El presidente de Grupo América y accionista de Edenor, Daniel Vila, se posicionó este sábado como uno de los empresarios que no observa el supuesto rebote en "V" que promete Javier Milei en medio de la recesión económica.
"Me encantaría que hubiera un rebote. No veo, hasta acá, un plan económico que indique eso, porque lo único que el Gobierno ha manifestado es su intención de motosierra y licuadora", consideró el también accionista de Metrogas en AM750.
Para Vila, el combo de recorte total del gasto público y aumento brutal del costo de vida —la famosa "motosierra y licuadora" que pregonan el Presidente, el ministro de Economía Luis Caputo, y el asesor presidencial Federico Sturzenegger— puede durar un tiempo, pero en algún momento la economía tiene que crecer.
"Uno se puede cortar el pelo hasta que se le ve el cuero cabelludo, después sale sangre", sintetizó el empresario mendocino, quien esta semana, en una entrevista en su propio canal, le reclamó al Gobierno una deuda de 1200 millones de dólares que mantiene la administración mileísta con Edenor.
En lo que sí acuerdan Vila y el oficialismo es en la necesidad de una reforma laboral. El dueño de Grupo América consideró que las leyes actuales complican la generación de empleo y por eso el mercado laboral argentino tiene alrededor de la mitad de sus trabajadores en la informalidad.
De acuerdo al dictamen que se difundió este viernes, el proyecto de reforma del diputado radical cordobés Rodrigo De Loredo que se discutirá el próximo lunes en Diputados incluye el aumento del periodo de prueba de tres meses a, por lo menos, seis meses (y en algunos casos hasta un año), la eliminación de multas para empleadores que no registren a sus trabajadores y un fondo de cese laboral "a la UOCRA".
Pero esa no es la cuestión de fondo para Vila. En diálogo con Toma y daca, el también presidente del club Independiente Rivadavia hizo foco en los convenios colectivos de trabajo, la normativa que regula cada actividad y la ultraactividad, una cláusula que ya fue atacada por el texto de otra legislación laboral: la ley Banelco 22.250, que el Congreso sancionó el 11 de mayo de 2000 envuelta en una escándalo de coimas en el Senado.
"Mientras que un convenio no se modifica por un nuevo acuerdo de partes entre trabajador y empleador, el convenio sigue vigente entonces nunca se pueden modificar, y eso es la traba más grande al empleo", opinó respecto de cómo impacta la ultraactividad en la generación de trabajo registrado.
Respecto de la eliminación de multas a la informalidad, el dueño del diario El Cronista y radio La Red consideró que la regulación actual no genera el efecto disuasorio buscado porque más del 40 por ciento del trabajo en Argentina hoy no está registrado y los resultados están a la vista.
"Las multas e intereses se aplican básicamente a empresas PyME que tienen trabajadores en negro y que tal vez lo tienen por la enorme carga que significa el impuesto al trabajo", argumentó, por último, el empresario, y recordó que aún no se conoce el texto definitivo del proyecto que se discutirá en la Cámara de Diputados el próximo lunes.