Ramón Tarruella es el responsable de la Editorial Mil Botellas que, entre otros títulos, mantiene vigente la obra del jujeño de nacimiento y salteño por adopción Carlos Hugo Aparicio, escritor que formó parte de una vanguardia en las letras del norte argentino, retratando la vida orillera y de los márgenes con una exquisita poética que sobresalió a sus contemporáneos e inspiró a nuevas generaciones.
Si bien su figura es conocida en el ámbito de las letras, su divulgación no es masiva, siendo un literato solapado para el público en general y sus textos, difíciles de encontrar, inclusive en su propio terruño.
En conversación con el responsable de la Editorial, y a propósito de la gran repercusión que tuvo una nota surgida hace pocas semanas en este mismo diario sobre Carlos Hugo, Salta/12 conversó con Tarruela para ahondar en la obra de Aparicio:
-¿Cómo llegás a la figura y a las letras de Carlos Hugo Aparicio?
-En primer lugar hay que decir que fue un poco gracias al trabajo previo de otros buenos editores, me refiero a básicamente a Jorge Lafforgue que fue el que de alguna manera lo descubrió y publicó. De hecho, él estuvo cuando hicimos una presentación en La Plata, en la que también estuvo presente el Teuco Castilla. Y él me contaba que una vez le habían dicho que había un cuentista en Salta que era muy bueno, Jorge siempre tuvo esa mirada muy interesante buscar autores por fuera del canon. Así es que en editorial Legasa publican Trenes Al Sur, la novela, y le publican una antología de los dos libros de cuentos. Entonces en esas comunicaciones que hay entre editores surge la idea, y aunque no nos conocíamos en ese momento, a mí me generó una confianza muy grande, y cuando lo leí me encantó, me pareció que cuadraba perfecto dentro de la editorial, así que ahí empecé a buscar contacto. Hablé con Jorge Lafforgue y él me pasó el contacto de Alejandro Arroz, Alejandro me pasó el contacto de los hijos, en ese momento Carlos Hugo vivía aunque estaba un poco mal de salud, y armamos la antología que salió originalmente en 2014 y que ahora se reeeditó.
-¿Cómo tomás la decisión de editarlo y qué sensaciones te dejó su obra cuando lo leíste por primera vez?
-Por un lado surge desde el proyecto de publicar autores por fuera del porteñismo ilustrado, estoy buscando todo el tiempo autores nuevos, aunque a veces cuesta porque no tenés acceso. De hecho, ahora estoy detrás de un autor pampeano que me gusta muchísimo, pero el problema son los derechos, no tiene herederos y es toda una complejidad. Por eso lo de Aparicio cuadraba justo, un autor que no es muy conocido, en Salta sí, por supuesto, diría que es casi un clásico. Eso es lo que yo estoy buscando, porque la verdad es que su prosa es impresionante, los cuentos de él tienen una potencia narrativa que es muy difícil de salir inmune de sus historias, porque retrata la pobreza pero no desde un lugar de la victimización o desde el lugar del paisajismo, él trabaja desde otro lugar, trabaja con la construcción de personajes con ambigüedades. Otro detalle que me parece interesante es como trabaja lo coloquial, que no es la reproducción literal del habla de los salteños, sino que trabaja hasta con ciertos gestos vanguardistas, la forma en que él corta los diálogos, la forma que los introduce, por momentos también hay cierto desplazamiento medio fantástico o extraño. Por ejemplo, en Los Bultos, o en Barrio la Aparición, que es una especie de realismo estilo Comala o Macondo, no sabés si existe o no existe, si es una imaginación de él. Tiene el mejor condimento de la literatura latinoamericana con una construcción de historias impresionantes, me parece sin duda uno de los mejores cuentistas argentinos. De hecho, el libro que hemos publicado en su momento se agotó, por eso ahora con esta nueva edición la idea es volver a tenerlo en las librerías.
-¿Qué repercusiones tuviste a lo largo de estos años cuando recomendás un libro de Aparicio? ¿Qué reacciones recibiste de lectores que no lo conocían?
- Pasaron muchas cosas, pero también me sorprendió que mucha gente lo conocía en determinados ámbitos. Por ejemplo, Juan Fernando García, que es un gran poeta de La Plata pero que está muy metido en Buenos Aires, y es fanático de Aparicio, o, por ejemplo, cuando salió la edición del libro me pidieron uno para hacer una reseña en Pagina/12, y la verdad que era raro porque es un autor muy regional, eso también me llamó la atención. Digamos que es un autor tan solapado sin duda, pero no un desconocido total. Y después sí, cuando se leyó, fue impresionante, a mucha gente le encantó; de hecho, es común que me pregunten cada tanto, "dónde se puede conseguir el libro de Aparicio", porque realmente ha quedado una excelente impresión, porque son cuentos muy originales, ese gesto vanguardista que antes comentaba con historias como Último Modelo, ese cuento donde se va desguazando el auto 0 kilómetro que ganan una quiniela en una familia que no tiene ni para comer, esa forma es retratar la pobreza que no es realismo crudo, realismo como ahora se llama hiperrealismo, que a mí particularmente quizás no me guste tanto, acá se retrata la pobreza, la absoluta miseria, pero con historias realmente muy originales que evaden un poco el lugar común, y eso es mérito puro del talento narrador de Carlos Hugo.
-¿Cómo fue el recorrido de los libros que han editado de Aparicio?
-Nosotros publicamos una antología de cuentos de los dos libros de cuentos que tiene, Sombra del fondo, y de Los Bultos en 2014. Fue un libro que tuvo muy buena repercusión, inclusive nos invitaron a presentarlo en Salta. Después el libro se agotó, se venció el contrato, y si bien somos una editorial chica, respetamos los contratos, firmamos y hacemos las cosas legalmente. Entonces estuvimos dando vueltas unos dos años con los hijos, hasta que finalmente este año todo lo que habíamos demorado se dio rapidísimo en unos meses. Celina, que es la hija de Carlos Hugo, me dijo que ya estaba el tema de los derechos, firmamos, llegamos a un acuerdo y salió nuevamente. El libro tiene un leve cambio en la tapa y le agregamos dos cuentos más, uno por cada libro, ahora son en total 12 cuentos. Pero lo bueno también es que pasaron 10 años, y una década es mucho, puede haber una nueva generación que lo lea. La idea es justamente que ahora este libro tenga otro recorrido.
La editorial Mil botellas se encuentra en la Feria del libro dentro del stand 225, denominado Camalotal, compartido con otras editoriales. Allí se pueden conseguir las obras de Aparicio que prontamente llegarán, en su nueva edición, a las librerías salteñas.