El Senado bonaerense transformó en ley el proyecto que prorroga la emergencia económica, financiera y tarifaria para las empresas recuperadas de la provincia de Buenos Aires. La iniciativa frena las acciones judiciales contra el sector, suspende los desalojos y las resguarda de los aumentos en las facturas de los servicios públicos donde la provincia tenga jurisdicción.
El proyecto viene a dar continuidad al presentado por la diputada mandato cumplido Patricia Cubría en 2023. En diálogo con Buenos Aires/12, la legisladora Noelia Saavedra explicó el valor de la medida y remarcó que “hay una clara decisión del Gobierno nacional de no acompañar estos sectores”.
Según detalla la legisladora, hay alrededor de 150 empresas recuperadas en la provincia producto de la quiebra de firmas privadas durante décadas. Bajo el formato de cooperativas, sus empleados tomaron las riendas de las fábricas y hoy buscan un paliativo al mazazo económico que atraviesan, tal como viene contando este medio.
“Los trabajadores se organizaron para sostener a sus familias y generaron espacios de suma importancia para la comunidad”, indica la diputada que integra la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
Saavedra fue una de las voces que defendió el proyecto en Diputados. La diputada oriunda de Moreno y parte del equipo de la intendenta local, Mariel Fernández, resaltó que el gobierno de Axel Kicillof se encolumnó en acompañar a las empresas recuperadas con, entre otras medidas, la reciente creación del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo (IPAC) a cargo de Gildo Onorato.
—¿Por qué debía sancionarse esta emergencia para las empresas recuperadas?
—Buscamos la ley de emergencia económica, financiera y tarifaria entendiéndola en un contexto eco muy difícil para el sector. Hay un aumento desmedido de los servicios como la luz y el gas, y este sector es uno de los más afectados. Hay una clara decisión del Gobierno nacional de no acompañar estos sectores. Además, pretende generar una apertura de importaciones, con una desregulación económica, que son medidas que afectan a los trabajadores. Nosotros entendemos que es responsabilidad de legisladores y del Ejecutivo proteger estos puestos de trabajos.
—¿Eso implica un Estado presente?
—Claro.
—¿Cómo se lidia entonces con el discurso presidencial que afirma que la sociedad votó un retiro del Estado o el fin del Estado presente?
—No. Hay una mala concepción del Estado y sobre qué es Estado presente qué no lo es. El Estado está presente tanto por sus decisiones como por lo que omite. Ahí se ve para quien está presente. Gran parte de nuestro pueblo votó esperanzado de poder mejorar su vida, de poder mejorar su entorno, y aquello que quizás no pudo encontrar solución desde la política hace tiempo o desde los gobiernos que antecedieron a Javier Milei. Pero los esperanzados están entendiendo que es un gobierno que no busca ni la justica social ni las mejoras que sociedad necesita.
—¿Qué es un Estado presente?
—Un Estado presente está a través de las universidades nacionales que generan médicos que atienden a su pueblo o docentes que le enseñan a la comunidad. Un Estado presente tiene que ver con acceso a la educación y obras públicas que mejoren calidad de vida en los pueblos, fomenten producción y empleo. Es un Estado que protege a su pueblo. Es el Estado que Milei quiere romper.
—¿Qué posibilidades tiene este sector de subsistir con este gobierno nacional?
—Creo que nuestra provincia y nuestro pueblo, en general, tiene una historia de lucha. Ha salido de las crisis dando muestras de organización y superando medidas contra sus derechos. Si será difícil. Por eso son importantes todas las herramientas para defender el trabajo, como el IPAC.
—¿Se puede avanzar en las expropiaciones que pide el sector?
—Hay proyectos presentados desde el año pasado. Decidimos priorizar el avance en la ley de emergencia por la urgencia del contexto. La idea es avanzar con iniciativas nuevas. Desde Ejecutivo el IPAC tendrá un rol importante acompañándolas en este proceso.
—¿Cree que este modelo de organización cooperativo lleva a un conflicto con el trabajo sindicalizado formal?
—Creo que no. Pueden haber cuestiones mínimas, pero no en lo general. Es valioso que cualquier espacio de organización y lucha cuyo objetivo es preservar puestos de trabajo para tener la tranquilidad de cobrar a fin de mes, es incuestionable. En un contexto donde el Gobierno nacional celebra despidos, esto es la contracara. Además, creo que hay unidad de movimiento obrero que marca la diferencia.
—¿Considera que debe discutirse una reforma laboral?
—Creo que hay que dar la discusión en todos los planos. El peronismo debe dar la discusión en todas las aristas, con la premisa de no retroceder en sus derechos. Hay que dar la discusión, pero en esta perspectiva. En el plano laboral estamos en un contexto con cada vez menos empleo formal, con trabajadores que buscan otro trabajo porque no les alcanza, que se organizaron como en UTEP. El avance tecnológico ha expulsado trabajadores del sistema, por lo que trabajo tiene múltiples formas no contempladas dentro de lo que es el trabajo formal.
—¿Funciona este tipo de organización?
—Claro que sí. Y su producción no tienen nada que envidiarle a cualquier empresa. Hace un tiempo recibimos a la cooperativa gráfica de Garín Madygraf que está peleando por la expropiación del predio donde están. Contaban que, más allá de generar empleo y continuar la producción de la empresa que quebró, pudieron reconvertirse haciendo otros productos. A su vez, mejoraron el sistema de electricidad para ahorrar más y mantener otra relación con comunidad haciendo, por ejemplo, materiales para los jardines de la zona.
—¿Está de acuerdo con que habrá un despegue de la economía en V como dice Milei?
