La familia militar sigue reclamando que liberen a los represores de la última dictadura, a quienes definen como “presos políticos”. En esta oportunidad y con acusaciones de hipocresía y falta de valentía, la vocera del reclamo fue Lucrecia Astiz, hermana de Alfredo Astiz, condenado a prisión perpetua por crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
“Que los que deben tomar la correcta decisión de darles la libertad no se dejen amedrentar por tres gatos locos que hacen más ruido que la mayoría dormida y silenciosa”, demandó Lucrecia Astiz desde una carta que publicó en el diario La Nación. Según dijeron fuentes judiciales a este diario, no está en trámite ningún pedido alguno de Astiz, por lo que le reclamo de su hermana estaría enfocado hacia las autoridades políticas.
En enero pasado, la hermana de Astiz había sido una de las firmantes de otra nota en la que un grupo de mujeres –parientes o amigas de detenidos por delitos de lesa humanidad– reclamó que Javier Milei y Victoria Villarruel cumplieran con sus promesas de campaña. Cecilia Pando, una de las impulsoras de la iniciativa, explicó que habían existido contactos con el entorno del Presidente y con la vicepresidenta –de amplia trayectoria en los grupos pro-militares– para reclamar una “solución” para los represores presos.
Tres meses después, Lucrecia Astiz volvió a la carga con un texto en el que da a entender que dentro del oficialismo no se animan a dar el paso que los sectores pro-impunidad reclaman. “Escucho también en muchas oficinas de diputados o senadores (entre paredes, no sea cosa que la izquierda se enoje) que esto debe terminar porque se ha cometido una ilegalidad con ellos”, escribió la hermana del marino que se infiltró entre los familiares de desaparecidos durante la dictadura.
Según Lucrecia Astiz, ni su hermano ni sus camaradas de armas debieron haber estado encarcelados. “Libertad inmediata a nuestros presos políticos. La ley está con ellos”, concluyó.
La familia Astiz no suele reconocer los delitos aberrantes cometidos durante los años del terrorismo de Estado. En diciembre de 2022 –cuando se estaban por cumplir 45 años de los secuestros de las Madres de Plaza de Mayo, las monjas francesas y otros siete militantes que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz–, el exmarino lanzó una provocación desde la cárcel de Ezeiza al enviar una carta al tribunal que lo juzgó y condenó en la que decía “no soy un criminal, ni mucho menos un genocida”.
La misiva de Astiz llegó después de que su defensa pidiera su libertad condicional y que fuera rechazada por los jueces. “Dejo constancia que yo no pedí jamás la libertad condicional. Esto es así ya que me encuentro privado ilegítimamente de mi libertad hace aproximadamente veinte años y lo único que exijo es mi libertad sin restricciones”, escribió Astiz como si estuviera secuestrado y no cumpliendo las condenas por sus crímenes.
Astiz fue condenado a prisión perpetua en dos oportunidades. Antes de escuchar la última sentencia en 2017, afirmó: “Nunca voy a pedir perdón por defender a mi patria”.