El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, criticó el programa de sorteo de “green cards”, que permite a extranjeros de todo el mundo beneficiarse con un permiso de residencia permanente y de trabajo en el país. En su primera aparición tras el atentado cometido en Nueva York que dejó como saldo ocho personas muertas, el mandatario pidió “investigar al animal que cometió los ataques”, y criticó la velocidad del sistema judicial al pedir un “castigo más rápido y más grande que el castigo que estos animales reciben actualmente”. Consultado por periodistas si el sospechoso podría ser enviado a la prisión de Guantánamo, el presidente respondió: “Haría eso definitivamente”. Luego, adelantó que pedirá al Congreso que actúe inmediatamente para acabar con el programa de lotería de visados al que pueden acceder naciones que tienen pocos migrantes en Estados Unidos, y que, según él, permitió llegar al país al terrorista de Nueva York. El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, criticó a Trump, a quien acusó de politizar la tragedia de Manhattan con unos mensajes que Twitter que no ayudan.
En una serie de tuits, Trump se hizo eco de una información de varios medios, entre ellos la cadena televisiva ABC, que asegura que el sospechoso del atentado, Sayfullo Saipov, un uzbeco de 29 años, llegó a Estados Unidos hace siete años gracias a la llamada lotería de visados. Trump ya se había mostrado en contra de ese programa, y en agosto apoyó formalmente un proyecto de ley que lo eliminaría. El mandatario aseguró que quiere que la migración a Estados Unidos esté “basada en el mérito”, y que incluya solo a gente que va a mantener seguro al país. “Hoy empiezo el proceso para acabar con el programa de lotería (de visados) para la diversidad. Voy a pedir al Congreso que comience inmediatamente el trabajo para deshacernos de este programa”, afirmó Trump a la prensa durante una reunión con su gabinete. “Lotería para la diversidad. Suena bonito, pero no es bonito, no es bueno, no ha sido bueno y hemos estado en contra”, sentenció. “No queremos loterías, y no queremos migración en cadena, por la que alguien como él (el sospechoso del atentado) podría traer a muchos miembros de su familia”, agregó Trump.
Consultado sobre si cree que familiares de Saipov representarían un riesgo para Estados Unidos, Trump respondió que podrían suponerlo. Después del atentado terrorista, el presidente anunció a través de su cuenta de Twitter que había ordenado endurecer los vetos a ciudadanos extranjeros de varios países de mayoría musulmana, sin ofrecer mayores detalles. El jefe de Estado cargó contra el senador Chuck Schumer, líder de la oposición demócrata en la Cámara alta, a quien acusó de patrocinar el sistema de “green cards” en 1990. “Tenemos que parar esta locura”, afirmó el presidente. “El terrorista vino a nuestro país a través de lo que se llama ‘Diversity Visa Lottery Program’ (Lotería de Visas), una perla de
Chuck Schumer. Quiero que se entreguen en base al mérito”, escribió Trump en Twitter. Schumer, miembro de la Cámara alta desde 1999 y líder de la minoría demócrata en el Senado desde enero, respondió poco después en la red social: “El presidente Trump, en lugar de politizar y dividir América, algo que parece hacer siempre en ocasión de una tragedia nacional, debería estar enfocado en una solución real como el financiamiento antiterrorista, algo que propuso recortar en su último presupuesto”, dijo.
El gobernador de Nueva York se sumó a la polémica. “Los tuits del presidente creo que no ayudaron y tampoco fueron objetivos. Creo que con ellos intentó apuntar a posibles culpables y politizar la situación. Sus tuits ni siquiera son exactos hasta donde tengo entendido”, dijo Cuomo en una conferencia de prensa. El gobernador demócrata insistió en que con ese tipo de mensajes en las redes sociales el presidente Trump “le está haciendo el juego a los terroristas”, porque, a su juicio, solo perturban, dividen y asustan a la gente.
“El tono en estos momentos debería ser exactamente lo opuesto. No es el momento de hacer política, punto”, opinó Cuomo en rueda de prensa, acompañado del alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, y del jefe de la policía de Nueva York, James O’Neill. De Blasio, por su parte, también criticó los mensajes de Trump sobre el veto a ciudadanos extranjeros y volvió a poner encima de la mesa el debate abierto en el país sobre la posesión de armas y la ausencia de leyes que lo limiten. “Nosotros apoyamos que se pueda vetar a determinadas personas, pero no a grupos de gente solo porque pertenecen a un grupo, ni por su religión o por su país de origen”, dijo al alcalde, también demócrata.
De Blasio aprovechó para recordar que el atentado vuelve a poner de relieve el debate sobre la violencia de las armas, aunque acto dijo que ahora toca “mostrarse unidos” y ya habrá tiempo “para discutir”. Por su parte, el gobernador Cuomo dijo que es una locura el número de armas de asalto que hay en las calles del país y recordó que el estado de Nueva York ya aprobó una de las leyes más inteligentes sobre armas. El gobernador de Nueva York dijo que el detenido se radicalizó en el país. “Después de llegar a Estados Unidos es cuando empezó a estar informado sobre el ISIS (Estado Islámico) y las tácticas islamistas radicales”, declaró a CNN.
Cada año, el Departamento de Estado otorga al azar un número limitado de visados permanentes para ciudadanos de países con baja tasa de migración a Estados Unidos. Para poder acceder al sorteo, los candidatos tienen que presentar una serie de documentos que son analizados al detalle, como sus antecedentes penales. La “lotería de visados para la diversidad” asigna aleatoriamente hasta 50.000 visados al año para estos ciudadanos. El programa fue creado por el Congreso estadounidense en 1990, en parte, para fomentar la entrada de migrantes irlandeses, aunque en los últimos años benefició –sobre todo– a ciudadanos de África. Varios países americanos –en concreto México, Colombia, Perú, Brasil, El Salvador, la República Dominicana, Jamaica, Haití y Canadá– están excluidos de la lotería, porque durante los últimos cinco años más de 50.000 nacionales de esas naciones migraron a Estados Unidos, según el Departamento de Estado. Otros países excluidos de este beneficio son Bangladesh, la India y Filipinas.