Sentado en la terraza de un tradicional hotel de La Habana, Fito Páez cuenta su historia de amor con Cuba en el documental La Habana de Fito, dirigido por Juan Pin Villar. El vínculo del rosarino con su música, su gente y también con su compleja realidad y sus contradicciones empezó en 1987, cuando llegó por primera vez a la isla para cantar en el Festival de Varadero. Fito estaba destrozado ya que pocos meses antes habían asesinado a sus tías en Rosario. Y ese viaje a Cuba, propiciado por Pablo Milanés, fue como un abrazo. Desde entonces, se fundió en un idilio con el pueblo cubano, con sus colegas, los músicos y otros integrantes del ecosistema artístico. (En Cinépolis)