La canciller Angela Merkel, fue reelegida como presidenta de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), con un 89,5 por ciento de los votos. Es su segundo peor resultado registrado hasta la fecha tras el 88,4 por ciento cosechado en 2004.

La mandataria, única candidata para este puesto y que aspira a su cuarto mandato en las próximas elecciones, de septiembre de 2017, vuelve a consagrarse como líder de la formación conservadora que dirige hace 17 años por novena vez consecutiva. Tras dos años de crisis migratoria, fracasos electorales y fuerte oposición interna, Merkel aseguró que serán las elecciones más difíciles desde la reunificación y tuvo un discurso migratorio endurecido. “Una situación como la de 2015 (cuando llegaron a Alemania 890 mil refugiados) no puede repetirse”, aseguró entre aplausos. Minutos previos a la votación, más de mil delegados partidarios se reunieron en el Congreso Federal de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Essen, en el oeste del país y escucharon a su líder. “No todos los refugiados que llegaron pueden y deben quedarse aquí”, dijo.

En los últimos meses abundaron las voces internas que criticaron la decisión de la canciller de practicar una política de puertas abiertas para los refugiados que, finalmente, llevaría a la formación conservadora a sufrir una sangría de votos en varias elecciones regionales. Merkel pronunció ayer entonces una frase determinante: “Aquí hay que mostrar la cara. El velo integral ha de estar prohibido donde sea posible”. Los delegados realizaron la mayor ovación del día. Hace sólo tres meses, Merkel defendía que el uso del burka y del niqab forma parte de la libertad religiosa, un bien consagrado en la Constitución alemana.

Para vencer las reticencias de los críticos, la dirección de la CDU elevó el tono en el documento sometido a votación. Así, una propuesta de última hora endurece las condiciones para la permanencia y facilita la deportación de solicitantes de asilo no aceptados. “El número de devoluciones va a aumentar significativamente en los próximos meses”, avisa el texto. También se alaba el cierre de la ruta de los Balcanes, una decisión en su momento muy criticada por Merkel. Y hacen un guiño a las familias al descartar categóricamente subidas de impuestos para la próxima legislatura.

El tablero político de Alemania no se separa del resto de Europa. Allí figura el partido populista de derecha y tintes xenófobos Alternativa para Alemania (AfD), que según los sondeos se convertiría en tercera fuerza política en el país y supo capitalizar el descontento del votante conservador alemán con sus críticas a la gestión de la crisis migratoria de Merkel. Ante esta avanzada, la canciller propuso una línea más dura en su política de refugiados, aunque garantizó que cada una de las solicitudes de asilo se evaluará individualmente para determinar si el solicitante tiene derecho a quedarse. “Ese es mi objetivo político tanto en Alemania como en Europa”, aseguró. Con este mensaje, además de asegurarse el respaldo en sus propias filas, la mandataria quiso también recuperar la confianza de los electores más tradicionales, que en los últimos tiempos apoyaron a AfD.

En este sentido, la mandataria defendió el acuerdo de deportación firmado con Turquía que, según dijo, sirve para que los refugiados no queden en manos de los traficantes de personas. Pero con firmeza, Merkel sostuvo que quiere frenar la migración ilegal y acabar con las causas para que nadie deba abandonar su país de origen. “Es una vergüenza que no se haya logrado poner en marcha un corredor humanitario”, recalcó y dijo que cuando una protesta contra un acuerdo de libre comercio suma más manifestantes que otra que exige un acuerdo para el suministro de víveres en Alepo, algo no va bien en el ámbito político.

De cara a sumar las voluntades de su partido y de seguir en campaña, la líder calificó ayer de impresionante el balance de sus once años al frente del gobierno y destacó que bajo su mandato se logró reducir a la mitad el número de desempleados en la primera economía europea. “Sólo en los últimos cinco años se logró crear 2,7 millones de nuevos puestos de trabajo”, subrayó la canciller al tiempo que recordó que, por primera vez, en el país la población activa supera los 43 millones de personas. “Eramos el enfermo de Europa, ahora somos el ancla de estabilidad. Esto muestra que una política inteligente puede cambiar algo las cosas”, recalcó Merkel.