La "chicharrita", un insecto transmisor de enfermedades como la spiroplasma, que causa el achaparramiento del maíz, está produciendo estragos en casi toda la zona núcleo del país y en el noroeste, justo en un año en el que se preveían cosechas récord tras la época de sequías, lo que iba a permitir la entrada de divisas.
Se calcula que hasta el momento se perdieron al menos 6,9 millones de toneladas de la producción proyectada para la campaña 2023/24 debido a los daños causados por la bacteria que transmite este bichito, y aún falta cosechar una gran superficie de la gramínea.
Es por eso que, mal y tarde, la Secretaría de Bioeconomía de la Nación se hizo eco del reiterado pedido de productores y funcionarios provinciales y convocó a una reunión a comienzos de la semana pasada para conformar un Comité de Crisis. El encuentro estuvo encabezado por el titular de esa área, Fernando Vilella, y tuvo lugar en la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela del INTA.
El ministro de Producción y Desarrollo Sustentable de Salta, Martín de los Ríos, participó de esa reunión y expuso la situación de la provincia, que estima pérdidas por un 40% del total de la última cosecha.
Según informaron desde esa cartera provincial, Vilella señaló que el insecto encontró condiciones ideales con un invierno suave, con ciclos verdes todo el año, y generó esta propagación, pero además señaló que la plaga no está teniendo los mismos comportamientos en las diferentes regiones.
Sin embargo, según productores y medios locales que pudieron escuchar la reunión, aunque no preguntar debido a que el secretario nacional decidió no realizar declaraciones, el pedido de fondos de emergencia agropecuaria en formato de créditos, no obtuvo más respuestas que el "se estudiarán las posibilidades".
En otras ocasiones hubiera actuado de oficio el Fondagro, un fideicomiso manejado en la ex Secretaría de Agricultura para estas emergencias, pero ahora ese mecanismo ha sido intervenido por hombres del ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo.
De los Ríos explicó que el equipo técnico del Ministerio que conduce viene recorriendo la provincia, relevando distintos lotes, y detectando la severidad de la situación. “Claramente, los maíces sembrados tardíamente son los más afectados, en algunos lotes la pérdida es total. En líneas generales creemos que, de la producción salteña que son alrededor de 450 mil hectáreas, el 40% resultará afectado”, señaló el funcionario durante el encuentro.
Y alertó que en la provincia, “entre la relación precio, daño por chicharrita y costos de flete, se va a poner muy difícil mandar maíz a los puertos. Así que habrá que engordar más novillos”.
“Hay que ponerle mucha agronomía: monitorear los cultivos, elegir las variedades más resistentes, las híbridas tropicales que aseguran producción”, agregó el titular de la cartera productiva salteña.
“Hay que generar un puente financiero, hay que pagar deudas, hay que pensar en las siembras que se vienen, por eso pedimos al gobierno nacional que pueda disponer a través del Banco Nación una línea especial para la chicharrita”, reclamó directamente Gustavo Puccini, titular de la cartera santafesina de Desarrollo Productivo.
Al finalizar la primera reunión del Comité, se firmó un compromiso de "unir esfuerzos ante el inesperado brote de la enfermedad". El documento también asegura que "se están tomando todas las medidas necesarias entre las provincias y el gobierno nacional, así como los productores agropecuarios, para estar preparados ante la próxima siembra de maíz que comenzará en los próximos meses".
Se destacó también, en un momento en el que se están desfinanciando o cerrando organismos públicos estatales, el importante aporte técnico que hicieron las autoridades de los organismos científicos del INASE, SENASA y el INTA. A los que se sumó el Banco Nación a través de las líneas de crédito disponibles actualmente en el mercado para apoyar a los productores agropecuarios. Estos créditos, destinados principalmente para capital de trabajo, pueden ser otorgados tanto en dólares como en pesos.
Desde el INTA Salta informaron que este lunes se reunirá el Comité de Crisis provincial para evaluar pérdidas totales, posibles acciones y medidas a tomar de cara al futuro.
Efecto chicharrita
En diálogo con Salta/12, la doctora en Ciencias Biológicas, e integrante del grupo de Innovación en Sistemas Agrícolas del área de entomología del INTA, Guillermina Socías, explicó que la proliferación de este insecto, que es el vector de las enfermedades que producen el "achaparramiento" del maíz, se dio por varios factores.
El primero y principal, que el invierno de 2023 "fue mucho más suave", lo que permitió la supervivencia de mayor número de chicharritas, y si bien en esa época no tienen mucha alimentación debido a que solo consumen maíz, pueden sobrevivir un buen tiempo sin hacerlo. Además, la falta de control de maíz "guacho" de algunas zonas favorece su subsistencia.
Por otro lado, el inicio de campaña fue "muy seco", lo que provocó que la siembra sea tardía (recién a finales de enero, cuando el cultivo del maíz se da entre diciembre y enero). "Por lo que la chicharrita que venía de la primavera, encontró maíz guacho, una temporada sin heladas, entonces comenzó a multiplicar su población, y encontró plantas estresadas por el calor, concentradas en una sola época, y en su etapa más sensible de cultivo. Todo eso terminó causando los estragos que causó este año", detalló la técnica del INTA. "Coincidió el pico de la chicharrita, con el cultivo más chiquito, en su etapa V2 a V8, que es su estado fenológico más sensible", añadió.
Las condiciones climáticas serán un factor clave para combatir esta plaga que afectó la cosecha de maíz este año, pero no las únicas. Socías adelantó que hay varias previsiones a tomar, en caso de que se sigan repitiendo los inviernos benévolos y sin heladas, "y con inicios de campañas sin muchas lluvias que permitan sembrar tempranamente".
Una de ellas sería que el productor decida rotar el cultivo al menos una temporada, lo que provocaría la desaparición del bichito, que solo se alimenta de maíz, "puede utilizar otra gramínea como sorgo, poroto o soja, depende de la zona en la que esté y su rinde".
Otro escenario sería calcular el factor climático, "si tenemos un invierno suave, pero con un inicio de campaña con lluvias, si el productor siembra tempranamente le va a escapar bastante, porque el insecto aún está en desarrollo".
Recomendó que en todos los casos se controlen los "maíces guachos" que son los que permiten que el insecto sobreviva durante el invierno y la primavera. Y "hacer un vacío sanitario" para asegurar que solo se siembre en los mismos meses, entre diciembre y la primera quincena de enero, "y de esa manera no se le asegura alimento a la plaga".
También se recomienda el uso de semillas certificadas "y consultar cuáles fueron los híbridos que anduvieron mejor en cada zona", debido a que hay mucha variabilidad, "los tropicales anduvieron mejor que los templados, pero varía por zona, por eso hay que preguntar bien".
En cuanto al uso de insecticidas, Socías contó que hasta hace muy pocos días, no había ningún producto fitosanitario registrado y aprobado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Y si bien ese organismo agilizó los tiempos de autorización de un insecticida para el control de la chicharrita, este sería de "alto espectro", es decir, que controla todo tipo de insectos, algo no aconsejado por el INTA, que recomienda usar productos focalizados para cuidar la fauna benéfica.
"Tenemos un montón de enemigos naturales (de la chicharrita) que ayudan a mantener el cultivo sano y con otras plagas en niveles bajos, si entrás con un producto que mata todo, por ahí se te puede disparar alguna otra plaga que estaba en bajas poblaciones", acotó la bióloga.