“¿Cuánto tiempo estuviste detenida?”, le preguntan a Yoseli, la protagonista de Reas, la segunda película de Lola Arias que se podrá ver este domingo a las 20 en el Malba en el marco del Festival La Mujer y El Cine. “Cuatro años y seis meses”, contesta la joven de 26 años. “¿Causa?, tráfico de drogas”, responde. Y a la pregunta sobre qué le gustaría ser, ella contesta: “millonaria”.
Reas fue realizada con mujeres cis pero también con mujeres y varones trans que la directora conoció cuando daba talleres de teatro y de cine en diferentes cárceles de la Argentina. Son elles mismes quienes reconstruyen sus historias mientras que avanza la ficción documental musical que dura 1 hora y 20 minutos. Hace 8 años, Lola dio talleres en la Cárcel de Ezeiza y cuando decidió hacer esta película convocó a quienes había conocido allí adentro, pero que ya estaban en libertad por lo que la realización del film se hizo en la Cárcel de Caseros que ya no funciona como tal.
Las historias de Yoseli y Nacho (un joven trans preso por fraude) se van entretejiendo con las vidas cotidianas de 12 personajes más. Son esas 14 personas las que van haciendo todos los roles: celadoras, jueces, profesores.
“Lo que trae tu familia es para todas, la fajina del pabellón se hace entre todas”, le dice una de las mujeres presas a Yoseli cuando ella entra a la habitación compartida con un colchón entre los brazos. En el patio se le acerca Nacho y le presenta a Stefi, cantante de rock de la banda y a Noe, quien toca el teclado. A medida que transcurre la película, les protagonistas van contando por qué están ahí y los sueños que tienen para cuando salgan en libertad, pero sus vidas siguen: van a la escuela, hacen rutinas de ejercicios, preparan coreografías y cantan en la banda de rock. También trabajan cosiendo para arreglar la ropa de las celadoras y tienen historias de amor: una de las escenas más conmovedoras es cuando Yoseli y Nacho se casan con vestido blanco, traje y damas de compañía.
La solidaridad entre elles está presente en todo el recorrido, así como el aprendizaje sobre sus derechos y la crítica social sobre sus condiciones: “trabajo de costura 8 horas para poder comprar una coca”, dice una de las chicas mientras aprieta el pedal de la máquina de coser.
La pobreza, el desarraigo, la trata están presentes entre las historias individuales que se van contando mientras viven su presente colectivo. “Yo voy a tener vacaciones por primera vez en mi vida y voy a llevar a mis hijos a conocer el mar. Yo voy a ser un gran actor famoso y voy a manejar un descapotable”, se escucha cuando va terminando la película y la cámara muestra el cielo azul por encima de los altos muros.
Según informes de organizaciones de derechos humanos, el 60,6 por ciento de las mujeres están presas por violación a la ley de drogas: el 56 por ciento, por comercialización, el 32 por ciento por tenencia y el 12 por ciento por tráfico.
La película tuvo su premiere internacional en la Berlinale y se alzó con el premio a Mejor Documental en el Festival de Luxemburgo.
Lola Arias estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires, dramaturgia en la Escuela de Arte Dramático y teatro con Ricardo Bartís y Pompeyo Audivert. Pero también estudió dramaturgia en Londres (Royal Court Theatre) y en Madrid (Casa de América). Fundó la Compañía Postnuclear, un colectivo interdisciplinario de artistas con el que desarrolla diversos proyectos de teatro, literatura, música y artes visuales y con Ulises Conti compone música para sus obras. Su obra es amplia y variada, incluyendo literatura, teatro, poesía, música, performances, cine y relatos en revistas y en diarios argentinos. Colabora con artistas de diferentes disciplinas en proyectos de arte, música y cine. Sus textos fueron traducidos a más de siete idiomas y se presentaron en festivales en todo el mundo.