Un mes atrás la docente platense Quimey Ramos fue paseada en efecto tsunami por radio y TV. Un coro de presentadores intentó reducir su vida a “la conmovedora historia de la maestra trans”, siempre un poco bajo sospecha por el capricho que, deslizaban los panelistas, implicaba haber transicionado durante las clases “sin pensar en los niños”. Pedagógica, Quimey fue rebatiendo uno a uno los cuestionamientos que le lanzaban en vivo, en el prime time. Ahora le tocó hacer lo mismo pero a puertas cerradas y durante un episodio de violencia institucional que ella misma volvió público y que en pocas horas fue compartido y comentado por más de dos mil personas.
Hace dos semanas se hizo dos cirugías: la rinoplastia (de nariz) y otra para remover la nuez de Adán. Como en La Plata no es el Ministerio de Educación quien otorga las licencias directamente sino una empresa concesionada, al día siguiente de las operaciones, Quimey se presentó con su mamá en dicha empresa para hacer el trámite. Su médica le había indicado reposo de veinte días y necesitaba el sello que lo aprobara. “Hay un fantasma muy grande con respecto a que lxs docentes nos vivimos tomando días. Y como muchos fantasmas cuando los contrastás con la realidad se desvanecen: la verdad es que yo en estos cinco años de trabajo he visto a compañeros y compañeras que prefieren ir a dar clase engripados que ir a hacer este trámite, por lo engorroso que es. Implica muchas horas, te cuestionan todo el tiempo tus derechos”. La recibieron con una objeción: en el mejor de los casos, no podrían ser veinte días, sino diez días. Y mientras una junta médica se reunía para evaluar el tema, las hicieron pasar a la sala de espera. Una médica quiso tranquilizar a su mamá con estas palabras: “Quedate tranquila que a vos te doy dos días por haberlo cuidado a él”. “Así empezamos”, dice Quimey.
El veredicto fue que no iban a darle la licencia por considerar que se trataba de una cirugía estética, argumentando que “en la normativa provincial que reglamenta las licencias laborales docentes, no están previstas las cirugías estéticas”. A lo que Quimey respondió que estas no eran cirugías estéticas, sino de adecuación corporal según la ley de identidad de género. “Con mucha paciencia me dediqué a explicarles, ahí sentada, mientras mis heridas todavía segregaban líquido porque me acababan de operar, que ante una supuesta contradicción entre leyes, se debe siempre optar por la de mayor jerarquía, en este caso, la Ley de Identidad de género, que es nacional”. La respuesta fue, aun así, un no. Al salir de la oficina, Quimey posteó el episodio que había vivido -con personal de seguridad invitándolas a retirarse incluido- y en pocas horas se volvió viral.
Al día siguiente se presentó en ese mismo lugar junto a unas cincuenta personas que la acompañaron en su reclamo, entre ellas, Laureana Malacalza, directora del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo, sus abogadas y representantes de su sindicato, SUTEBA. La recibieron dos médicos, quienes sin mediar palabra le dieron finalmente la licencia. Ahora junto a sus abogadas y la Defensoría del Pueblo van a hacer una presentación judicial para exigir que la normativa provincial se modifique incorporando a la ley de identidad de género o redactando un protocolo que la prevea. “La conquista de haber sentado un precedente para que se respete la ley de aquí en adelante es colectiva -dice Quimey-. En un momento de avanzada de la flexibilización laboral no solamente es una referencia para la comunidad trans sino para la clase trabajadora en general”.
“Quisiera que esta buena noticia se comparta tanto como la denuncia que hice cuando me negaron mi derecho: es prueba de que la organización hace la fuerza”, dijo entonces. Pocas horas después de este episodio, Quimey ya estaba en marcha para conformar la primera Red Nacional de Docentes Trans: “Recién empezamos a contactarnos. Por ahora, uno de los temas que va surgiendo es una revisión crítica del programa de Educación Sexual Integral para darle una perspectiva trans, que si bien tiene un eje en la diversidad, está planteada desde una igualdad ante la ley algo alejada de nuestras experiencias diarias”. Otros temas que van surgiendo de estas primeras charlas son “la inserción laboral trans real en el mundo educativo, si empezaron trabajando antes de hacer su transición, si tuvieron que interrumpir su trabajo para hacerlo, cómo fueron recibidxs, cuántos docentes trans hay en el país”. En estos días unxs 20 docentes de Santa Fe, Córdoba, Jujuy, Mendoza y Río Negro se comunicaron con Quimey para acercarse a la red recién nacida, que ya aspira a un encuentro nacional.