“Muchas veces nos preguntan cuál es la sede del Festival. Y nuestra sede es el barrio entero”, plantean desde la organización del Festival de Tango de Boedo, que comenzará este viernes 3 a las 19 en el CETBA (Agrelo 3231) con una charla abierta y una milonga, y se extenderá hasta el domingo 12 con recitales, clases abiertas, shows, certámenes de baile, canto y poesía, tangoterapia y conferencias en distintos espacios culturales del barrio.

El Festival de Boedo impacta por varios motivos. Por lo pronto, se trata del primer festival barrial de la grilla anual y en cierto modo funciona como termómetro de la situación. Tiene además un fuerte anclaje comunitario, lo cual le da cierta espalda para capear tempestades coyunturales aunque –como se verá en las próximas líneas- este año igual tuvo que retraerse. Por otro lado, y aunque tiene una inspiración bastante tradicional, hace fuerza para incluir las corrientes nuevas del tango en su programación. En la última edición, el certamen de canto se había hecho exclusivamente sobre tangos contemporáneos. Este año no sólo repetirán exitosa la experiencia de 2023, sino que extenderán la prueba al certamen de baile, habitual refugio de los más tradicionalistas del género. Sin ser una revolución total, esta vez desde la organización anunciaron que los bailarines en competencia deberán bailar al menos un “tango siglo XXI” en cada tanda que les toque.

“Las expectativas que tenemos para este año son sólidamente positivas, nosotros ya tenemos una tradición, con certámenes muy respetados por su calidad, con un fuerte trabajo territorial”, reflexiona Ildefonso Pereyra, cara visible de la organización y referente cultural de Boedo. “Este año, por cuestiones económicas, no vamos a poder hacer la esquina de San Juan y Boedo, no vamos a poder hacer la feria artesanal”, lamenta el gestor. Ni aún con los fuertes descuentos que los proveedores habituales les ofrecían podían tomar el riesgo de hacerla en la calle. Una mala lluvia echaría por tierra la inversión. “Era asumir una deuda muy grande con un gran riesgo”, reconoce Pereyra, quien no dejó de celebrar el acompañamiento y buena voluntad de los proveedores.

El cierre en la calle era uno de los platos fuertes del evento anual. Esta ocasión se trasladará esa fecha al Centro Cultural Julián Centeya, pero más allá de la ausencia de los feriantes se sostendrá el resto de la propuesta cultural, con las entregas de premios, la final de baile, clases abiertas, y un cierre a toda orquesta con Javi Arias y Les Optimistas de la Canción. Arias, conocido en el circuito por su rol como director de la Orquesta Típica Misteriosa Buenos Aires, oficiará de alfa y omega de esta edición, pues también tendrá a su cargo la charla de apertura en el CETBA con “Tango y Rock: un camión en común” junto al DJ Tandas Nuevas.

Desde el Festival son conscientes del lugar que ocupan en el calendario anual tanguero y reconocen que, pese a todo, decidieron sostener la fecha, aun en un contexto adverso. “La coyuntura pone en discusión y en debate participaciones artísticas, fundamentalmente, porque todo este festival es a la gorra, con entrada libre y gratuita, y en ese sentido le agradecemos profundamente a los artistas y a las formaciones musicales que se presentan, porque si no se iba a hacer muy difícil”, asegura.

“El Festival está sin un peso, logramos algún sponsoreo, sumamos Cafecito para aportes voluntarios de la gente, pero realmente la crisis económica golpea muy duro sobre los sectores culturales”, comenta Pereyra. En ese sentido, considera que desde el gobierno “se decidieron buscar un enemigo insólito en uno de los renglones de trabajo más importantes de la Ciudad, que es el sector cultural, uno de los que más ingresos de divisas genera”. “Buenos Aires era una especie de meca cultural del habla hispana. Decir que el sector cultural, como uno pudo escuchar, solo da pérdida habla de una ignorancia supina y de una desvergüenza notoria, porque realmente es desconocer cuál es la identidad propia de la Ciudad de Buenos Aires”. En este sentido, recuerda estudios en torno a la economía del tango que señalan cuánto se motoriza la economía vinculada al sector en lo musical, lo editorial, lo turístico, lo gastronómico y un largo etcétera más.

Ante este panorama, desde el Festival de Boedo plantan bandera. “Nosotros ponemos los ejes conceptuales en sostener la autogestión, en un criterio de construcción solidaria y comunitaria. Esos son valores que vamos a sostener y defender”, plantean.