El "Flaco" Menotti fue campeón con Huracán en el '73, fue campeón mundial en el '78 y fue campeón mundial juvenil en el '79. Pero el mayor de sus títulos es el de haber generado montañas de admiración, cariño y reconocimiento entre los futbolistas que dirigió en su brillante carrera como entrenador.
El "Flaco" Menotti jugó en Rosario Central, en Racing, en Boca, en The Generals, en el Santos y terminó su carrera en el Juventus de San Pablo, pero nunca dejó de sentirse jugador. Y esa empatía con sus dirigidos iluminó su carrera como entrenador.
El Flaco Menotti marcó un antes y un después en la Selección Argentina. A.C (antes de César) todo era desorganización y confusión. Imperaba la colonizada idea de que todo lo bueno venía de afuera; que no podíamos jugarle de igual a igual a nadie; los jugadores seleccionados se conocían en los aviones o se escondían para no ser convocados. A.C Argentina en el '74 fue humillada por Holanda.
D.C (después de César), cuatro años más tarde, Argentina le ganó la final del Mundial a aquel equipo holandés que tenía casi los mismos jugadores. D.C los dirigentes entendieron la importancia de revalorizar a los futbolistas que jugaban en la Selección, y los jugadores entendieron la importancia de hacer valer su inigualable calidad técnica a la que sólo se debía agregar una buena preparación física.
El "Flaco" Menotti sabía muy bien que si existe Messi, es porque antes hubo un Maradona y antes de Maradona, un Bochini, un Angel Rojas, un Adolfo Pedernera. Lo que tal vez todavía algunos no entendieron es que si hoy existen Bielsas, Gallardos y Scalonis es porque antes él abrió todas las puertas.
El "Flaco" Menotti era fiel con los amigos, implacable con sus detractores y enemigos, hábil para declarar y polemizar, profundo para dejar mensajes en favor del juego como hecho artístico, generoso para transmitir todo lo que sabía de fútbol.
Sus libros Fútbol juego, deporte y profesión y Fútbol sin trampas (en colaboración con Angel Cappa) son testimonio de su sabiduría.
El "Flaco" Menotti era el fútbol y por eso fueron muchos los que advirtieron un detalle muy simbólico: se murió (se nos murió) un domingo, a la hora del fútbol.