—Lo que veo es lo que dice en cadena nacional. Festejan un superávit conformado por un montón de quitas de derechos a trabajadores. El costo de estas medidas y de este planteo es que pierde poder adquisitivo toda la sociedad. Es un mensaje engañoso en lo que se quiere transmitir y por eso se ven instancias de lucha.
—¿Cuáles?
—En la marcha federal universitaria, donde estudiantes y el movimiento obrero se unen para luchar contra el vaciamiento de las universidades. Quitan derechos y lo plantean como un ahorro. Ninguna política pública que cuida a su pueblo puede ser considerada un gasto.
—¿Cómo afectan las medidas de Milei en Moreno?
—En Moreno, Mariel Fernández renovó mandato. Venimos de una gestión con mucha obra pública gracias a la labor municipal pero también por obras por el Gobierno nacional anterior. Moreno venia con un fuerte atraso y hoy muchas de las obras nacionales se pararon.
—¿Qué obras?
—El entubamiento del arroyo Los Perros y el asfaltado de avenidas que se terminaron con fondos municipales. Eso fue porque gracias a gestiones con el Gobierno nacional anterior, hoy tenemos una asfaltera municipal que nos permite planificar donde llevar asfalto. Gracias a eso pudimos termina obras paradas, sumado al acompañamiento de la provincia.
—¿Pero hay impacto de las medidas económicas en la cotidianidad de los vecinos?
—Si. Vemos con preocupación el tema del hambre porque la suba de los precios de los alimentos desde diciembre a hoy es impresionante. Hay un poder adquisitivo muy empobrecido y desde la municipalidad estamos acompañando a espacios comunitarios que se organizan para hacer ollas. Desde diciembre, Nación no entrega ni un kilo de arroz. Lo vemos con preocupación, como los recortes presupuestarios. Igual de grave es la persecución a quienes perciben el Potenciar Trabajo, cuyo sueldo está congelado porque dejo de estar vinculado al valor del salario mínimo vital y móvil.
—¿Qué piensa de la gente que dice que hay que darle tiempo al Gobierno nacional porque solo van cuatro meses de gestión?
—Creo que el gobierno va perdiendo imagen positiva bastante rápido. Una parte importante de la sociedad ve eso. Hay vecinos que conservas esa esperanza de un cambio, de que mejore su situación y que venga alguien a resolver lo que la política no resolvió. Un sector lo espera. Pero otro se está organizando y comienza a manifestarse. Es hasta acá. Hay un límite, como con las universidades.
—Una frase que se repite sobre el conurbano o distritos populosos es: el peronismo o kirchnerismo gobierna hace décadas y están cada vez más pobres, ¿por qué se dice esto?
—Creo que en distrito como Moreno ha gobernado el peronismo, pero no siempre desde una perspectiva de garantizar derechos o de ir por políticas que brinden soluciones donde históricamente hubo un abandono. En Moreno pudimos generar y llegar con asfalto a lugares aislados. Construimos espacios públicos en barrios que no tenían y se pudo cambiar sistema recolección de residuos generando una regularidad para todos los barrios, con todo lo que eso significa en material de salud y contaminación.
—¿Por qué se acusa de esta manera al peronismo?
—Hay un prejuicio a los gobiernos peronistas. Para quien no habita o no transita por nuestros municipios es muy fácil desconocer o no entender su trabajo. Moreno y otros distritos del conurbano dan muestra de que se puede gestionar de cara a comunidad, y eso se ve en la renovación de los mandatos. Hay mejoras en la infraestructura de los barrios que permite combatir la inseguridad de mejor manera, se construye la identidad, algo que nosotros nos propusimos para que los vecinos ser sientan orgullosos de vivir y ser de Moreno. Incluso, fomentamos el turismo interno, todo en búsqueda de dejar de ser un distrito estigmatiza.
—¿Milei encontró un foco de apoyo en la juventud?
—Creo que Milei tomo una agenda que nadie de otros sectores pudo ver: que la política hace tiempo no viene resolviendo problemas de la sociedad. Sabía que había un descontento real, acompañado de un proceso de despolitización y donde no se percibía a la política como una herramienta de transformación social. Todo acompañado por los medios de comunicación. Pero no solo fue juventud, y siempre hay entender que ganó legítimamente.
—¿Hay reflexión dentro del peronismo sobre lo sucedido en el balotaje?
—De esta derrota, los distintos sectores del peronismo y del campo popular se viene haciendo una reflexión y se generan condiciones de unidad necesaria para poner en discusión lo necesario para tener un proyecto que vuelva a dar esperanzas, que le hable a la juventud, a los sectores medios, a pymes, a universitarios, y podamos debatir los problemas que tenemos como sociedad. Hay que caminar hacia eso, porque grandes sectores en la sociedad quieren ponerle límites al ajuste.
—¿Cree que el peronismo tuvo un exceso de ideologización y eso lo alejó representativamente de la sociedad?
—Creo que hubo una serie de factores. Ante todo, tuvo que ver el poco desarrollo para hablarle a sectores con problemas que no pudimos resolver. O no pudimos volver a hablar con sectores por no poder hablar de problemas que no solucionamos. No creo que sea ideologización, sino que no se amplió la discusión. Hay que hacer una reflexión: No puede ser que un país con esta producción de alimentos se pague tan caro el paquete de yerba. No pudimos solucionar la inflación ni el precio de alimentos. Todo sumado a la persecución judicial y mediática. Soy del Movimiento Evita, y hace tiempo que los movimientos populares son sistemáticamente cuestionados y estigmatizados. Somos los más auditados, que rendimos cuenta de nuestro trabajo y lo podemos mostrar.