Ante las declaraciones del gobierno nacional, a través del vocero presidencial y del Ministerio de Salud, sugiriendo revisiones en el funcionamiento del Registro del Programa de Cannabis (Reprocann), modificaciones en sus requisitos, y la circulación de una posible reducción de las patologías alcanzadas, comenzó a despertarse entre la comunidad una serie de dudas y preocupaciones que, al aún no haber medida oficial, no tienen respuesta. Página 12 recolectó los testimonios de todos los eslabones de la cadena productiva y su mirada sobre la importancia de la vigencia de esta política pública de salud.
El 15 de abril, Manuel Adorni se jactó de que había una falta de "evidencia científica" en la aprobación de las solicitudes durante el gobierno de Alberto Fernández. Días después, el 18 de abril, mediante un comunicado de la cartera de Salud, se informó que se evaluaría "la implementación de nuevos requisitos y análisis complementarios para las ONG y los profesionales de la salud" incluyendo una "revisión detallada de la documentación, sistemas de trabajo y actividades realizadas, y un análisis del impacto real en los usuarios atendidos". Además, debido a la alta demanda de inscripciones manifestaron la posibilidad de "filtrar para priorizar el tratamiento de las patologías más urgentes".
Recientemente la Sociedad Argentina de Endocannabinología y Terapéutica Cannábica (SAET) expidió un listado indicando "las patologías contempladas en la modificación planteada por los funcionarios de Salud" en donde se encontraban solo nueve diagnósticos: dolor oncológico, neuropatía post herpética, esclerosis múltiple, lesión medular traumática, dolor del sistema nervioso central, epilepsia refractaria, autismo, dolor por ACV y neuralgias.
Qué dice la legislación
"La ley argentina habla de cannabis medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor. Toma el concepto de salud en un sentido bien amplio, tal como la Organización Mundial de la Salud (OMS) --que no lo reduce únicamente a la ausencia de lesión--, y así está incorporado en nuestra legislación constitucional. Esto permite que cuando se regula sobre cannabis no se realicen dstinciones arbitrarias innecesarias y en esa línea es que no se diferencian patologías", explica Victoria Baca Paunero, presidenta del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (Cecca).
Además de estar adherido a tres tratados internacionales, el país regula el cannabis de tres formas. La ley 23.737 vigente desde 1989 vigente, que refiere a la parte penal; la ley 27.350 de 2017, que reconoce la posibilidad del uso en favor de la salud; y la ley 27.669 de 2022, que comprende el marco regulatorio para la cadena productiva de su uso medicinal y del cáñamo industrial. La especialista hace referencia a la segunda, en la que se incluye que, ante la duda sobre la utilidad del cannabis para una patología, "el Estado tiene la obligación fundamental de generar investigación científica".
En línea con su regulación, a partir de 2020 el gobierno de Alberto Fernández comenzó a implementar el Reprocann, una base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuenten con las condiciones para acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis, con fines de tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor. La medida se enmarca en una política de salud pública que busca garantizar un acceso equitativo, seguro y regulado a terapias alternativas que han demostrado ser efectivas en determinadas condiciones médicas.
"Que exista un registro en el Ministerio de Salud es fundamental para garantizar el derecho a la salud y los derechos humanos de todo ese universo afectado. No es que si Argentina no hace funcionar el Reprocann no pasa nada, porque del otro lado está la política criminal, que es muy fuerte. Si no hay un modo para que la gente acceda de forma legal, controlada y autorizada, van a buscar una solución para su problema de salud con o sin el Estado acompñando. Entonces, termina habiendo personas con problemas de salud criminalizadas a la par de quienes realizan conductas de narcotráfico, lo cual es absolutamente injusto y, en términos, de derechos humanos, inaceptable", señala Paunero, quien fue la defensora del reconocido caso de Adriana Funaro, presa por cultivar para tratar su artrosis.
"Me salvó la vida"
De sus 61 años, Susana pasó uno y medio con un terrible dolor que le reducía la movilidad cada vez más hasta que ya no podía caminar. Tiene varios diagnósticos. Es insulinodependiente debido a su diabetes tipo 2, padece de artrosis desde la nuca hasta el coxis, sin posibilidad de tratamiento quirúrgico u ortopédico, sufre de hipotiroidismo y también de nefropatía.
Esto le traía, además de un sufrimiento que ella misma califica como "insoportable", problemas para conciliar el sueño, que la llevaron a dormir durante el día y estar despierta durante la noche. No podía bañarse sola y requería de la ayuda de sus hijas. Tampoco caminar y a veces ni siquiera estar demasiado tiempo de pie.
