“Tengo una muñeca vestida de azul, con su camisita y su canesú”, decía una canción popular que cantaban las abuelas de antes y nosotrxs repetíamos, aunque no sabíamos muy bien qué era “canesú”. “Vestida de azul” también es el nombre de un documental icónico de la transición española filmado por Antonio Giménez-Rico que, en 1983, retrató la vida de seis travestis que también eran trabajadoras sexuales. Esta película pionera en llevar a la pantalla grande la compleja existencia de este colectivo, pasó al olvido hasta que, recientemente, fue retomada por Los Javis para ampliar el universo cinematográfico de “La Venenero” (2020) y volver a hilar los hilos de Loren, Renée, Nacha, Eva, Josette y Tamara, cuarenta años después.
Con el punto de vista de un varón cis-heterosexual, Gonzáles-Ríos retrata la historia de estas seis travestis como si fuesen sus propias muñecas. Aunque el filme les dio una entidad cinematográfica inédita y les permitió contar su verdad, también las pintó como si fuesen monos de circo y con curiosidad antropológica, registrando en primer plano desde una operación de implantación de siliconas, hasta exponer a las protagonistas a situaciones traumáticas para filmar su dolor, además de abusar de escenas de peleas entre ellas, para construirlas como maricas recelosas, hostiles y reactivas. Como dice Nacha en la ficción de “Los Javis”: “Creíamos que con el documental nos íbamos a comer el mundo, pero el mundo terminó comiéndonos a nosotras”. Ese es el punto de partida la serie “Vestidas de azul”, que se estrenó a mediados de enero y que en Argentina pasó muy por debajo del radar.
La spin-off de "Veneno"
Si “Veneno”, estrenada a principios de la pandemia, salvó tu cuarentena, “Vestidas de azul” tiene que estar en tu lista de series para maratonear. La biopic de la icónica Cristina Ortiz catapultó a esta dupla española de directores y guionistas a la categoría realizadores de culto, una clasificación que este año confirmaron con el estreno de “La Mesías” que, para muchos, será la serie del 2024.
“Vestidas de azul” ya no cuenta con ellos como directores ni guionistas, sino como productores ejecutivos de esta ministerie que funciona como el spin-off de “Veneno” (y ese cambio, lamentablemente, se nota). En esta oportunidad Valeria Vegas, la periodista que en “Veneno” había investigado la vida de Cristina, descubre de casualidad el documental de Antonio Giménez-Rico y se propone conocer qué fue de la vida de las travestis que había retratado el director, a cuatro décadas de su estreno.
Valeria Vegas ya no es la jóven estudiante de periodismo pichi que habíamos conocido en “Veneno”, sino una escritora de relevancia y absolutamente determinada a hacer todo lo posible para sacar a la luz la historia completa de sus predecesoras. Sin embargo, si en “Veneno” los Javis triunfaron retratando a Cristina como una anti heroína irreverente y contradictoria, que oscilaba entre la violencia, la inocencia y la fragilidad, en esta oportunidad “Vestidas…” es demasiado consciente de sí misma y del “mensaje” progre que quiere transmitir.
Así como Valeria en la ficción se propone ser la heroína que rescatará del olvido a las protagonistas del documental de Antonio Giménez-Rico, a nivel meta “Vestidas…” se propone ser una mini-serie que visibilice la represión y violencia que atravesaron las sobrevivientes trans en el post-franquismo y cómo la hermandad entre las amigas queer es un refugio imprescindible en un mundo hostil. Aunque el planteo es válido y necesario en un contexto de recrudecimiento de los discursos transfóbicos de la mano de VOX y la militancia TERF en España, no es necesario que el guión te lo recuerde constantemente.
Como si lxs espectadores del 2024 aún no lo supiéramos, la serie todo el tiempo nos coloca sobre las narices cómo las travestis y trans del pasado tuvieron que correr para que sus sucesoras pudieran caminar. Esta reiteración no solo subestima a la audiencia, sino que también le saca frescura al relato. Una frescura que Los Javis bien supieron construir en el personaje ambiguo de Cristina, “La Veneno”, que nunca quiso salvar a nadie más que a ella misma y en sus luces y sombras pudimos amar a esta persona tan compleja, irascible y frágil.
De esta forma, “Vestidas…” transcurre entre el presente de Valeria como investigadora periodística y el pasado de Loren, Renée, Nacha, Eva, Josette y Tamara. Sin embargo, la serie abre demasiadas puertas y a las chicas, en vez de asignarles relatos profundos y multidimensionales, les otorga retratos chatos y convencionales, que nunca terminan de despegar. El eje de la serie parece ser más bien la vida misma de Valeria, (interpretada por Lola Rodríguez) y su motivación de reconstruir el pasado parece más un resorte que usa para mostrar su propio presente como activista LGBT. (Dato: una de las guionistas de la serie es la propia Valera Vegas de la vida real, lo cual parece como si se estuviese haciendo auto-bombo).
Pero recordemos que esto es un spin-off y, para alegría los fans del universo de “Veneno”, regresan a escena Paca “La Piraña”, con un amorío bastante particular y La Juani, que es un dulce de leche y se roba cada escena donde aparece. También podemos apreciar la calidad actoral de Alex Saint, que hace su propio comentario sobre el cispassing (hacer cispassing implica “pasar” por una persona cis). Y el fantasma de Cristina Ortiz: aunque no se lo menciona en el guión, es un fantasma que sobrevuela el relato.
La mejor parte: los flashbacks de las protagonistas de “Vestidas de Azul”, que permiten echar un vistazo a cómo era la vida de las personas travestis en los 80’s en España, con sus ilusiones, sus frustraciones y sus tragedias. Con un elenco de actrices nóveles, es refrescante ver caras nuevas aunque el guión no siempre les hace un gran favor. Y, por supuesto, la mano de Los Javis que se manifiesta en el realismo mágico de la historia y en una estética pop visualmente divina, colorida y de fantasía.
Es interesante, también, tomarse un tiempo para revisitar el documental original que, a pesar de la crueldad con la que son retratadas las protagonistas, les permite contar sus verdades más genuinas, trascendiendo el punto de vista deshumnizante de la película. Dato extra: “Vestidas…” tiene su correlato en Spotify, en una serie de distintos capítulos donde las actrices y otras personas del colectivo travesti-trans hablan sobre clasismo, cispassing, cánones de belleza, acceso al trabajo, maternidad y familia. Una joya para escuchar mientras se barre la casa.