Martín Castilla tenía 25 años y militaba activamente por los derechos de los estudiantes en la Juventud Universitaria Peronista, en la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata. En la noche del 18 de mayo de 1977, un grupo comando conformado por camionetas y autos le dio la voz de alto cuando caminaba por las diagonales de su ciudad. En ese momento, lo subieron al baúl de un Renault Torino y lo llevaron directamente al Centro de Detención que después fue conocido como “La Cacha”.
Este lunes, el gobernador encabezó el acto con el que se realizó la inauguración de un nuevo espacio para la memoria y concientización de los derechos humanos en donde la dictadura puso en marcha ese Centro de Detención, en la localidad de Olmos, en La Plata.
Allí, Castilla fue encerrado en una habitación, desnudo, atado con un elástico e interrogado a través de la tortura con picana. “Estuve 15 días hasta que después un día me amordazaron, me vendaron y en un Falcón me tiraron en una ruta secundaria de La Plata que era Costa Sur, de ahí me volví haciendo dedo. Antes me revisaron y yo rezaba que no me encontraran una herida que tenía en la pierna, porque si no, no te largaban”, contó en diálogo con Buenos Aires/12, en el marco de la inauguración del centro de detención clandestino del que tuvo la suerte de salir con vida.
“En esos días, la compañía de Cacho Picardi y Adriana Bontti (todavía desaparecidos) fue muy importante para mantener la esperanza”, agregó.
Al sobreviviente, que hoy tiene 71 años, la experiencia de volver a recorrer los terrenos que hace 47 años fueron testigos del horror del terrorismo de Estado por el gobierno de facto todavía lo sacude. Sin embargo, destacó el sentido que ahora se le dará a través de la creación de este espacio para la promoción de la memoria.
“La verdad que para mí fue muy impactante volver a ese sitio", asegura. Y agrega: "Yo había estado en una de las visitas que se hacían para hacer la inspección ocular del sitio en el juicio que se llevó a cabo y que tuvo sentencia en el 2014, pero llegar hoy y ver que en realidad transformaba en un centro de memoria me dio muchísima emoción”.
A su vez, Castilla considera que el espacio funcione como un “lugar que pueda ser visitado y reconocido por las nuevas generaciones es fantástico”, en espacial dentro de "un contexto social donde los derechos humanos fueron puestos en tela de juicio".
“Pareciera ser que tantas convicciones, tantas certezas que teníamos como país, como sociedad fueron vulneradas por un Gobierno nacional que realmente niega no solamente a los derechos humanos, sino que se asemeja a los gobiernos dictatoriales en función de las políticas que están llevando adelante", dice convencido. "Así que me parece que esta decisión de continuar con la memoria y la verdad y reparación mediante este nuevo espacio, me parece que es un acto de altísima justicia y de revalorización de los derechos humanos que tiene la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires”, agrega.
Políticas a favor de la memoria
La inauguración del nuevo espacio fue el resultado del trabajo mancomunado entre diferentes áreas del Gobierno bonaerense y el Municipio de La Plata, una ciudad que fue muy golpeada por la última dictadura militar al tener el triste privilegio de ser la ciudad con mayor cantidad de desaparecidos en función de su territorio.
“Hoy estar trabajando articuladamente con el municipio local a partir de la delegación de Lisandro Olmos nos permitió poner en condiciones varias cuestiones que ayudaban al acceso a este lugar”, explicó este medio Matías Moreno, subsecretario del área Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.
“La importancia de la apertura de este espacio tiene que ver básicamente con seguir profundizando las políticas de memoria, verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición que hoy ubican a nuestro país como un ejemplo a seguir en la transmisión de nuestro pasado traumático reciente a partir de estas políticas”, añadió.
No obstante, Moreno advirtió que en el área de Derechos Humanos existe una “gran preocupación” por la postura que ha tomado el Gobierno nacional que partiría de un “negacionismo” hasta la reivindicación de la dictadura.
“Hoy vemos voces amplificadas como la de la vicepresidenta Victoria Villaruel, que enarbola un discurso negacionista que tiene que ver con atacar a los organismos de derechos humanos, pero también vemos las movilizaciones del 24 de marzo y la reciente por la educación pública que contrarrestan ese discurso”, subrayó.
Por "La Cacha" pasaron 266 víctimas confirmadas, aunque los investigadores estiman que la cantidad de personas que hayan estado secuestradas allí podría superar las 300. En tanto, 143 de estas personas fueron asesinadas o permanecen desaparecidas como es el caso de Raúl Alfredo Bonafini, uno de los hijos de Hebe, ex presidenta de las Madres de Plaza de Mayo.
