El próximo 7 de mayo se cumplen 27 años del corte de ruta en General Mosconi en el año 1997, al que algunos llamaron estallido social, pero que en realidad fue una pueblada.
La mayoría creíamos que este método de lucha iba a servir para salir de la crisis que estaba atravesando la zona después de las privatizaciones de las empresas del estado como YPF, Ferrocarriles y otras, afectando de una forma terrible la economía que hasta ese momento daba vida a más de 100.000 habitantes en el departamento San Martín.
En ese contexto aparecían, por primera vez, distintos actores que pretendían utilizar a la gente y al conflicto para solucionar el problema con los bancos, otros querían transformarlo en votos para sus apetencias personales, como por ejemplo, Zottos, los radicales y otros oportunistas, como dueños medios de prensa que veían la oportunidad de direccionarlo hacia el gobierno provincial para recibir plata y desacreditar la legítima propuesta.
Pero la realidad es que estos cortes de ruta sirvieron para decir basta a ese modelo liberal que dejó a la población sumida en el hambre, la miseria y la desocupación en los 90, y que fue conducido por Menem primero, y luego De la Rúa, Macri y hoy Milei.
Vale destacar que los estallidos sociales en el norte, no fueron conducidos por ningún partido político, ni mucho menos por organizaciones sindicales; fueron los vecinos autoconvocados quienes protagonizaron esos episodios en aquellos días de mayo. Los vivos que se adjudicaban la conducción, eran oportunistas sin ética ni moral; había alcahuetes que iban a Salta a ofrecerse como responsables del corte para sacar algún dinero.
Recuerdo que funcionarios, diputados y senadores estaban más preocupados por ver como ayudar a las fuerzas de seguridad (Policía y Gendarmería) a reprimir que a buscar una solución a lo que estaba aconteciendo en el norte.
Yo recuerdo que en el corte del 2000, hablé por teléfono desde la ruta pidiéndole a Juan Manuel Urtubey, que era diputado nacional, que mediara con la Nación para que no hubiera represión, me contestó que esa no era su función, que él estaba para legislar, conclusión: 5 muertos. Y también vale la pena mencionarlo, había muchos otros que se escondían y no aparecían.
Seguramente quedará grabada en la historia la pueblada sobre la ruta 34 y también se va a recordar que no se lograron grandes cambios en lo económico y social.
A Tartagal, Mosconi, Aguaray, Salvador Mazza y al resto del departamento no pudieron solucionarle ni aún hoy la crisis de la falta de trabajo, de infraestructura, salud y educación; al contrario, hoy la zona se ve profundamente afectada por la falta de atención a estos puntos que figuraban en el acta elaborada en la ruta en aquel memorable corte. Pero las causas siempre fueron y son por la falta de gestión de sus funcionarios provinciales y nacionales que privilegian a los sectores que más tienen.
La pueblada buscaba mejorar la salud, más inversión en educación, créditos blandos y la solución definitiva a la falta de agua potable, porque el dique Itiyuro está agotado y nos priva del desarrollo económico que podría lograrse a través de la manufacturación de los productos de la zona, pero no es atractiva para la radicación de empresas porque no está solucionada definitivamente la provisión del agua.
Pero sí sirvió, porque fue un ejemplo de lucha a lo largo y ancho del país con mucha dignidad, y muchos argentinos imitaron el método de cortar las rutas es hasta los días de hoy.
Muchos fuimos procesados.
Esperamos que algún día se haga justicia y los que mataron paguen por lo que hicieron.
El recuerdo por siempre a los muertos Alejandro Gómez, Orlando Justiniano, Aníbal Verón, Carlos Santillán y Oscar Barrios, que dieron sus vidas en esa lucha.
*Militante social