Un fuerte sismo hizo temblar este jueves por la noche a la provincia de Salta. Según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), el temblor tuvo una magnitud de 4.6 y se sintió principalmente en la capital, en el Valle de Lerma y Cachi. También se percibió en Tucumán.
El femómeno se produjo a las 23.09 del jueves y tuvo su epicentro a 38 kilómetros al oeste de Salta, 49 km al noreste de Cachi y 89 km al suretes de Jujuy, con una profundidad de 40 kilómetros que lo califica como "superficial".
El Inpres detalló también que en la zona de Campo Quijano- Rosario de Lerma la intensidad del sismo fue de fue "de tres a cuatro”, que implica que el temblor puede ser percibido por personas en reposo y objetos colgantes.
El sismo no causó víctimas ni daños materiales, según reportó la Policía provincial al diario local El Tribuno.
Sismo, temblor y terremoto: ¿en qué se diferencian?
Según el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR), "un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra, causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma tierra".
En tanto, el INPRES define que "el término temblor es utilizado cotidianamente para calificar los sismos de regular intensidad, que generalmente tienen una magnitud menor a 6, y que no causan grandes daños".
En tanto, "la palabra terremoto para los sismos de gran intensidad, y de mayor magnitud, que conllevan efectos destructivos de construcciones realizadas por el hombre y/o pérdidas de vidas humanas".
Es decir, los sismos pueden tener distintos niveles de intensidad, desde movimientos imperceptibles hasta sismos potencialmente destructivos.
Los más fuertes son los que se detectan porque algo se mueve y pueden generar daños. En este caso, se pone en riesgo "la integridad física, la seguridad de todos los habitantes"— según el SINAGIR— y pueden "repercutir generando daños en las viviendas y edificios, derrumbes de puentes, rompimiento de vidrios, entre otros".
El impacto o nivel de daños que un sismo puede llegar a provocar en un lugar determinado, no depende exclusivamente de lo potente que sea el movimiento, sino también de la competencia sísmica con que las edificaciones hayan sido diseñadas y construidas.
De este modo, reducir la vulnerabilidad de las construcciones en las zonas sísmicamente más activas, puede mitigar sustancialmente las consecuencias esperables de un terremoto severo.
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