Consultó a traumatólogos que le indicaron analgésicos, que en general no están recomendados usarse mas de cinco días seguidos y, en casos como el de ella, podía afectar a sus riñones. En enero de este año, comenzó un tratamiento con aceite de cannabis y de a poco va recuperando su rutina. Ahora puede participar de algunas tareas de la casa, ir al super, caminar hasta tres cuadras y, lo que más extrañaba, ir a ver a sus nietos jugar al fútbol.
"Esto me salvó la vida. Espero que no lo saquen. No solo por mi, de última soy una persona grande, me quedaré en la cama o sentada en una silla pero, ¿qué va a pasar con las criaturas con epilepsia que la necesitan?", se pregunta la mujer con preocupación.
Medicina con evidencia científica
Susana es paciente de la médica María Eugenia Báez (MN 174184) quien, además de atender de forma particular, es parte del equipo interdisciplinario de la Diplomatura en Cannabis Medicinal que dicta la Escuela Popular de Salud junto a la Universidad de Avellaneda (UNDAV), que tiene por objetivo enseñar a cultivar y a tratar afecciones a partir de la planta a promotoras y vecinos de la Villa 21/24 en CABA.
La especialista comenta que la gran mayoría de quienes participan son madres trabajadoras y cuidadoras de hogar que acuden por dolencias personales o de terceros, como familiares o vecinos, y "que no tienen una respuesta del sistema de salud en los tiempos que necesitan, o no alcanza con esta, ya sea por el precio de los medicamentos o la orientación de ese profesional que no corresponde con la cronicidad de una sintomatología".
En ese sentido, reflexiona sobre el Reprocann no solo como una herramienta para facilitar el acceso seguro a la terapia, sino también en su rol deber de la investigación médica, de la que puede tomarse gran cantidad de información y de la existencia de una dinámica de seguimiento de esos casos.
"El sistema endocannabinoide que permite regular el organismo actúa no solo en el manejo del dolor sino en el área emocional, de la salud mental y del sistema inmune. El cannabis tiene efectos terapéuticos positivos demostrados con evidencia científica tanto para tratar el insomnio como para tratamientos oncológicos. Reducir la terapia a un par de diagnósticos no es solamente una expresión más del prohibicionismo sino que es limitar el acceso a la salud de los pacientes", advierte Báez.
El rol de las ONG
El otro gran eslabón de suma importancia son las ONGs. La asociación civil sin fines de lucro "Círculo Rojo", presidida por Santiago Arriagada, criador habilitado por el Instituto Nacional de Semillas (Inase), empezó hace dos años como un grupo de cultivadores y luego derivó en una organización que brinda servicios de cultivo y dispensión de acuerdo a las necesidades del paciente, entre ellas, aceites, ratios y extracciones. El "club", que cuenta con más de 50 socios, se encargan del total de la cadena productiva, desde la semilla, haciendo fitomejoramientos, hasta la distribución.
"Detrás de los clubes hay cultura, información y contención. No es una farmacia que se reduce a la compraventa. Es un lugar donde el paciente puede ver todo el proceso de producción de lo que va a consumir, donde puede venir con su familia. De toda esa red, la flor es el último eslabón", asegura Arriagada, y en esa línea reflexiona sobre la limitación de las patologías en el programa: "Sería criminalizar a un montón de gente. Acá es ley penal o Reprocann, no hay punto medio".
Con esa premisa, invita a la Marcha Mundial por la Marihuana que se realizará el próximo sábado 4 de mayo a las 15. Las organizaciones convocantes exigen una regulación íntegra de la planta de cannabis, su reivindicación como calidad de vida y el rechazo a la limitación por patologías.
Además, reclaman un alto a la detención de personas por consumo marihuana y una reparación histórica e indulto a las víctimas de la ley 23.737; una reforma ya de la ley de drogas; la capacitación de las fuerzas de seguridad y poder judicial en todo el territorio nacional; el cumplimiento pleno de la ley 27.350 una resolución de las demoras y trabas en las aprobaciones; la implementación de la ley 27.669, conformación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) y llamado a participación del Consejo Consultivo Honorario a las organizaciones de la sociedad civil para una representación federal; y por una industria equitativa y justa "con protagonismo de cultivadores trabajadores y sus organizaciones".
Informe: Carla Spinelli