La historia
En 1938 se instalaron en el predio de la localidad de Lisandro Olmos las dependencias de la LS11 Radio Provincia. Las dependencias de la radio que estaban montadas hasta ese entonces en el edificio del Teatro del Lago ubicado, en el Paseo del Bosque de la Ciudad de La Plata. Sin embargo, fueron trasladadas a los edificios construidos en la localidad de Lisandro Olmos. La razón de esta reubicación estaba vinculada a conseguir una eficiente emisión en las transmisiones de LS11, utilizando las instalaciones edificadas específicamente para ese fin.
El 22 de septiembre de 1962, este lugar tuvo su primer hecho del horror cuando sufrió un bombardeo de la sala de transmisión por parte de un avión de la Fuerza Área, en el contexto del enfrentamiento entre “Azules vs Colorados”, el conflicto desatado entre divisiones internas de las fuerzas armadas durante la presidencia de José María Guido.
"La Cacha" funcionó desde fines de 1976 hasta 1978 en La Plata, en los galpones de la antigua planta transmisora de Radio Provincia. Estaba pegada al Penal de Olmos y contaba con un edificio principal, y otro en paralelo que se utilizaba para la interrogación y la tortura además de casa rodante ubicada en las afueras. Además, contaba con un sector especialmente preparado para la maternidad clandestina.
En ese lugar operó el Destacamento de Inteligencia 101, una de las unidades de inteligencia del Ejército Argentino y dependía del Ministerio de Gobierno bonaerense. Mientras que el apodo de “La Cacha” fue elegido por los represores, tomado del personaje infantil “la bruja Cachavacha”, que tenía el poder de hacer desaparecer a la gente.
Producto de su pasado como sector destinado a la transmisión de Radio Provincia, el predio de "La Cacha" perteneció a la Secretaría de Prensa y Difusión bonaerense hasta mayo de 1977, año en que la administración pasó a manos del Servicio Correccional. En 1981, se tomó la decisión de demoler las edificaciones para eliminar todo rastro de su existencia. A su vez, fueron quemados los planos y las fotografías del lugar.
Durante muchos años, la reconstrucción del sitio la hicieron a mano los propios sobrevivientes y durante los procesos judiciales posteriores se lograron localizar los planos originales que coincidían con lo relatado.
En 2012, en el marco de la etapa de instrucción del juicio conocido como “La Cacha”, se realizó trabajos de excavación arqueológica en el predio en la búsqueda de posibles entierros clandestinos. En tanto, el proceso judicial comenzó el 18 de diciembre de 2013 en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata y culminó el 10 de octubre de 2014. Siete años más tarde, la Universidad Nacional de Quilmes llevó a cabo una reconstrucción virtual de cómo era la estructura del lugar durante su etapa como centro clandestino de detención.
“Espacios de enseñanza”
Durante la inauguración el gobernador resaltó la importancia de seguir continuando con la obra pública en este ámbito para que funcione como una herramienta de transmisión de valores, cultura y, sobre todo, memoria.
“Este espacio de memoria requirió un trabajo arqueológico muy importante, ya que gran parte de este ex centro clandestino de detención había sido demolido para esconder los crímenes que se llevaron a cabo en él porque la idea de los genocidas fue asesinar y ocultar los restos: hubo un pacto de silencio para desaparecer también las pruebas y la historia”, señaló Kicillof.
El nuevo espacio posee pasarelas y techados y fue realizado con el objetivo de conservar los restos de las estructuras recuperadas mediante los trabajos de excavación arqueológica que desplegó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). También, se tuvo en cuenta la preservación de las arboledas lindantes al predio, ya que forman parte del paisaje que fue reconocido por las y los sobrevivientes.
Por su parte, Juan Martín Mena, ministro de Justicia y Derechos Humano, anunció la firma de una importante resolución que comprende “la incorporación en la currícula de manera obligatoria, para todo aspirante al Servicio Penitenciario Bonaerense, la visita y la capacitación en este espacio de memoria, porque no puede haber ningún integrante de la fuerza que no conozca los crímenes que se han cometido”.
Cabe mencionar que la inauguración fue desarrollada en cumplimiento de la Ley Provincial N°13.584, que establece la necesidad de preservar los sitios que funcionaron como CCD durante la última dictadura. En ese contexto, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, se refirió al presente social a nivel nacional: “Estamos pasando momentos difíciles en nuestro país y, sin embargo, tenemos la fuerza de saber que todas y todos los argentinos debemos estar unidos: vamos a seguir luchando para que la verdad, la memoria y la justicia sean una realidad”.
Finalmente, Julio Alak, intendente de La Plata, puso en valor la nueva obra realizada como parte de una política pública que se lleva adelante en la Provincia de Buenos Aires: “Esta inauguración no es un hecho aislado, sino resultado de una política de promoción y capacitación sobre la importancia de estos sitios históricos que ya forman parte de la reparación y la memoria de nuestra ciudad”, cerró.