El exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera presentó en AM750 su más reciente libro, La democracia como agravio (Ed. Clacso), donde se transcribe una conferencia que brindó en la Universidad de Buenos Aires en la que explica por qué ciertas democracias dejaron de verse como un derecho y comenzaron a ser una molestia. En una extensa entrevista con Nora Veiras en la Feria del Libro, el dirigente reflexiona sobre el rol de la democracia, los derechos y los privilegios.
Sobre el libro, que se puede conseguir en versión en papel y de manera gratuita en internet, hace, en las propias palabras del autor, un recorrido histórico de cómo bajo ciertas circunstancias la democracia que aparecía naturalizada, para algunos sectores comenzó a verse como una agresión.
En este sentido, aseguró que hay una serie de paradojas detrás de esta lenta mutación. La primera, dijo, viene de abajo. “Mucha gente depositó en lo democrático frente a los abusos y el asesinato. Pero la gente se aferró no solo en términos de libertad de opinar, de organizarte, de caminar por la noche sin miedo de que te hagan desaparecer”, relató.
Sino que la democracia fue más allá: “La gente asoció esos derechos con su bienestar. Alfonsín decía que con la democracia se come, se educa y se cura. Pues, sí. Lo que estaba haciendo no era una reflexión filosófica, sino decir lo que se sentía en la calle. La democracia, para la gente, era derecho a comer mejor, a ver que tu hijo pueda estudiar y ser profesional”.
Para García Linera, no cabe duda de que esto se logró en determinados momentos en América Latina donde hubo procesos de crecimiento en los que las clases populares vieron una mejora real en su calidad de vida. Pero no duró para siempre, y a partir de 2005 y otra vez desde 2016, cuando la pobreza comenzó a subir en todo el mundo, este ciclo se rompió.
“La gente le empieza a poner ‘peros’ a una forma de democracia cuando los bolsillos no se llenan. Entonces se preguntan si es justo. Eso son los agraviados. Son aquellas personas de a pie que van a laburar desde temprano que sienten que sus derechos no se consolidan como bienestar. La democracia comienza a defraudar”, señaló.
El segundo agravio, explicó García Linera, viene de arriba, es decir, de las elites: “Cuando la gente dice que algo es injusto, se moviliza, marcha, van a surgir otros agravios. Los igualados. Los que han perdido privilegios. Aquellos que durante mucho tiempo gobernaron sin que nadie los interpelara”.
“Los igualados dicen que el orden natural es otro. Cuando hay movilización, surgen otros agraviados: las elites. Dicen que hay demasiado libertinaje. Entonces, piden ponerle un límite. Y toman parlamentos y hacen golpes de Estado”, dijo y puso como ejemplos numerosos casos como los de la propia Bolivia y Brasil.