Las fuertes lluvias y desbordes de ríos en el estado brasileño de Rio Grande do Sul, en la frontera con Argentina y Uruguay, afectaron en la última semana a 235 municipios. Hasta el momento fueron reportados 31 muertos y 74 desaparecidos, detallaron este viernes las autoridades de Defensa Civil.
El volumen excepcional del caudal de los ríos multiplicó las alertas en el sur de Brasil por rupturas de presas que amenazan con agravar el desastre, particularmente una estructura dañada sobre el río das Antas, en el municipio de Cotipora.
Las autoridades regionales alertaron sobre un "riesgo hidrológico extremo" en buena parte del Estado y recomendaron a los habitantes evitar las proximidades de los ríos, cuyo caudal continúa subiendo por las lluvias, y buscar refugio en un lugar seguro.
Hasta el momento, un total de 351.000 personas resultaron afectadas por las lluvias intensas, con unos 17.000 desalojados en 235 municipios.
Sin embargo, las cifras de la catástrofe son apenas "preliminares", advirtió el jueves el gobernador de Río Grande del Sur, Eduardo Leite, quién en la noche del miércoles el estado de calamidad pública por un plazo de 180 días.
"Las aeronaves del estado están en actuación para hacer rescates y esperamos los refuerzos de las Fuerzas Armadas", afirmó en un video subido en redes sociales el gobernador, quien dijo que la prioridad en este momento es rescatar a las personas afectadas.
Cómo sigue el clima en el sur de Brasil
Las previsiones meteorológicas indican que las fuertes lluvias en el sur de Brasil van a continuar hasta el sábado, situación que complica la tarea de los rescatistas. Las lluvias persistentes dificultan las tareas de socorro, ya que numerosas áreas todavía son inaccesibles.
El gobierno dio cuenta de cortes en el abastecimiento de energía eléctrica y agua para cientos de miles de familias. De todas maneras, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajó a Rio Grande do Sul y aseguró que "no faltarán recursos" para afrontar la crisis.
Según los expertos, el calentamiento global agudiza la intensidad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos que golpearon Brasil. La situación se agrava aún más por el fenómeno climático de El Niño.
En septiembre, un ciclón extratropical provocó más de 40 muertes en la región, y en noviembre una racha de lluvias torrenciales llevó al desplazamiento de miles de personas.