alfombras rojas. De todos modos, no obstante esos intentos de ocultamiento, es dable ver a jóvenes participando en centros de estudio, lugares de trabajo, barrios, asambleas y organizaciones libres del pueblo donde, guiados por la utopía de una sociedad mejor, dan testimonio cotidiano de su compromiso. Juventud solidaria esta que trasciende, con su praxis, a nuevos posmodernos escépticos y a los profetas de la sociedad del cansancio, cultores de una prédica que, consciente o inconscientemente, resulta siendo funcional al pensamiento (único) custodio de los intereses del poder económico concentrado. En esos escenarios, las movilizaciones de estos días y la marcha del 23, convocada por las Universidades Nacionales junto a sindicatos de trabajadores/as y amplios sectores del pueblo, constituyen un punto de inflexión hacia la apertura de caminos que permitan retomar, ante los mismos conflictos, las mejores tradiciones en que estudiantes y trabajadores recorren unidos los senderos hacia un país con Justicia social.
Carlos Cruz es miembro del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (1990/1992). Miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho-UBA (períodos: 1984 a 1992, en representación del Claustro de Graduados y 2006-2010 en representación del Claustro de Profesores).