Comenzó una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y como cada año, en la grilla se destacan las visitas internacionales que reúnen a los autores con el público lector. En este marco, la editorial Edelvives recibe al ilustrador español Antonio Lorente, quien presentará sus últimas novedades: La leyenda de Sleepy Hollow y Mujercitas (parte I y II).
“Siento que estoy como en casa y eso me gusta”, asegura Lorente en diálogo con Página/12, pocas horas después de llegar por primera vez a Buenos Aires. Este sábado, de 12 a 13, el ilustrador ofrecerá una conferencia en el Malba: “Los clásicos reinterpretados a través de la imagen. Lo que las palabras no alcanzan a expresar”. Y el mismo día, desde las 16, firmará ejemplares de sus libros en el stand de Edelvives (Stand 1617, Pabellón Amarillo).
Oriundo de Almería, Lorente se especializa en la ilustración de clásicos en un formato de libros álbum que son auténticas piezas de colección. Su obra se destaca por su técnica y por retratar personajes de la cultura contemporánea con un estilo personal que fusiona el realismo con elementos del surrealismo pop. Entre sus títulos publicados se encuentran: Peter Pan (2019); Ana la de Tejas Verdes (2020); Las aventuras de Tom Sawyer (2021); Mujercitas. Parte I (2022) y Parte II (2023); La leyenda de Sleepy Hollow (2023) y Genios. El eco fantasma de sus voces (2018).
Aggiornar los clásicos es lo que caracteriza su impronta como dibujante. Y eso se plasma en trabajos tan distintos como los que Lorente presentará en esta feria: La leyenda de Sleepy Hollow, de Washington Irving, y Mujercitas, de Louisa May Alcott. Tanto en un clásico de la literatura de terror, como en el de una novela de empoderamiento femenino que atravesó todas las épocas y se adaptó en cine y en teatro, el objetivo siempre es el mismo: construir un puente entre generaciones. “Hay quienes piensan que soy un autor infantil, pero la gente que me sigue tiene mi edad o más. Cuando los lectores se acercan a mí para que les firme mis libros, observo que los niños acompañan a los padres. Y eso es alucinante”, afirma Lorente.
-Has ilustrado numerosos clásicos de la literatura. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos, teniendo en cuenta que son historias que han atravesado distintos tiempos y que por lo tanto tienen una importante carga simbólica previa?
-El mayor desafío lo tuve con Peter Pan, porque en ese caso había un cliché asociado al mundo de Disney, y fue complejo romper con el imaginario que el público tenía construido acerca del personaje. Cuando eso pasa, uno como ilustrador siente miedo a que por parte de los lectores haya un rechazo. Finalmente, en ese caso decidí crear un personaje andrógino y la crítica lo aplaudió. Por eso, me parece importante ofrecer algo diferente y no quedarse con lo que ya existe. Y cuando vas avanzando en el trabajo, vas perdiendo la inseguridad, y por eso en los clásicos que llegaron después el proceso ya se dio de una forma más natural. Ahí no pensé tanto.
-En el caso de Mujercitas, trabajaste en la ilustración de dos tomos, un proyecto muy ambicioso. ¿Cómo fue ese proceso de trabajo?
-Fue un proceso doloroso, sobre todo al final, porque conviví durante dos años con el universo de Louisa May Alcott y me costó mucho despegarme de ese proyecto. En Mujercitas también hay una iconografía cinematográfica grande y por eso era necesario salir un poco de lo que se había hecho, aunque sucede que en estas historias hay un contexto histórico determinado y también hay que ser fiel a eso. Entonces, hice una investigación muy grande para meterme dentro de ese contexto y poder crear mi mundo propio. Me interesaba que no fuera algo añejo, y por eso busqué que la historia pareciera actual aunque esté ambientada en otra época.
- Con La leyenda de Sleepy Hollow incursionaste en el terror. ¿Cómo evaluás esa experiencia?
-Quise ofrecer un trabajo distinto al que venía haciendo. Porque en la vida somos luz y oscuridad. Y creo que tenía que mostrar esa oscuridad que también forma parte de mí, después de mis libros anteriores que son más luminosos. Yo tenía ganas de ilustrar Drácula, pero era un texto muy extenso y la editorial buscaba hacer algo más pequeño. Por eso, pensé en Sleepy Hollow, una historia que ya conocía y que era más llevadera. Con este libro decidí mostrar mi parte oscura y voy a seguir por ese camino, sin abandonar la luz, porque quiero que ambas facetas convivan. Y por eso, pronto vamos a lanzar otro título: Carmilla, una historia de vampiros que inspiró a Bram Stoker para crear Drácula.
-¿Qué lugar advertís que tiene hoy la ilustración en la literatura infantil y juvenil?
-Creo que soy un afortunado de formar parte de la historia de la ilustración en este tiempo, porque no hace mucho tiempo, quince años atrás aproximadamente, era una suerte si los ilustradores aparecíamos en los créditos. Los lectores no le daban valor a la ilustración, y en cambio hoy hacen fila para tu firma y a veces hasta te convierten en una especie de rockstar porque coleccionan tus libros. Y es que los libros ilustrados son libros de colección. Son pequeñas piezas de arte. Y en ese sentido, son una inversión. Es otra experiencia de lectura.